| lágrimas de nube |

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    Sucedió en un extraño día de verano en que llovía. Todos se veían conmocionados y confundidos debido a que el pronóstico predijo que haría calor y que el día estaría perfecto. Nadie se espero las nubes grises ni las gotas que cayeron más tarde, aunque Len estaba preparado para todo siempre. Él de alguna forma lo esperaba.

—Maldito clima, no puedo creerlo. ¡Gumi acaba de cancelar nuestra salida al karaoke debido a la lluvia!—Se quejó su amigo, y mientras caminaba junto con Yuma y Gumo sintió como la temperatura descendía lentamente.

—¿Y ahora qué haremos? Yo realmente quería conocer a SeeU, es una omega realmente bonita y...

    Len dejó de escuchar cuando detuvo sus pasos y contempló sin aliento el clima exterior desde los ventanales del pasillo. Él realmente amaba los días lluviosos.

—¡Oi, Len!—Aturdido giro su cabeza y miro a su par de amigos—. ¿Vamos?—Cuestionó pero él negó, quería algo de tranquilidad y soledad.

—No, ustedes adelántense, yo me he olvidado algo en el salón. Nos vemos mañana—se excusó mientras sus amigos asintieron y siguieron con su camino. 

    Len, sin embargo, no sabía a dónde ir. Se quedó allí parado, sin saber que hacer. Volver a casa no era opción, no quería encontrarse a su padre y sólo faltaba media hora para que se fuera a ese absurdo viaje de negocios, por lo que esperar se veía opcional. Aunque entre el sonido de la lluvia y los pasos de sus amigos haciendo eco en el pasillo a medida que se alejaban distinguió otro sonido apenas imperceptible. Decidió seguirlo, ya que reconocía a la perfección de que se trataba. Llegó a un salón vacío y decidió entrar con cautela, la dueña de aquellos sollozos ni se percató de su presencia o aroma, lo que le sorprendió. Al parecer estaba realmente mal, su corazón se encogió un poco al verla en una esquina, con la cabeza escondida entre las piernas y con sus brazos tapándose. Ella de a poco calmo su sollozo, y él se inquietó.

—¿P-Por qué no te vas?—Con voz quebrada cuestiono, como si estuviera enojada, eso le causó gracia.

—Es un país libre, si quiero quedarme aquí lo haré—parloteó y ante sus palabras la contraria levantó su cabeza, tenía sus ojos rojos y cristalizados, las mejillas y nariz igual de rojas y sus labios levemente fruncidos. 

    Se veía bonita, pensó fugazmente él.

—¿Qué hace Len aquí?—Con acidez y burla inquirió, y por alguna razón él se sintió ofendido, ¿ella la conocía?

—¿Qué hace una niña llorona aquí?—Ella bajo la mirada y se limpió su rostro como pudo, Len la miró casi con pena, le gustaría acercarse y consolarla pero luego de sus palabras no estaba muy seguro de como reaccionaría.

—Mi novio me dejó—fue todo lo que susurró y él suspiro, algo decepcionado, una parte suya había pensado que ella era diferente.

    Al parecer se equivoco.

—Qué lástima—de manera fría expresó, ella sonrío suavemente y se levantó del suelo, limpiando su falda y mirándole de una forma menos dolida y triste.

—Lo sé—fue todo lo que murmuro antes de pasar por su lado e irse, cuando lo hizo Len pudo oler su aroma, apenas se notaba pero era delicioso. Y realmente quiso ir tras ella, pero se contuvo.

    De todas formas no era su problema.




    Después de unos días se enteró que Rin (sí, hace días busco por ella y pudo saber su nombre) lloraba por la muerte de su padre. Se sintió culpable de alguna forma, se sintió culpable por pensar que era otra tonta adolescente más que derramaba lágrimas de nubes por alguien que no le merecía, se sintió culpable por no haberla consolado únicamente por su terquedad y orgullo, y se sintió tonto por haber perdido su única oportunidad de poder saber más de ella. Rin se había trasladado de instituto, escuchó algo sobre que se iría de Tokio para siempre.

    Luego de eso Len se lamento tanto. 

    Una completa y total lástima.

cortitos - vocaloidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora