|alguien más|

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    Rin repiqueteaba su pie derecho contra el suelo mientras fingía prestar atención a lo que el profesor explicaba. Se sentía ida, no del todo allí. A su lado Miku le dio un codazo y ella observó la pequeña nota de papel que le había tirado en su pupitre. Su amiga le hizo una seña para que lo tomara y así lo hizo, lo desdobló y de forma vacía observó lo que decía. No podía creerlo, ¿acaso eso sería una mentira? Cuando el timbre sonó todos salieron y Miku se le acercó.

—¿Cómo te sientes?—Interrogo con una expresión de preocupación.

—La verdad que no me sorprende.


    Llegó a su casa cansada. Tiro su mochila en la entrada y se acostó en el sofá de la sala boca abajo, tomando un almohadón y mordiéndolo se descargo gritando y en eso también lloro. Lo odiaba, era un maldito cretino. Apenas y se le había confesado, y ella por miedo lo rechazó. ¿Para qué? Para que fuera con otra, si que era rápido. Le odiaba.

—Rin—suspirando de forma agitada se levantó y le tiro el almohadón a su mellizo que le miro consternado ante tal acción proveniente de su hermana.

—Vete—agria susurro y Len se sorprendió al verla con lágrimas escurriéndose por sus mejillas.

—¿Qué pasó?—Ella no dijo nada más, simplemente corrió a su habitación sintiéndose rota.

    Ella no lo quería por su cuerpo, pero pensarlo con alguien más tocándole y que él lo disfrutara dolía. No, no podía con aquellos sentimientos. Se hizo una bolita en su cama y lloró como si no hubiera mañana. Saber que su alma se entrelazaba con alguien más, que se estaba alejando de su lado, yéndose... No, eso no era lo que quería. Creía que su lugar era irreemplazable, creía que ella era la única y siempre sería así.


    Se miro al espejo y sonrío, se veía bien con aquel camisón rosa de seda. Desordeno su cabello un poco y suspiro, ésta sería la última vez, se dijo mientras caminaba con duda por el pasillo. ¿Consiguió a alguien que lo amara? ¿Consiguió algo qué cree necesitar? No lo sabe, eso la mata, y ella no puede darle su alma cuando la de él está entrelazada con la de alguien más. Abrió la puerta con lentitud, observándolo con el celular en mano, eso era doloroso. ¿A quién estaría mensajeando? ¿Por quién tenía esa sonrisa en los labios?

—Len—susurro y cuando éste la miro sus ojos tomaron cierto color oscuro—. ¿Podemos ésta noche?—Cuestiono mientras se acercaba. Len soltó su celular y estiro sus brazos, ella se acerco a estos y él la abrazo.

—Dime que te sucede primero—murmuro cerca de su oreja y ella se estremeció.

—No puedo decirlo, no sé como explicarlo—admitió. Len se alejó y la observo con ojos serios.

—¿Por qué llorabas esta tarde?—Inquirió bruscamente y ella se mordió su labio inferior, insegura. Sin querer hablar del tema se acercó a Len, tratando de besarle pero él lo esquivo y termino besando su mejilla, el rechazo dolía.

—Len—refunfuño alejándose, pero no mucho, los brazos de él se lo impedían.

—Rin—éste le imito de igual modo, también mosqueado.

—Sé que no me necesitas, pero si no quieres que vaya a hacerlo con alguien más entonces... ¡ah!-Jadeo levemente cuando éste le mordió el cuello.

—¿Qué te sucede? Tu no eres así—amonestó y ella inflo sus mejillas, ¿qué sabe él de ella?

—Tú no me conoces—expresó mientras apretaba sus labios cuando su mellizo le mordió en el mismo lugar y con más fuerza, como si estuviera enojado por sus palabras.

cortitos - vocaloidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora