| Papi II |

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    Len caminó hacia su cocina, siguiendo la dulce melodía que estaba siendo tarareada, ¿desde cuándo Miku cocinaba siquiera? Es más, ¿cómo se aprendió la canción de cuna qué su madre solía cantarle? Era extraño pero hacía que una sensación cálida y agradable se asentara en su pecho, con confianza entró a la cocina, observando a la persona de espaldas a él cortando algunas verduras. Len sonrío mientras la abrazaba sin pensarlo y entonces la mujer se giro y... no era Miku.

    Es Rin.


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    Len se levanta sudado y con la respiración agitada, observando el techo de su habitación algo abrumado, ¿acaba de soñar con Rin? ¿Su hija? ¿Qué demonios está mal con él? Gruñendo se sienta en su cama, suspirando mientras pone sus manos en su rostro, angustiado y algo asustado por la dirección de sus sueños. Un movimiento a su lado capta su atención y sorprendido realiza que no está completamente solo en su cama de dos plazas, sino que también tiene una intrusa. 

    Él no sabe como sentirse al respecto, así que termina sonriendo con cariño mientras su mano se acerca inevitablemente a la cabellera de la rubia que duerme profundamente a su lado. Rin tiene puesta una de sus antiguas sudaderas de color granate que tiene escrito con blanco University of Harvad en medio junto con el logo de la universidad debajo, le queda algo grande y ella se nota acurrucada y cálida. La sudadera logra traerle algunos recuerdos y él no puede evitar amargarse un poco al recordar a Miku, cuando en ocasiones iba a visitarlo a su habitación o simplemente se escapaba de clases para estar con ella e intentar distraerse. Él niega mientras arropa a Rin y sale de su cama, algo contento de no tener que dormir solo, pero sabe que Rin solo está en su cama porque habrá tenido alguna pesadilla.

    El conocimiento de eso le disgusta, odia que ella no pueda dormir bien por las noches.


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    Rin se remueve al sentir la frialdad filtrarse por sus huesos, abriendo un ojo observa que está sola, cerrando nuevamente su ojo resopla y se acurruca en dónde Len estaba durmiendo antes, respirando su aroma, era reconfortante. Decide dormitar hasta que regrese de su ducha, muy cansada para moverse de su cómodo y cálido lugar. Le gustaba dormir con Len, le traía algo de paz y tranquilidad, por más que él piense que sueña con lo sucedido con Gumo es todo lo contrario...

    Ella sueña con sus antiguos padres adoptivos, no siempre todos resultaron amables, ciertamente dos de ellos no lo eran, y la mancharon un poco en el proceso, con una especie de mancha oscura invisible, una que solo ella ve y siente, una que palpita y sigue sangrando. 

—¿Rin?—Una voz cálida susurra inseguramente, ella se remueve y abre sus ojos, parpadeando mientras observa la silueta medio borrosa de Len—. Oye, hey, ¿qué tal dormiste?—Pregunta, intentando sonar normal y no sumamente preocupado, es lindo.

    Y aquí estoy, pensando que tú puedes arreglarme, cuando se nota que estás más roto que yo.

—Bien, lamento haberme colado en tu cama de noche... —susurra mientras se ve interrumpida por un bostezo, Len suaviza su mirada mientras le sonríe y le otorga un beso en su sien.

—Está bien, sabes que no tengo problema con eso, y que yo fui quien lo propuso.

—Mmm...—tararea con cansancio.

—Si quieres puedes seguir durmiendo, yo me prepararé y quedarás con Roxane, ¿quieres desayunar ahora o después?

—Después—pide en un murmullo, pudiendo apenas mantener sus ojos abiertos.

cortitos - vocaloidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora