Él pudo sentir como su respiración se detuvo cuando la vio.
De hecho, sintió que todo el mundo pareció detenerse, volviéndose lento e irreal. El paisaje que los rodeaba pareció desenfocarse y difuminarse... Ella era lo único que parecía tener vida en todo aquél caos, luciendo tan dolorosamente brillante y eclipsante.
Por alguna extraña razón, mientras él la contemplaba, ni siquiera se dio cuenta que había comenzado a llorar.
.
Len se sentía inseguro, sin embargo, él siempre se había sentido así. Era extraño, siempre le resultó extraño que para ser un alfa se sintiera así. Tan inseguro y desconfiado, como si el mundo que lo rodeaba fuese su letal enemigo. Su madre solía bromear con que estaba enfermo, siempre sonriendo mientras susurraba.
"Están enfermo, Lenny", diría para luego reír escandalosamente.
La detestaba.
Y eso no era bueno. No era bien visto que alfas odiasen a omegas, porque eso era extraño, y Len tenía suficiente extrañeza con la forma en que se sentía y con la desconfianza de su entorno para sumar a su madre a la ecuación. Por lo cuál, decidió ignorarlo. Decidió ignorar todo lo que sentía y enterrarlo. Era mejor para él ser frío, no demostrar que sentía y lucir como si estuviera entumecido.
—¿Len?
Ante el llamado de su nombre él parpadea lentamente, sintiéndose extraño. Cuando sale de su trance nota la sangre en sus manos, una sensación resbaladiza y desagradable.
—Q-Qué... ¡¿Qué has hecho?!
.
Él abre sus ojos.
Se encuentra en su habitación, sumido en penumbras y con el único sonido de su respiración como compañía. Se sienta en su cama mientras retuerce las sábanas en sus manos, sintiéndose confundido y sumamente agitado. Con dificultad traga saliva y luego... luego percibe el aroma. Luego nota presencia de su madre también.
—Estás enfermo, Len—ella susurra de forma neutral, logrando que él de un sobresalto y se gire a contemplarla.
Se encuentra sentada en el sillón morado que da contra la ventana, luciendo cansada y ojerosa. Len frunce su ceño cuando nota la tableta de pastillas en su mano y el vaso con agua en su mesa de noche que se encuentra a un costado de su cama.
—¿Mamá? Q-Qué crees...—empieza pero niega, sintiéndose exhausto y aún como si estuviera en un sueño—. ¿Qué estás haciendo aquí?
—Ten, seguramente has olvidado tu medicación—dice a cambio mientras coloca la tableta con pastillas al lado del vaso de agua y se levanta, caminando lentamente hacia la puerta y logrando que su camisón negro parezca perderse en la oscuridad de su habitación.
—Mamá—llama y ella se gira, luciendo cansada pero también fastidiada, lo cuál lo hace dudar—.Soñé...—comienza pero cuando nota como ella abre ligeramente sus ojos, apestando a miedo se detiene—. Soñé con Edgar nuevamente, ¿recuerdas? El perro que solíamos tener—miente fácilmente mientras su madre parece recomponerse.
—Ah, sí—suavemente dice mientras observa la pared en vez de a su hijo—, el travieso Edgar—murmura antes de irse.
Soñé con ella nuevamente, Len completa en su mente mientras observa la tableta con pastillas y sonríe tristemente. Ellos nunca tuvieron un perro llamado Edgar.
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cortitos - vocaloid
RandomTal vez hay un universo allá afuera, sucediendo ahora, donde terminamos juntos. Tal vez hay un universo donde soy la persona adecuada para ti. Donde adoro cada cosa agradable que hiciste por mí sin comenzar a resentirte. Un universo donde realmente...