| dulce |

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—Uno no puede estar sin el otro, ¿verdad?



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    Al comienzo, luego de transferirse de instituto, realmente no le dio mucho significado a aquellas palabras. Él no era de pensar demasiado las cosas, todo era blanco o negro, un camino u otro. Se definía así mismo como alguien simple y básico, pero no por eso era superficial, no, a él simplemente no le gusta mostrarse tal como es fácilmente, le costaba abrirse frente a personas que recién conocía... siempre fue así.

    De alguna forma, eso no es un obstáculo para crear vínculos y amistades, gracias a su atractiva apariencia todo el mundo quiere ser su amigo, es extraño eso, que por ser lindo los demás se acerquen a él. A veces, lo aborrecía, pero, ¿qué podía hacer al respecto? Ese era el mundo en que vivían ahora, uno frívolo y malicioso, lleno de comentarios huecos y charlas aburridas, y con el paso del tiempo ni siquiera se dio cuenta de la forma en que se acostumbró a ello.

—...ey, ¡hey!—Alguien exclama cerca de su oído, él se estremece mientras se sobresalta en su asiento y abre sus ojos abruptamente, encontrándose con un puchero y un ceño fruncido—. ¿Es qué acaso estás en las nubes?—Se queja con evidente hastío, mientras se cruza de brazos y enarca una ceja antes de alejarse de su rostro, él traga levemente mientras se endereza en su silla, algo somnoliento aún.

—Perdona, realmente necesitaba una siesta—se excusa con torpeza para luego sonreírle de forma adorable, como siempre, Neru se derrite al acto.

—Está bien, te perdono solo por ser tú—con mejillas sonrojadas balbucea mientras evita mirarle a los ojos.

—Gracias, su alteza—se burla a cambio para ver como la rubia se enfada por el apodo antes de salir del salón echando humo, él se ríe suavemente antes de levantarse de su escritorio y estirarse un poco, a juzgar por el clima es probable que llueva.

     Bostezando e ignorando el pequeño grupo de omegas en una esquina que susurran sobre él y lo guapo que es sale del salón, caminando por el pasillo mientras olfatea el aire. Estar en ese salón en el que también había alfas lo había comenzado a marear un poco, estar en un instituto mixto era algo nuevo para él y le costaba acostumbrarse a los aromas dulces y suaves de las omegas, en su antiguo instituto solo había alfas y era algo tedioso estar peleando o gruñendo todo el tiempo.

     Ahora al menos siente que puede respirar con tranquilidad.

     Encontrándose tan absorto en su mundo apenas nota a la pequeña omega que choca contra él, abrumado retrocede unos pasos para disculparse pero entonces... oh, entonces la huele, y es algo magnífico.

—¡Lo siento! No estaba prestando atención a mi camino porque tuve la grandiosa idea de hablar por mi celular mientras cargaba los libros y ugh, con lo torpe que soy me sorprende no haberme tropezado con mis propios pies como hace cinco minutos—la omega comienza a parlotear mientras se agacha rápidamente y apila sus libros nuevamente, ella es pequeña y delgada, y su cabello rubio es precioso, parece oro, saliendo de su estupor tose un poco antes de agacharse frente a ella e intentar darle su mejor sonrisa alfa, de seguro cae rendida a sus pies.

    Como todas...

—No te preocupes, fue en parte mi culpa también—suavemente asegura mientras observa a la chica apilar sus libros de forma concentrada, sin siquiera mirarlo, lo desconcierta un poco en cierta forma—. ¿Podría saber tu nombre?—Pregunta, necesitando encontrarse con los ojos de la contraria, y entonces, cuando ella alza su mirada azulina y parece estudiarlo se queda sin habla porque, bueno... ella es preciosa.

cortitos - vocaloidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora