|duelo|

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    Kaito tensa su mandíbula, sintiendo el sabor de la sangre en su lengua, degustandolo. A medida que recupera la conciencia observa que está extendido hacia el techo. Unas frías cadenas pesadas envuelven dolorosamente ambas de sus muñecas extendidas hacia arriba y la punta de sus pies apenas tocan el suelo. Todo su cuerpo duele, debido a la incomoda posición en la cuál se encuentra. ¿Cuántas horas estuvo inconsciente?

    La habitación en dónde está luce descuidada y polvorienta, con las paredes pintadas de un gris y una luz blanca que deja todo soso y monótono. Además, algo huele terrible allí, como a putrefacción. Unos quejidos llaman su atención y entonces nota no es el único allí presente. Al igual que él, extendidos contra el techo hay dos personas más. Uno a cada lado suyo.

—¿Saben quién nos ha secuestrado?—Kaito cuestiona torpemente, sintiendo su garganta seca y sus facciones del rostro doler.

    Ninguno de los presentes responde. El sujeto que se encuentra a su izquierda luce ausente, mirando hacia el suelo de forma vacía, resignada. El sujeto a su derecha solo tiembla y parece rezar entre susurros. Kaito suspira, negando mientras frunce su nariz al oler el sudor y la sangre inundar el ambiente.

    Decide intentar recordar que había sucedido, antes de todo ésto, antes de encontrarse adolorido y herido, luciendo como una especie de rehén. Cierra sus ojos y piensa, visualizando a Miku y a los demás, su pequeño grupo en el fin del mundo. Frunce su ceño mientras recuerda que estaban buscando comida y agua entre las ruinas de un viejo edificio que solía ser un hospital. Luego de una búsqueda fructífera dónde encontraron latas de comida en un buen estado de conserva y unas botellas de agua planearon regresar a su base pero en el camino se encontraron con otro grupo que bloqueo su regreso.

    Unos ruidos provenientes fuera de la habitación llama su atención y abre sus ojos, alerta. Cuando la puerta es abierta se sorprende al ver a Gakupo, vestido todo de negro y luciendo indiferente.

—¿Gakupo? ¿Realmente eres tú?—Cuestiona, sorprendido al ver a su antiguo amigo al cuál creyó muerto.

—Es bueno verte—simplemente dice mientras parece inspeccionar la habitación y los otros rehenes restantes, luciendo aburrido y algo hastiado.

—¿Q-Qué? ¿De qué hablas? ¡Suéltame! ¡Liberame en éste mismo instante!—Vocifera entre gritos pero el contrario apenas y se inmuta ante sus alaridos.

—No vine a liberarte, ¿eres idiota? Solo verificaba que todavía estuvieran en una pieza, todos ustedes son valiosos para él—explica mientras se acerca nuevamente a la puerta, dando por finalizado su inspección.

—¿Para quién? No me digas que...—se detiene, sintiendo sus dientes castañetear debido al miedo.

   Gakupo se gira antes de salir, mirándolo con burla.

—Sí, ¿crees qué lo dejaría ir tan fácilmente? Te ha estado buscando desde hace años, moviendo cielo y tierra solamente por ti—comparte.

—Gakupo, por favor, tienes que soltarme sino él... me matará.

—Lo sé, pero tú mismo te has puesto en esa situación, lo lamento—dice aunque su rostro no luce como si lo lamentara.

    Ni bien termina de hablar se aleja pero ni siquiera cierra la puerta, sino que la deja abierta de par en par mientras camina por el extenso pasillo blanco fuera de la habitación.

—¡Gakupo, regresa! ¡Me matará! 

    Kaito se detiene luego de un tiempo de haber estado gritando, sintiendo su cuerpo temblar y el miedo infundirse como fiebre en su sistema. Sin aliento observa el interminable pasillo que se encuentra fuera de la habitación. Siente a su piel erizarse y a su nuca sudar frío. El pasillo tiene algunas luces que parpadean lo cuál solo le deja un aire más tétrico al lugar, suficiente para hacer que Kaito trace maneras de intentar escaparse, huir y con algo de suerte quizás vivir unos años más.

cortitos - vocaloidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora