|espíritu aloha|

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     Se encontraba sentada en una playa a las dos de la madrugada. No podía ser el mejor escenario para una colegiala como yo. Aunque por alguna razón no me importa, y eso comienza a asustarme porque...

    Muchas cosas están comenzando a no importarme.

    Aunque estemos en vacaciones de verano la brisa del mar es algo fresca, tanto que cala hondo en mis huesos y endurece mis facciones, logrando que casi saboree la sal en mi lengua. Exhalo un poco de aire e inspiro hondamente. El aire es simplemente dulce, me pregunto porqué. Mi celular vibra en el bolsillo de mi short y lo ignoro, ha estado así en todo lo que he estado aquí, y sé que no son mis padres porque ni siquiera están en casa. ¿No es eso genial? Puedo hacer lo que quiera. Eso fue lo que pensé al principio pero con el paso de los días se volvió tedioso, irritante y aburrido. Al igual que las vacaciones, aunque es mi culpa el sentirme de ésta forma tan lamentable, ¿estoy deprimida o algo parecido? Puede que triste, esta incomodidad en mi pecho... Me pregunto a que se debe. Aunque no quiero sentirme de ésta forma, no quiero pasarme mis noches pensando en mi futuro y sobre la vida, no quiero dormir de día y tener unas ojeras feas en mi rostro. No quiero ser yo. 

    Ah, cálidos sentimientos o fríos sentimientos, ni siquiera sé cual es la diferencia. Ni siquiera sé que hago aquí, contemplando las suaves olas y escuchando al oleaje como si indeseado acompañante, ¿qué tan patética puedo llegar a ser? Estoy cayendo demasiado rápido, demasiado bajo.

    Abrazo mis piernas y las atraigo a mi pecho, escondiendo mi cabeza entre mis rodillas. Tengo frío, y un poco de hambre, también me siento algo vacía. ¿Qué sentido tiene todo? ¿Por qué lentamente comienzo a alejarme de todos? Yo siempre encajo bien de todas formas, podría hacer más amigos, tal vez eso es lo que necesite. Aunque, ¿qué significa la palabra amistad? No la entiendo, la mitad de mis amigos son conocidos de hace meses, ni siquiera años. Y a la mayoría de ellos no puedo contarles mucho porque en lo que a mi concierne no hay suficiente confianza aún. Al menos es lo que siento de mi parte, ¿siquiera ellos me consideran cómo una amiga? ¿Qué piensan de mí? ¿Por qué me importa? Fastidiada libero algunas lágrimas, sintiéndome extrañamente perdida, patética y rendida. No me gusta sentirme así, como resignada pero frustrada, impotente debido a las cosas que no puedo cambiar (las cuáles son tantas). Me siento fuera de mi, no del todo presente. Mi celular vuelve a vibrar y enojada y triste lo tomo, observó el nombre en la pantalla y respondo.

¡¿Dónde demonios estás?!—Cierro mis ojos y dejo que la brisa eleve mis cabellos.

—Hola a ti también, ¿qué quieres?—Algo escéptica hablo, sin responder su pregunta.

Ya te lo he dicho, ¿dónde estás? No es bueno que estés sola a éstas horas—sonando preocupado dice, sonrío levemente, ¿por qué siquiera se preocupa? ¿Será amor?

—Si te lo digo, ¿vendrías?—Cuestiono insegura, pero él no tarda en responder, al igual que yo no tardo en revelar mi ubicación.

    En menos de quince minutos se encuentra corriendo hacia mí, aunque se detiene a la mitad y se queda algo alejado. Observándome, analizándome con aquellos ojos azules tan frívolos.

—¿Estuviste llorando?—Cuestiona y me encojo de hombros, haciéndome la tonta.

—¿Cómo llegaste tan rápido?—Pregunto curiosa, él se sienta a mi lado, aunque poniendo algo de distancia entre nuestros cuerpos.

—Tomé prestado la bicicleta de Mikuo—explica y yo asiento, algo sorprendida mientras mis manos juegan con la fresca arena.

—Dime, ¿por qué hiciste todo aquello solamente para venir aquí?—Él no me mira, él en verdad está admirando el paisaje que tiene en frente, mientras que yo lo he estado ignorando.

cortitos - vocaloidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora