| pérdida ii |

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    Ella nació cuando yo tenía cinco años, por lo que solo recuerdo sostenerla con ayuda de mi padre cuando era un pequeño bebé frágil y delicado. Y aún si yo era pequeño, y aún si mis brazos no eran tan largos ni mucho menos fuertes, ella era incluso más pequeña que yo, y liviana, tan liviana que no parecía pesar ni un gramo.

   Supuse que tenía que ver algo relacionado con que era sietemesina.

—Ella es tu hermana, cariño, se llama Rilianne—me dijo mamá con el rostro algo pálido y cansado, sudoroso debido a las horas del parto.

    Yo asentí, aunque en realidad apenas la estaba escuchando, porque me encontraba más concentrado en el pequeño bebé entre mis brazos. Mi mirada estaba pegada en el rostro tranquilo y durmiente de mi hermana Rilianne.

    Es mía, es para ; pienso maravillado.


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    Los veranos eran largos y calientes, muy calientes, hasta el punto de ser opresivos. Aunque para mis ocho años lo único que me interesaba eran las limonadas dulces hechas por mamá y la caza de luciérnagas durante la noche. Rilianne era ruidosa y parloteaba hasta por los codos para tener apenas tres años, siendo energética y traviesa, además de aventurera.

    Mamá dijo que lo heredó de papá. Yo pienso que es innato, toda ella.

—Mira, Len, ¿qué te parece éste nuevo libro para colorear?—Pregunta sonriente, con su cabello rubio atado en un moño y sus ojos azules brillantes, yo observo los dibujos de las Tortugas Ninjas y hago una mueca.

—No me gusta—digo mientras ella parpadea confundida, mirando el libro para luego mirarme a mí.

—Pero... tiene tu dibujo favorito—murmura mientras señala a las Tortugas en la portada del libro, yo me encojo de hombros.

—Ahora me gustan los Power Rangers, mamá—explico y ella asiente, suspirando y mirando el libro de forma pensativa.

—Oh, bueno, supongo que Rin lo disfrutará.

—Sí, dáselo a ella mejor, le gusta pintar—cuento sonriente.

    Los veranos eran largos y calientes, siempre me hacía sudar aún si solo me divertía en el patio con mis figuras de acción. Los veranos eran agobiantes y tristes.

    En especial cuando papá regresaba de su trabajo en el puerto marítimo.


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    Era verano, y en Mobile-Alabama siempre era caluroso y sofocante. Una noche de verano, mientras miraba Scooby Doo por la televisión de la sala fue cuando papá llegó a la casa, borracho y con un aroma horrible a cigarrillos.

—Cornelius, ¿qué pasó? Te he estado llamándote desde...

—Cállate—medio exclamó de forma molesta antes de tropezar y caer sentado en el sofá, yo entrecerré mis ojos, molesto con él por hablarle así a mamá.

—Len, ven con Rin aquí, conmigo—mamá me dijo de forma asustada, mirándome con ojos saltones y preocupados, confundido tomé a Rin de la mano, quien se estaba durmiendo a mi lado. Lentamente nos levantamos de la alfombra dónde nos encontrábamos sentados frente a la televisión.

—¿Len?—Susurró Rin mientras se frotaba sus ojos, yo sonreí, mirando algunos mechones de su cabello rubio cubriendo su rostro.

—Sí, soy yo, vamos a dormir—dije suavemente mientras que ella asintió, parpadeando de forma pesada.

cortitos - vocaloidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora