5- Zem.

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— ¿Quién eres?

— Claro, perdona, soy Zevulum Duncan Anwar. Prefiero que me digas Zem.

— ¿Zevulum Duncan Anwar?

— Algo así como el guerrero líder oscuro, la verdad no sé.

— Ok... soy...

— Sussan Nelie Genech. ¿Me equivoco?

— No.

— Desconfiada como siempre.

— Tú.... ¿Tú eres Él?

— ¿Él?

— Ya sabes el tipo entre sombras y todo eso....

— ¡Oh! Eso... No, ese es otra persona... después lo conocerás.

— Ok... Tory... ella fue tan buena y murió...

— Lo sé y lamento eso, ella pretendía llevarte con Meikel Stephen, el "príncipe". Lamento que vivieras eso pero nos tenemos que ir, enviaran a más de ellos.

— ¿Cómo sé que puedo confiar en ti?

— Porque sé que odias los días fríos, no te gusta usar ropa colorida pero te gusta cuando las personas saben combinar los colores de su ropa; coleccionas rocas de diferentes formas, las pintas y después decoras cajas repletas de fotografías; amas leer pero lo que más disfrutas es imaginar historias en tu mente y sin duda no tienes un postre favorito ya que depende de tu estado de ánimo.

Me quede helada, nadie, y sí, me refiero a "nadie" en el mundo entero sabe una de esas cosas. Su rostro era tranquilo, con... ¿ternura?

— ¿Cómo?... ¡Eso no cuenta!

— Entonces tendré que decir que soy la persona más confiable que tendrás ya que daría mi vida por ti.

— ¿Eh?

— ¿Podemos irnos? Me pone nervioso estar aquí.

— ¿Eres un ángel o un elfo? —Sonrió ampliamente.

— Cariño, seré lo que quieras, pero no aquí.

Decidí tomar su mano y que sentía que mis piernas comenzaban a fallarme; corrimos un largo tramo, definitivamente me dolerían las piernas mañana.

Llegamos a la ciudad, la gente se refugiaba ya que la lluvia comenzaba, él señalo un edificio abandonado.

— No vamos a subir, ¿verdad?

— Así es, tenemos que llegar a la parte más alta. Justo en esa antena.

— ¡Demonios!

— Serian útiles, pero no todos están de nuestro lado, son bastante traicioneros. Pero no, opto por lo tranquilo, magia elemental.

— ¿Magia elemental?

Algunos movimientos y una especie de tornado de fuego, agua y tierra se formó.

— Vamos.

Tome su mano, dimos un paso justo en medio, un viento nos rodeó haciéndonos subir; sin mayor problema llegamos. Un par de relámpagos adornaron el cielo.

— Perfecto, así no podrán notar nada. Los humanos seguramente inventaran algo sobre "extraterrestres".

— Muy gracioso.

— ¿Estás bien?

— Aun respiro.

— Me conformo.

Dibujo letras que no entendí en una roca, después la dejo caer del edificio.

— No vamos a saltar... —deje la oración en el aire cuando sonrió.

— Es un portal, brincaras y llegaremos a un lugar seguro.

— ¿Lugar seguro?

— Dromen, —me abrazo estando en la orilla del edificio— realmente te extrañaba.

Brincamos, evite reír de nervios; me abrace más a él, un viento frio y un mareo me invadieron. De pronto todo se detuvo y abrí los ojos, genial, nuevamente encima de Zem.

— Creo que te estas encariñando con estas situaciones.

— Claro que no. —me puse de pie tambaleándome.

— Tranquila, déjame ayudarte, es el efecto del portal —sin responder me tomo en brazos.

Un lugar con luz brillante, como si un foco alumbrara todo; a pesar de estar rocoso había una cascada enorme al fondo, pocos árboles, básicamente todo era roca, de diferentes tonalidades, incluso las chozas estaban creadas de roca, me recordó a un "Pedro Pica Piedra" moderno.

— Le falta color. Pero estamos en crisis.

— Es... diferente.

Una enorme roca creaba un castillo con grandes picos y torres, las puertas se abrieron, todo estaba básicamente constituido por roca gris. Subimos unas escaleras y entramos a una habitación, iluminada por velas, me recostó en la cama.

— ¿Te sientes mejor?

— Un poco confundida.

— Tienes muchas preguntas. Lo sé. Pero antes de correr, tienes que caminar. Toma una ducha y descansa, mañana a primera hora una valquiria vendrá para ayudarte con lo que necesites. ¿Está bien?

— Si.

— Te veo mañana.

— Zem...

— ¿Si?

— Gracias —sonrió amablemente.

— Gracias a ti por regresar.

Dormí bastante, mi cuerpo dolía un poco, seguramente mañana no podría levantarme, me duche y tome la ropa que estaba lista en el mueble, negro y color vino, perfecto, sujete mi cabello en una trenza.

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3-La historia que no fue contadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora