21- Baile de invierno.

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Faltaban escasas dos horas, acomode mi cabello en un moño alto y simple pero elegante, me puse el vestido y me sorprendí al ver mi reflejo, es sin duda, el mejor vestido que he visto en mi vida. No daba crédito a lo que ocurría, parecía tan irreal.

Baje las escaleras con cuidado, zapatillas negras brillantes se asomaban a cada paso que daba, me encontré con Zem y Anthony esperándome, usaban un traje negro con camisa blanco perla, mis piernas temblaron al ver así a los chicos más guapos que habían visto mis ojos en toda la vida.

— Hermosa —dijo Anthony.

— Perfecta —concluyo Zem.

— Se ven realmente bien. —Añadí.

— Hace juego con tu vestido.

— Encontré esto, supongo que a la dueña de la casa no le será difícil remplazarlo.

Mostro una cámara digital. Nos tomamos muchas fotos; finalmente cuando salimos, decidí no preguntar como consiguieron el vehículo, un Saturn Sky convertible color negro, supuse que fue idea de Anthony.

— ¿Sabes que el baile es para estudiantes de preparatoria?

— ¿Eso impide que llegues con estilo?

— No.

Sonreía de oreja a oreja, no recordaba el último día que sentí tanta felicidad y adrenalina.

Me senté atrás para tener espacio, Anthony condujo; fue un milagro que mi cabello se quedara en su lugar. El baile era en una hacienda, las luces iluminaban y los autos aparcaban, veía a varios compañeros, cuando llegamos con el valet parking, Zem me ayudo a bajar.

— Hora de la gran entrada. Tienes un hermoso y brillante vestido, dos acompañantes bastante guapos y el momento perfecto, todos están adentro.

Asentí, caminamos y subimos unas cuantas escaleras, las enormes puertas de madera estaban abiertas de par en par, la música resonaba y los cuchicheos eran interminables. Pase saliva, tome el brazo de Anthony a mi izquierda y Zem a la derecha, entramos.

Como si la música hubiese parado todos guardaron silencio, cientos de miradas, muchas conocidas, sonreí, era inevitable, Zem sugirió una mesa al fondo, tendríamos que cruzar todo el lugar, escuchaba a las chicas hablar de lo guapos que eran mis acompañantes, el hermoso vestido e incluso dudar si se trataba realmente de mí.

Finalmente llegamos, tome asiento con mis piernas temblando por la emoción. La música siguió, los cuchicheos se intensificaron y mi corazón estaba a punto de desbocarse.

— ¿Sussan?

La reconocí, Brenda, su cabello castaño claro caía en suaves ondas sobre su vestido rosa pastel de tul y encaje.

— Hola Brenda.

— Sabía que eras tú, ¿Qué ocurrió? ¡Decían que te mudarías!

— Así es, me voy la siguiente semana, no quería perderme el baile.

— Ya veo, pero ¡qué entrada!

— Gracias. Ellos son Zem y Anthony, mis amigos.

— Eh, hola, un gusto, soy Bren, bueno Brenda. Soy amiga de Sussan.

— Un gusto —contestaron ambos.

— Bueno, estaré por ahí, me dio gusto verte.

— Igual.

Brenda salió corriendo a contarles la noticia a los demás, el tema era "Vals del siglo XVIII". Helena, la chica más popular se acercó meneando sus caderas notablemente, usaba un vestido blanco muy ceñido al cuerpo, temía que su strapless fallara o que la tela no fuera suficiente en la parte inferior. Me incomode un poco, jamás me creí superior a ella o con alguna oportunidad con ella alrededor, posiblemente Zem o Anthony la encontrarían linda, como todos los chicos.

3-La historia que no fue contadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora