42- Grifo del Sol.

404 49 2
                                    

Habíamos planeado diferentes formas de huir, pero el tal Zadik tenía todo previsto. La herida en la pierna de Zem comenzaba a infectarse, eso me preocupaba pero él con una tierna sonrisa decía: "Todo está bien".

— ¿Cuántos días llevamos aquí?

— No lo sé Suss, pero tranquila, todo estará bien.

— No estará bien Zem, ¿no lo ves? ¡Pasan más y más días, tu herida se está infectando!

Intento tomar mi mano pero la retire, estaba molesta y desesperada, sabía que no era culpa de Zem, pero odiaba ver como se esforzaba en protegerme, pero no dejaba que yo lo protegiera, no estamos en el siglo en que se inventó la luz...

Deje caer mi mano sobre mi regazo, entonces vi ese pequeño tatuaje, "un grifo del sol es un gran compañero, llámalo si lo necesitas".

— Te necesito, grifo del sol. —Susurre, note una rejilla en la parte de arriba tocando casi el techo, por la oscuridad no había logrado verlo. Una luz bastante notable sobre salía.

— ¿Qué rayos?

— ¿Funciono?

— ¡¿Qué?!

— Necesito llegar a eso. —Comencé a buscar alguna forma, era bastante alto y no podría hacer magia para subir.

— ¿Sussan?

— Es un grifo, es un grifo del sol.

— Por el cosmos. —Su cara palideció, fue como si le hubiese dicho algo totalmente descabellado.

— ¿Qué?

— Esos seres, esos son solamente... son una leyenda. ¿De qué hablas Suss?

— ¿Ves este tatuaje? —Asintió—, bien fue un regalo de mi madre, mi madre biológica, ella dijo que con esto podría llamar a un grifo del sol.

— Si eso es verdad, él podría disminuir de tamaño, podría bajar. Tendrías que pedírselo, únicamente obedece a los hijos del sol.

— ¿Puedes venir? ¿Hacerte pequeño?

Un viento cálido inundo la habitación, Zem me cubrió con su cuerpo cuando una pequeña ráfaga de fuego entro. Del tamaño de un perro chihuahua, un grifo, como los que había visto en películas pero con pelaje ondeante, como si realmente estuviera en llamas, un pico dorado y metálico. Di un paso frente a Zem, el grifo hizo una reverencia abriendo sus enormes alas flameantes.

— Estamos en aprietos, necesito que nos ayudes, ¿puedes sacarnos? —El grifo pestaño dos veces y me sentí tonta por hablarle a un pájaro que se incendiaba; pero entonces el grifo negó.

— Razen a sus órdenes princesa del sol. No poseo mi fuerza total en este planeta, me temo, no poder ser de utilidad.

— ¿Puedes buscar a alguien? ¿Ir por ayuda?

— Usted ordena majestad.

— Ahiry y Anthony, en Dromen, no permitas que alguien te vea. ¿Entiendes? —Asintió—, ve y diles en donde estamos, que estamos en problemas, di que Zadik nos tiene rehenes.

— ¿Sussan?

— Estoy dándole explicaciones de... —Me detuve al ver su rostro.

— Sussan, no has hablado, solamente te quedaste observándolo.

— Mi princesa, los grifos del sol tenemos una conexión con la realeza, me comunico con usted mentalmente. Así que no se preocupe, llegare a sus amigos y daré su información.

— ¿Podrías darme alguna arma? ¿Algo para defendernos? — El grifo jaló una de sus garras de forma grotesca con su metálico pico y lo depositó en mi mano.

— Es más efectivo que cualquier metal. Majestad, me retiro. —Ambos inclinamos la cabeza y regreso por aquella pequeña rejilla.

— ¿Qué fue todo eso?

— Lo envié por ayuda Zem, va por Ahiry y Anthony.

— ¿Será confiable?

— Es la mejor opción.

— Ven aquí. —Me acurruque en su costado, seguía preocupada por su herida, esperaba que el mensaje llegara a tiempo.

Un día más pasó, Zem había tenido un poco de fiebre en la noche, eso sin duda era un indicio de infección en su herida. No podíamos esperar más, teníamos que salir, así que cuando el sujeto viniera a alimentarnos, lo atacaría con la garra de grifo, podríamos salir en silencio, tardarían un poco en notar que el sujeto no llegaba y para cuando llegaran a la celda, nosotros estaríamos en la entrada; tenemos una mano libre y ambos sabemos luchar entonces, teníamos una probabilidad.

Escuche los pasos pesados del sujeto y sentí la adrenalina acumularse en mi cuerpo, pegue mi espalda a la pared y sujete fuertemente la garra. La puerta se abrió con el crujido usual, tres pasos, me incorpore en un brinco rodeando al sujeto y haciendo unas largas y profundas heridas en la parte trasera de sus rodillas para finalmente enterrarlo en su costado.

— ¡¿Pero qué rayos?! —Exclamo Zem mientras el sujeto caía con gesto de dolor y salpicando de sangre el suelo.

— El tiempo se acabó, tenemos que salir ahora.

************

No puedo creer que estemos a dos capítulos de terminar :O

**********

3-La historia que no fue contadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora