—Ésto no quedará así, malditos Ángelus.
Antes de que las pocas fuerzas que me quedaban me llevaran de vuelta al suelo, pude ver a Fortis corriendo desesperado hasta mi. Estaba segura de que ese día jamás se borraría de mi mente.
Después del incidente con Vindi, los planes de viajar se habían adelantado. Se reunieron en la biblioteca todos los miembros de la Torre para aprobar que debíamos viajar cuánto antes, incluyendo a otros que vinieron desde otros lugares. Aquel día, mi nuevo hogar, rebosaba de actividad. Había gente por todos los lados, corriendo de aquí para allá y haciendo los preparativos para nuestra marcha.
Por más que me doliera reconocerlo, la Torre de Praesidium, ya no era un lugar seguro. Jamás nadie había conseguido traspasar sus puertas sin permiso de Amaris o de algún Ángelus. Pero Vindi lo había conseguido y no podíamos esperar a que volviera a hacerlo. Por otro lado, que el Daemon se presentara como si fuera Fortis, había despertado muchas dudas en todos, se suponía que eso sólo era una característica de los Petitmal, pero Vindi era un Daemon.
Las dudas y las incógnitas se podían palpar en el ambiente, cuánto más tiempo pasaba, más cosas sin explicación aparecían. El viaje sería al día siguiente y debía prepararme para estudiar y aprender todo lo necesario, así que me dirigía a la biblioteca en busca de libros para llevarme conmigo, cuando alguien me detuvo al final de la escalera.
Se trataba de un joven poco mayor que yo. Muy alto, con el pelo y los ojos oscuros, sus facciones eran angulosas y sus labios carnosos. No podía negar que me resultaba atractivo y a eso, había que sumarle las sensaciones que transmitía. Tranquilidad, sinceridad, picardía...
—Hola, tú debes de ser Lucy —dijo con una amplia sonrisa.
—La misma, ¿tu nombre es...? — El joven me miró alzando las cejas.
—Tienes razón, disculpa. Debí de presentarme, mi nombre es Sapien y he venido de las tierras del norte. Es un placer conocerte en persona —pronunció con amabilidad.
—Encantada entonces, Sapien. Apuesto a que has oído hablar de mí —dije devolviéndole la sonrisa. A lo que él me respondió con un asentimiento.
—Si, pero es más agradable verte en persona. — Alzó las cejas de nuevo.
—Bueno, ha sido un placer conocerte. Si me disculpas, tengo que irme. Ya sabes... Un viaje pendiente. — Utilicé mis dedos en el aire para imitar la forma de las comillas, algo que causó gracia a mi nuevo conocido.
—Si, perdona. No te quiero entretener, ya nos veremos. Hasta luego —dijo mientras se alejaba y sacudía su mano. Me había caído bien aquel muchacho, tanta gente nueva y era el único que se había presentado.
Después de coger un único libro (mi favorito), fui en busca de mi amigo, el que ya me había salvado la vida varias veces. Desde aquella noche, sólo le había visto de pasada y apenas habíamos tenido tiempo de hablar. Lo encontré en su habitación, sentado en su cama y rodeado de sus pocas cosas.
— ¿Puedo pasar? —pregunté mientras sonreía. Él Ángelus me devolvió la sonrisa de inmediato.
—Eso ni se pregunta, pasa y siéntate, si encuentras dónde —dijo mirando a su alrededor y haciendo una mueca, ambos nos reímos de su broma.
—Quería darte las gracias por lo que hiciste la otra noche, no había tenido oportunidad. — Su sonrisa se intensificó.
—No tienes nada que agradecer, tuve suerte de llegar a tiempo. Faltó muy poco, Lucy. — La expresión de alegría desapareció de su rostro.
—Bueno, pero no ha pasado nada. No te enfades, por favor. Lo siento, debí darme cuenta antes y alertar a los demás en cuanto noté que no eras tú —aseguré con tristeza y arrepentimiento.
—No te disculpes, tratándose de Vindi no entiendo cómo no consiguió engañarte. — Suspiró.
—Pues seguramente porque te conozco bien y tú nunca me habrías hablado así. — Le dediqué una sonrisa para tratar de quitarle importancia al asunto. Él me miró extrañado.
— ¿Qué fue lo que te dijo? ¿Qué hizo que lo descubrieras? —preguntó inquisitivo.
— A parte de que sus ojos no eran del todo como los tuyos y de que las sensaciones que desprendía eran extrañas, me dijo cosas que tú jamás hubieras dicho —aseguré convencida. Fortis no me respondió pero me dio a entender que quería saber qué cosas eran las que me había dicho. Suspiré. —Me dijo que iba buscando consuelo de habitación en habitación y bueno, me llamó Lux. Tú jamás me hubieras llamado así. — Sonreí, pero cuando observé al muchacho pude ver que su expresión había cambiado totalmente. Estaba rojo de furia.
—Fortis, ¿he dicho algo... que te haya molestado? —pregunté preocupada. El chico negó con la cabeza y se dirigió hacia la puerta. Justo antes de desaparecer por ella, me dijo:
—Todo está bien, ahora tengo que irme Lucy. — Y así lo hizo. Esa reacción en él me había dejado preocupada, estaba segura de que alguna de mis palabras le habían hecho daño pero también estaba segura de que en ese momento, no querría hablar conmigo.
Después de un rato de vacilación, decidí seguir con la preparación de mi escaso equipaje y lo de Fortis, lo arreglaría más tarde. Pocos minutos después, llegué a mi habitación y me encontré a Trudis preparando mis cosas.
—Hola Trudis, ¿cómo lo llevas? —pregunté fingiendo alegría. —He venido a ayudarte.
—Hola, niña. No necesito nada, mis cosas ya están listas y para terminar con las tuyas, me queda poco —aseguró sonriente. Sin poder evitarlo, devolví la sonrisa. Quería mucho a esa mujer y para cuando quise darme cuenta, ya estaba perdida de nuevo en mis pensamientos y Trudis no lo pasó por alto.
— ¿Qué te preocupa, mi niña? — Su interés era palpable.
—Oh, lo has notado ¿eh? Nada, es sólo... Tu sabes que todos sospechan que puedo ser hija de Vindi, ¿verdad? Y créeme que no los culpo, yo también lo sospecho. — Trudis asintió. —Pues no puedo evitar pensar, que si es mi padre..., ¿cómo desea acabar conmigo con tantas ansias? — Hice la pregunta mientras una lágrima asomaba a mis ojos.
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La pinna dorada Torre de Praesidium I.
Fantasy¡¡HISTORIA PENDIENTE DE EDICIÓN!! PRIMER BORRADOR COMPLETO En un orfanato, al norte de España, Lucy es testigo de un brutal ataque por un ser muy extraño para ella y para todo lo que conocía hasta el momento. Un extravagante muchacho de ojos naranja...