El principal conflicto entre los varones y las mujeres no es consecuencia de los juegos que jugamos, sino de las reglas diferentes que seguimos. Nosotras tenemos unas y ellos tienen otras.
Del capítulo titulado «Los porqués»
Robert no se había dado cuenta siquiera de que ________ estaba ansiosa hasta que ella le abordó. Apenas había puesto un pie en el vestíbulo central, cuando se vio rodeado por una bandada de lacayos cargados con enormes jarrones de flores del invernadero y una mano grácil le agarró del brazo con una fuerza sorprendente.
—Necesito ayuda. —Su cuñada prácticamente le arrastró hacia una chimenea de mármol italiano junto a un conjunto de butacas de terciopelo
—Los invitados están empezando a llegar y el té se servirá dentro de menos de una hora. ¿Qué te parece si colocamos las rosas justo aquí?
El ramillete de capullos rojos y brillantes contrastaba de forma espectacular con la piedra blanca, por lo que él respondió con lógica:
—Opino que tienen un aspecto encantador. Ella le miró con ojos suplicantes y una pequeña mancha en las mejillas.
—¿Estás seguro?
El sacó un pañuelo del bolsillo y limpió dicha sustancia, que tenía un sospechoso aspecto de polen.
—Estoy bastante seguro.
El rubor de sus mejillas y ese tic nervioso en la mano le recordaron que ________ apenas tenía veinte años, y aunque solía aparentar bastante seguridad en sí misma, no estaba en absoluto acostumbrada a su nueva posición como duquesa de Rolthven. Su nivel de experiencia en ese tipo de cosas era limitado.
—La señora Finnegan —dijo él con tanto tacto como pudo —lleva treinta años como ama de llaves, y ella sabrá el lugar exacto donde colocar las rosas para que causen el mejor efecto, ya que ha organizado bastantes reuniones campestres en el pasado. Mi madre nos la habría arrebatado sin piedad cuando se fue a Italia si hubiera podido convencerla. Yo creo que Finnie estará encantada si delegas en ella algunas decisiones.
—Deseo tanto que todo sea perfecto —dijo _________ con una seriedad entrañable. —Harry ha aceptado todo este asunto casi como una imposición, y si resulta un desastre le pondré en ridículo, aparte de haberle hecho perder el tiempo.
Por un segundo, cuando Robert observó su rostro encantador y vio aquella sinceridad en sus ojos, envidió a su hermano por tener esposa. No ________ en concreto, aunque era una mujer preciosa en todos los sentidos, y él admiraba su ánimo y su ingenio, sino la idea de que ella se hubiera tomado la molestia de planear esa fiesta. No era que su hermano fuera a fijarse en las rosas, ni mucho menos en dónde estaban, sino porque ella deseaba hacer feliz a Harry por encima de todo.Menudo concepto. Robert estaba muy familiarizado con damas que deseaban que él les hiciera feliz a ellas. Ansiaban el placer que era capaz de darles en la cama, el prestigio de tontear con el hermano menor de un duque, las consabidas joyas y demás regalos caros.
¿Pensaban alguna vez en él? No en lord Robert Northfield con su generosa herencia y sus relaciones influyentes, no si le consideraban o no un amante hábil y apuesto, sino en su vida, en sus ideas y en sus aspiraciones.
Nunca. Tenía la sensación de que a ninguna de las mujeres con las que se acostaba jamás se le había ocurrido preguntarse si él era feliz. Eso también era culpa suya, concluyó mientras seguía allí mirando a ________ y respirando la fragancia de las flores del invernáculo que llenaba el aire. El escogía a propósito compañeras que no desearan más que relaciones sexuales esporádicas, sin implicaciones emocionales. Él seducía a una clase específica de mujeres y ellas disfrutaban muchísimo con sus atenciones.
Pero ¿bastaba con eso? Ninguna mujer le había mirado jamás como _________ miraba a su hermano.
Harry también, en los momentos de descuido en los que no estaba encerrado en un lugar seguro, apartado del mundo y dedicado a enviar contratos y cartas a administradores de fincas, miraba a su esposa con un cariño especial en los ojos, del que Robert sospechaba que su hermano mayor ni siquiera era consciente.
Era extraordinario que a los veintiséis años y con su grado de experiencia con las mujeres, Robert solo hubiera considerado la posibilidad de enamorarse de alguien como un divertimento.
—Tú le enorgulleces en todos los sentidos, y no solo me refiero al título. —Robert palmeó la mano que seguía sujetándole, y sintió incredulidad ante el tono emotivo de su propia voz. Él no era un sentimental... al menos eso creía. —Ahora deja que yo me ocupe de traerte a la señora Finnegan, ¿te parece? Después supongo que tendré que cambiarme. Me he pasado casi todo el día cabalgando por ahí.
—Gracias. —________ le soltó la manga con una sonrisa compungida. —La verdad es que agradecería su ayuda.
—Es un placer, madame la ducbesse. —Robert hizo una reverencia exagerada que la hizo reír y luego fue en busca de la siempre eficiente Finnie, como la llamaba desde que aprendió a hablar. Le explicó que a la joven esposa de Harry le iría bien que la orientara un poco, y subió a cambiarse.
Sin perder un momento la conciencia de haber experimentado una especie de momento profundo.
Mientras se ajustaba la corbata frente al espejo, este le devolvió la mirada de un rostro taciturno, muy distinta a su habitual imagen irresponsable.
Al oír que llamaban se dio la vuelta.
—¿Sí? —dijo sin más.
Damien abrió la puerta de la alcoba y entró.
—Pensé que podríamos bajar juntos a tomar el té para presentar un frente de solteros común. Robert forzó una sonrisa, intentando deshacerse de su anterior ánimo contemplativo.
—¿Has estado planeando cómo sobrevivir a esto?
—Yo soy consejero militar —su hermano se encogió de hombros —y me parece una estrategia inteligente, aunque reconozco que estoy más acostumbrado a calcular el movimiento de las fuerzas francesas que a damitas entusiastas y sus intenciones.
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Lecciones de Lady Ruth
RandomNinguna dama de verdad debería tomar clases de una cortesana... ______, la nueva esposa de Harry Styles, quinto duque de Rolthven, es la encarnación de la novia perfecta. ¿Qué diría entonces la sociedad si la vieran con una copia de Los consejos de...