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El concepto «esposa» provoca de modo inmediato un efecto muy poco excitante. La mayoría de los hombres son cazadores por naturaleza y, con el matrimonio, esa caza se termina. Algunas mujeres prefieren el aburrido papel de la esposa devota, pero nunca he sido capaz de comprender por qué. ¿Quién quiere a un simple marido cuando puede tener un amante ardiente en su lugar? Cuando se cierra la puerta del dormitorio deben abandonarse las cortapisas de la educación. Recordad que no es necesario ser una meretriz para actuar como tal de vez en cuando.

Del capítulo titulado «Con un poco de lujuria llegaréis muy lejos»

El nivel del vino de la licorera había bajado de forma significativa y sus voces debían de haber aumentado algunos decibelios, pero ese era el tipo de compañía que más complacía a Robert, que se recostó en la butaca con una copa entre los dedos y una sonrisa genuina en los labios.
—Es agradable tenerte de nuevo en casa. Me alegro de que vinieras aquí primero.
Robert y su hermano Damien estaban cómodamente sentados, sin corbata y con las chaquetas tiradas en medio del mobiliario desordenado de un soltero, en la estancia que Robert consideraba su estudio. Era un batiburrillo de antigüedades del Viejo Mundo, algunas piezas procedentes de Oriente, y un ecléctico conjunto de mesas lacadas y viejas estanterías de roble, muy agradable para la vista, al menos para la de Robert. No era ningún secreto que él rechazaba las formalidades siempre que podía.
Damien, un año mayor, a la sazón el primero en la línea de sucesión al ducado de Rolthven, y tan poco interesado en ese papel como el propio Robert, sonrió. Era el más reposado de los tres hermanos. Tenía el mismo tono de piel y la misma constitución física, pero sus ojos no eran azules, sino negros. Diplomático por naturaleza, estaba muy capacitado para la misión que desempeñaba en el gobierno británico. Su porte discreto no expresaba ni la autoridad natural de Harry, ni esa actitud más despreocupada de Robert ante la vida.
—Te aseguro que es agradable estar de vuelta. Pasé por Grosvenor Square, pero ni Harry ni su nueva duquesa estaban en casa.
—Les invitan a todas partes, a todas horas.
—Me lo imagino. —Damien se arrellanó y contempló su copa con satisfacción. —Al menos tú estabas en casa... cosa que me sorprende un poco.
—Al contrario de lo que la gente cree, a mí me gusta pasar una noche a solas de vez en cuando. Y estoy encantado de haberme quedado hoy en casa ya que has venido. ¿Cuánto hace que no pisabas suelo inglés? ¿Más de un año?
—Lord Wellington es un patrón despiadado a veces.
Robert levantó una ceja.
—Seguro que sí.
—Gana batallas. —Esa frase simple y un leve encogimiento de hombros resumieron los sentimientos de su hermano.
—Y esperemos que esta maldita guerra, con la ayuda de hombres como tú —comentó Robert.
—Y tú. —Damien bebió un sorbo. —No desestimes tus servicios a la Corona, Robert. Dios sabe que agradecemos la complejidad de tu cerebro.
Robert no valoraba demasiado su papel de asesor ocasional en el Ministerio de la Guerra. Aunque nadie lo mencionaba, había obtenido la mejor nota de matemáticas de todo Cambridge. Pero la buena sociedad solo hablaba de su disoluta vida privada y del número de mujeres que se llevaba a la cama. Pese a que, en un sentido filosófico, era inmune a la estrechez de miras con que los demás juzgaban su existencia, seguía provocándole una punzada de irritación esa falta de interés por su intelecto. Damien, sin embargo, no había olvidado la facilidad de Robert para resolver pequeños rompecabezas en un tiempo récord, y unos años antes había implicado a su hermano en la tarea de descifrar el código de los comunicados franceses. El desafío era estimulante y aunque Robert nunca había sentido deseos de ser militar, al menos así podía ayudar a su país de algún modo. Una vez que él traducía los códigos, la información volvía a España y se utilizaba para interceptar mensajes.
—Mis servicios —murmuró —son puramente nominales, pero gracias. Háblame de Badajoz. He oído historias terroríficas sobre el asedio.
Estuvieron una hora comentando la campaña en la península y Robert, sintiéndose expansivo y relajado, abrió una segunda botella de clarete. Una de las mejores cosas que había en su vida era la relación que tenía con sus dos hermanos, y le complacía que Damien hubiera vuelto a Londres, aunque fuera por poco tiempo.
—Para cambiar el tema de la guerra por otro más agradable, tengo entendido que se celebrará una fiesta por el cumpleaños de Harry.
—Damien hizo girar con indolencia el líquido rubí de su copa, con un destello irónico en la mirada. —Me encontré con una invitación de su reciente esposa cuando recogí mi correspondencia personal. Reconozco que me sorprendió que él estuviera de acuerdo con un evento de ese tipo, pero quizá el matrimonio está atemperando a nuestro hermano mayor.
Robert no pudo evitarlo y esbozó una sonrisa al recordar los diversos ejemplos con los que Harry le había manifestado su desconcierto ante el comportamiento de _______.
—No creo que esté resultando como él esperaba. El espíritu de ella es tan independiente como cautivadora es su belleza. Ya sabes que a Harry le gusta que las cosas sean claras y lógicas. Mientras que ________ es ingeniosa, inteligente y nada previsible. De manera que imagina a nuestro hermano, en ocasiones autocrítico, con una criatura que le exige no solo espontaneidad, sino también tolerancia. Esta fiesta es un ejemplo. A juzgar por las quejas de Harry sobre el tema, creo que ella lo planeó todo sin consultarle. Se enteró cuando ella le mandó una invitación.
Damien se echó a reír con su habitual calma.
—Puede que sea justo lo que Harry necesita. A toda esa respetabilidad le conviene un vapuleo de vez en cuando.
Robert pensó en ese vestido escotado que seguía generando comentarios. Aunque aquel episodio escandaloso había tenido lugar semanas antes, y él no había estado presente. Como _______ era su cuñada, la mayoría de sus conocidos habían tenido la sensatez de no comentarlo en su presencia, pero aun así, había oído algún comentario procaz en boca de quienes deseaban que la duquesa de Rolthven apareciera de nuevo en público con un tipo de atuendo similar.
—________ hace todo lo que puede.
—No pude asistir a la boda. —Damien parecía sinceramente disgustado. —La guerra no espera a nadie. Háblame de ella. Reconozco que siento curiosidad.
—Imagina un cabello dorado, una piel de rocío y un cuerpo que Venus envidiaría —Robert reflexionó un momento, —pero bajo esas curvas exuberantes y esos fascinantes ojos azules hay sustancia. Aparte de su aspecto, a mí me gusta ________. Es buena persona. Tiene sentido del humor y también, por lo que parece, de la aventura; algo que nuestro hermano se está esforzando en comprender, aunque por el momento aún no lo haya conseguido.
Damien se rió.
—Parece deliciosa. Estoy impaciente por conocerla. —Aunque a Harry no le entusiasma demasiado la idea, la reunión será una buena oportunidad. Al menos estaremos todos juntos. La abuela lo espera con ansia. Ya sabes cómo le gusta el ajetreo de las fiestas. Sé que echa de menos Londres, ahora que está demasiado débil para viajar de acá para allá.
—Tengo muchas ganas de verla y me atrevería a decir que será entretenido observar a la nueva duquesa de Rolthven interactuando con Harry. —En los ojos oscuros de Damien brillaba una conjetura. —Reconozco que me sorprendió enterarme de que él se había casado por amor. Nunca hubiera imaginado que nuestro hermano mayor haría algo tan sentimental.
Ese era un aspecto sobre el que el propio Robert había meditado y que, a decir verdad, le intranquilizaba. Si podía pasarle a Harry... bueno, podía pasarle a cualquiera.
¿Incluso a él?
—No creo que él vea su matrimonio de ese modo todavía —dijo con brusquedad. —Imagino que cree que hizo una elección práctica. ________ es joven, bonita y de buena familia, los tres requisitos esenciales. Y desde ese punto de vista, creo que en efecto cumplió con su deber y escogió a la duquesa apropiada y digna de un título ilustre. No obstante, si uno analiza la relación desde el momento en que se conocieron, yo diría con cierta autoridad que él reaccionó con ella de un modo distinto desde el principio. Muy distinto que con cualquiera de esas otras jovencitas de risa fácil que sus ansiosas mamas colocaban de un modo constante ante sus excelsas narices. El interés fue inmediato y recíproco, de lo cual me alegro por él. Una de las cosas que más me gustan de ________  es que me parece que para ella el hecho de que Harry sea duque es una anécdota.
—Eso, como actual heredero del ducado, aumenta mi estima por ella. —Damien bebió un buen trago de clarete y añadió: —Las jóvenes damas a la caza de título y fortuna me aterrorizan más que el avance de una columna francesa.
—Por suerte, nosotros estaremos a salvo cuando ________  le dé un heredero a Harry.
—Esperemos que sea pronto.
Al recordar el desasosiego de Harry ante el aventurero espíritu sexual de su esposa, Robert rió por lo bajo.
—Me parece que ella se está dedicando a ello, en efecto. Damien alzó las cejas.
—Parece una damisela encantadora. Dime, ¿quién más crees que estará en la lista de invitados a la celebración?
—No lo he preguntado, pero por lo que a Harry respecta, me da la impresión de que solo estará la familia y unos pocos amigos íntimos.
Amigos íntimos. Mientras hablaba, Robert se preguntó abstraído si la deliciosa señorita Marston de ojos color de mar estaría invitada a la fiesta. Según Harry, la joven dama era una de las amigas más fieles de _______ junto con la condesa de Bonham. Andrew Smythe, el marqués de Bonham, había mencionado de modo casual que él y su reciente esposa asistirían a la reunión, así que tal vez Rebecca Marston también estaría allí.

Lecciones de Lady RuthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora