Capítulo 14

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Horribles...Eran horribles, por un momento pensé que eran reales.

Grité y toqué mi cuerpo para darme cuenta que no eran reales, empecé a llorar y golpeé mi cabeza varias veces con mi mano...Sentía que seguía dormida.

—Déjenme en paz—Sollocé—Déjenme en paz—Repetí y escucho a lo lejos los pasos firmes de Once pero no sentía que estaba ahí.

Tomó mi mano impidiendo que me golpeara, levantó mi rostro y lo miré.

No son reales, empecé a calmarme mirando sus ojos mieles.

—Fueron...Las peores de toda mi vida—Asentí varias veces—Creí que...Ya no volverían o se calmarían después de la noche de ayer, pero parece que se hacen más fuertes ¿Por qué no las tuve anoche? —Murmuré.

— ¿Quieres que me quede contigo? —Preguntó y recordé la voz de Seis.

Negué con la cabeza.

—Me quedare contigo, Scar—Dijo él y yo negué con la cabeza de nuevo pero él asintió.

Me lo hace muy dificil.

— ¡Basta! —Grité, él me miró estupefacto —Once...No quiero lastimarte—Le supliqué.

— ¿Quién te dijo que lo estás haciendo?

Lo abracé y hundí mi nariz en su cuello inhalando su exquisito aroma.

Acarició mi espalda lentamente... Mi madre hace eso cada vez que me abraza.

Tomé su rostro entre mis manos y lo analicé, quería grabar cada parte de su rostro.

—Scarlett—Sus labios susurraron mi nombre

Me acerqué a su boca y sentí el roce de nuestros labios pero cuando me iba a acercar más, él se separó de mí.

Se levantó y miró por la ventana.

—Viajaré en unas horas—Avisó sin mirarme.

Inmediatamente subí mi mirada asustada a mirarlo.

— ¿Viajarás? —Él asintió.

—Te quedarás con los chicos—Mi corazón latió rápidamente y envolví mis rodillas con mis brazos recordando la vez que él se fue un mes...Los maltratos de todos esos gorilas.

Decidí no mirarlo a la cara, estaba enfadada.

Escuché como sus pasos se acercaban, pero me negué a mirarlo.

— ¿Puedo saber por qué viajarás? —Le pregunté.

—No—Jugué con mis uñas sin mirarlo— ¿Puedo dormir un instante contigo? —Negué con la cabeza.

—Ya no dormiré—Me levanté de la cama y acomodé la silla al frente de la ventana.

—Entonces yo dormiré—Se dirigió a la puerta y di una corta mirada a su espalda porque sería la última vez que lo vería probablemente por un largo tiempo.

Él se giró a mirarme pero rápidamente miré hacia la ventana.

Escucho la puerta abrirse y cerrarse, esta vez miro la puerta imaginandome lo que me espera, golpes de los gorilas, maltratos, insultos. Quisiera poder estar en mi casa con Natalie y Mason tomando chocolate caliente hecho por mi nana con mamá y papá contando chiste que no dan risa...Tal vez extraño esa rutina. Empecé a imaginar a Once en mi rutina, él sentado a mi lado con Natalie y Mason, fingiendo reírse de los chistes absurdos de papá y la mirada de felicidad de mi madre sobre él...Sí...Eso no sucederá jamás, debería ser menos soñadora.

Claro, llegar a mi casa con mi secuestrador y que lo reciban con los brazos abiertos...A veces me doy risa yo misma.

He estado horas pensado en las diferentes cosas que debería estar haciendo y ya me estoy agotando de tanto pensar, apoyo mi cabeza en el marco de la ventana pero interrumpen mi corto descanso abriendo mi puerta.

No tengo ni ganas de voltearme, no he dormido casi nada y me da mucha pereza tan solo moverme.

—Ya me voy—Escuché su gruesa voz— ¿Te despedirás? —Preguntó, no quería mirarlo.

Sentí sus pasos acercarse a mí, su mano en mi cintura hizo que todos los pelos se me erizaran. Él me giró para encararlo, pero no lo hice, me negaba a mirarlo, mantenía mi mirada en su camisa negra. Su mano fue a mi barbilla para subir mi rostro pero aun así no lo miré, simplemente miré hacia otro lado.

— ¿Por qué no me miras? —Preguntó algo frustrado—Hasta que no me mires no me iré.

—Tal vez no lo haga, para que no te vayas—Susurré bajando mi mirada de nuevo.

—Voy a volver, no pienses que dejaré a estos imbéciles hacer mi plan perfecto—Respiré profundo.

—La otra vez que desapareciste no fue lindo—Confesé jugando con un hilo de su camisa negra.

—Tengo que irme—Murmuró y me separé de él dándole la espalda.

Escuché un suspiro de derrota de su parte, sus pasos se iban alejando y me comenzaba a sentir sola de nuevo, él transmite una paz en mi impresionante, es la persona menos indicada para hacerme sentir así.

—Espera—Hablé girándome para verlo, soy una tonta, no tengo fuerza de voluntad.

Él me miró y sus ojos mieles con algo de verde alrededor de su pupila conectan con los míos.

Intento contener mis lágrimas, maldita sea...Soy tan débil.

Me acerqué a él y tomé su rostro entre mis manos para mirarlo y analizar sus facciones.

—No te vayas—Pedí y me empezaba a faltar la respiración por los nervios y las ganas de llorar.

—Tengo que hacerlo—Bajó la mirada y yo subí su rostro para que me mirara—Deje ordenes claras con Seis y Cinco.

Abren la puerta de la habitación.

—Aquí estabas—Me separé de él lentamente.

Miré a Seis.

—Andando—Le dijo.

Sus ojos no se despegaban de mi.

—Vamos, Once. Te llevaré yo—Se hizo un nudo en mi garganta al escuchar sus palabras.

—Saldré en cinco minutos—Dijo él y ella cerró la puerta.

— ¿Seis y tu...?—No me dejó terminar.

—No—Negó con la cabeza.

Se que a ella le gusta Once, se le nota.

—Bueno, pues debes irte...Ella te llevara —Él rio de mi.

— ¿Es en serio? —Preguntó.

— ¿A qué te refieres?

— ¡Once! —Lo llamó Seis.

Me dirigí a mi silla y me senté esperando que saliera y así lo hizo.

Espero que no le suceda nada... ¿Qué carajo estoy pensando? Es mi secuestrador, ¿Por qué le deseo el bien? Necesito dejar de pensar en él y en su bienestar, necesito pensar en cómo salir de aquí ahora que se fue... Necesito escapar.

Secuestrada Con El Amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora