Capítulo 4

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    Pasaron horas y nadie entraba, ya sentía que mis manos no les pasaba la sangre, empezaban a teñirse de un morado bastante fuerte.

Por fin abren la puerta y entra Once con una bolsa.Cierra la puerta y me mira, luego observa mis manos y colaca una mueca.

— ¿No te quitaron las cuerdas? — Negué con la cabeza—Doy una maldita orden y no la obedecen—Sacó su navaja del pantalón y cortó la cuerda.

Miré mis manos e hice movimientos para que adaptarme a la sensación.

Él las tocó y acarició mis muñecas.

Aguanté un grito por su toque.

— ¿Te duele? —Preguntó y asentí varias veces— ¿Y por qué no lo demuestras? —No esperaba esa pregunta, tal vez que me ofreciera un calmante o algo.

No le contesté ¿Qué debía responder a eso?, él me acercó más a él y yo subí mi mirada a sus ojos mieles.

— ¿No quieres contestarme? Te iba a premiar con comida decente —Murmuró sacudiendo la bolsa.

¿Habla en serio?

—Eso es algo que solo me importa a mí—Miré la bolsa. Moría de hambre.

Él se sentó en la cama, sacó un envase de la bolsa y un termo.

Abrió el envase y había una hamburguesa, nunca tuve tantas ganas de comerme una hamburguesa en mi vida, sacó otro envase y había espaguetis con Nuggets de pollo.

—Siéntate y come—Obedecí y comencé a comer todo rápidamente, él me entregó el termo y al tomar de el noté que era jugo de naranja.

Terminé de comer todo en menos de cinco minutos, por fin me sentía llena.

—Gracias—Murmuré y subí mi mirada a su rostro.

Él acercó su pulgar a mis labios y quitó restos de kétchup de la hamburguesa.

En ese preciso momento entra Seis provocando que Once alejara su pulgar de mi anatomía.

Ella tenía una bandeja con restos de comida.

—Creí que comería esto—Dijo Seis mirando los envases de la cama confundida.

—Ha rebajado como cinco kilos, no puedo matarla—Ella asintió mirándome.

—Permiso—Salió de la habitación.

Hubo un silencio incomodo hasta que Once habló.

—Debo irme—Se levantó y yo tomé su mano inconscientemente, él lo notó y yo lo solté rápidamente. —Vendré a curar esto—Tomó mis muñecas delicadamente. —Lástima que ya no te puedes divertir mirando un lago sin motivo—Sonreí, olvidaba como se sonreía. —Genial, sonreíste—Él no pudo evitar sonreír conmigo. —Te veo luego—Abrió la puerta.

—Once—Lo llamé— ¿Tardaras mucho? —Mordía su labio inferior delicadamente.

—Espero que no—Asentí.

Salió de la habitación.

UN MES MÁS TARDE

Todo es tan difícil, estoy tan agotada, es aburrido estar encerrada en el mismo lugar durante tanto tiempo, ser maltratada por enormes chicos y no tener ni fuerza para resistir.

Según mis cálculos llevo más de un mes aquí y solo he visto a Once una vez en este mes, les parecerá raro, pero lo extraño. Tal vez me siento muy sola.

Secuestrada Con El Amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora