Capítulo 27

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NUEVE AÑOS MÁS TARDE

Hoy es mi cumpleaños número 26 y no me desperté con él...Solo con terribles pesadillas desde que dejé de verlo.

Tal vez duele menos que antes, pero aun duele.

Porque fue mi primer amor y el único hasta ahora, porque él es mi todo, porque lo necesito, él me completa y necesito verlo.

Necesito ver sus ojos mieles.

Necesito besar sus labios rosados.

Hoy más que nunca.

Lo necesito, siempre lo he necesitado...Sí, pasaron nueve años y lo sigo amando como una estúpida.

Todos los días visito a Kendall sin falta y hoy no será la excepción.

Me vestí rápidamente y Salí de mi casa.

Compré una casa luego de graduarme de diseñadora gráfica.

Subí a mi coche y me dirigí a la cárcel para ver a Kendall.

Luego de repetir el monótono proceso de revisión fui a ver a Kendall a otra habitación donde no es a través de un vidrio, ya que por su buen comportamiento le permiten tener visitas aquí.

Me senté en la silla que estaba al frente de la mesa esperando a Kendall, ella entró y se sentó.

—Hola, bonita ¡Feliz cumpleaños! —Reí por su entusiasmo.

— ¿Cómo estás? —Pregunté.

—Supongo que bien—Sonrió— ¿Y tú? ¿Tuviste de nuevo esas horribles pesadillas?

—Todos los días—Asentí—Estaba pensando en Tristan—Confesé.

— ¿Todavía? —Asentí.

—Y...Quiero visitarlo, no me importa si rompo mi promesa, de verdad, necesito verlo—Ella suspiró.

—Está bien, muñeca...Deberías verlo para poder cerrar ese ciclo de tu vida—Asentí...Cerrar el ciclo.

—Lo haré—Sonrió y me levanté al igual que ella.

Me abrazó.

—Te veo luego, suerte—Me dijo y suspiré.

Un policía la sacó y yo Salí agarrando mis cosas.

Fui hasta mi auto y me dirigí a la cárcel donde se encuentra Tristan.

Llegué y estaba nerviosa, me hicieron pasar por revisión y entré a un sala idéntica a la de hace un momento con Kendall.

Me senté nerviosa.

—Nunca tengo visitas—Escuché su voz al pasar hablando con el policía.

—Esta vez sí, hermano—Conecté mi mirada con sus ojos.

Sus ojos mieles seguían atrapándome y todo lo que pensé que ya no sentía volvió a renacer pero más fortalecido.

—Scar, bonita—Murmuró.

—Tris—Las lágrimas comenzaban a salir y corrí a él.

Lo abracé, sabía que no se puede tener contacto físico con los reclusos, pero el policía no reclamó, así que aproveché para inhalar su aroma.

—Scar... ¿Qué haces aquí después de nueve años? —Miré sus ojos.

—Lo siento por romper la promesa...Pero me estoy volviendo loca—Acaricié su mejilla.

— ¿No has hecho una vida con otra persona? —Miré sus ojos.

—Lo he intentado...Pero sigo siendo tuya—Susurré.

— ¿Sí? —Asentí y acarició mi nariz con la suya.

Me encanta que haga eso.

—Te extrañé tanto—Susurró—Estás más hermosa, más madura—Rocé nuestros labios.

—Tú tienes barba —él sonrió.

— ¿Y te gusta? —Preguntó.

—Me encanta—Puso su mano en mi cintura.

—Thompson, estoy permitiendo que se abracen y eso, pero si me ve el jefe me reclamará, pueden sentarse. —Miré al policía, parece que alguien está haciendo buenos amigos.

—Sí, lo siento—Nos sentamos y tomó mis manos por encima de la mesa. — ¿Has visto a mamá y a Kendall? —Asentí.

—Visito a tu madre dos veces al mes y a Kendall casi diario—él me sonrió.

—No me has olvidado—Negué con la cabeza.

—Siempre estás presente en mi vida—Acaricié su mano.

— ¿Y Austin? —Preguntó.

—Siempre está conmigo—Reí— Si le cuento que te vine a ver me matará...Intenta que te supere.

— ¿Y por qué no le haces caso? —Sus ojos mieles me vuelven tan tonta.

—Porque...Ya lo he intentado, pero no puedo—Besó mi mano.

—No vengas de nuevo, por favor—Me suplicó. —Yo saldré de aquí en dos años...Te buscaré y si ya tienes una vida te dejare vivirla, pero siempre serás mía—Asentí. — ¿Me dejas besarte? —Bajé la mirada, no estaba segura si besarlo estaría bien.

—Se acabó el tiempo—Anunció el policía.

Él se levantó e imité su acción.

Miró mis ojos.

—Te besaré—Dijo rápidamente.

— ¿Qué? —Pregunté.

—Que te besaré—Impactó sus labios con los míos haciendo que tenga un remolino de emociones dentro de mí.

Acaricié su pelo y él mi espalda.

Su lengua acarició la mía con calma y mordió mi labio para volverme a besar.

—Te buscaré—Susurró. —Y por cierto...Feliz cumpleaños—Sonreí y besé de nuevo sus labios.

El policía lo separó de mí y mordió su labio mientras lo esposaban.

—Te quiero—Le dije.

—Te quiero—Repitió mirándome.

Lo sacaron de la sala y me tomé un segundo para recuperar la respiración.

Salí del lugar y me dirigí a casa de Austin.

Mi pulso seguía alterado...No sé por qué fui a verlo, él revuelve mis sentimientos de una manera que nadie podrá hacerlo nunca.

Llegué a casa de Austin y abrí la puerta.

— ¡Austin! —Lo llamé para avisarle que ya estaba en casa.

— ¡Dame un momento! —Gritó desde arriba.

Fui a la cocina y agarré un pedazo de pizza de su refrigerador, estaba fría pero me daba bastante pereza calentarla.

Salí de la cocina al escuchar los pasos de Austin por las escaleras.

Bajaba con una chica bastante sensual.

—Te llamo luego—Besó los labios de la chica y ella asintió. Salió de la casa y yo reí. —Hola, muñeca—Me saludó.

—Hola, muñeco...Hoy hice algo que no te gustará—Le dije comiendo pizza.

— ¿Qué tan malo puede ser? Ni que hubieras visto a Tristan—Rio y yo bajé la mirada—Espera... ¿Lo viste? —Volví a darle un mordisco a mi pizza— ¿Lo viste? —Repitió, no quería responderle porque se estaba enojado— ¡Te estoy hablando! —Gritó.

— ¡Si, lo vi! Lo vi y...Y...—Tartamudeé.

— ¿Y qué?

—Y sigo enamorada de él.


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