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 Sonó la alarma de mi celular y lo único que quería era mandar a ese aparato, junto con Oikawa, a volar por la ventana. Me dolía la cabeza, tenía la garganta seca y el cuerpo cansado. Me prometí jamás volver a beber, mientras me preparaba un café, pero sabía que no cumpliría esa promesa. No si continuaba hablando y viéndome con Oikawa. en mi interior esperaba, deseaba, que este estuviese incluso en peor estado que yo. Pero al recordar cómo estaba ayer, fresco y relajado, sabía que el en este minuto debe estar como si nada pasase.

Me arregle lo mejor que pude y salí de mi departamento. Me encontré con Abril y el único comentario que me hizo fue un "te miro la cara y no sé si me dan ganas de tomar agua o dormir un siglo" rio burlonamente y se fue. Yo le conteste con un gruñido y me encamine hacia la universidad.

Así que de verdad era mi vecina y no era un sueño o algo por efecto del alcohol. Genial. Entonces no estaba en un estado tan malo. Bueno, si estaba mal, pero no tanto como para confundir la realidad con un sueño.

Llegue a las clases justo a tiempo, apenas preste atención a estas, ya que, tenía un sueño que me estaba matando y la voz grave del profesor solo me facilitaba el camino para caer dormido. Agradecí haber llevado una botella de agua, la cual, me salvo en más de una ocasión de las manos de Morfeo. Tomaba agua y de inmediato sentía que despertaba un poco. Así sobreviví a todas las clases.

Me dirigía a la entrada de la universidad rápidamente, lo único que quería era llegar rápido a mi departamento y dormir por el resto de la tarde, sin importar si en la noche no pudiese conciliar el sueño. Pero entonces lo vi a él parado en la entrada, estaba rodeado de chicas, él sonreía y hablaba con ellas naturalmente. Esa escena solo me hizo recordar los años en que estábamos juntos en la escuela, en ese entonces, esa era una escena común que fácilmente podías encontrarla a diario. Por un momento había olvidado todo eso.

Intente pasar rápidamente por ahí y no llamar la atención pero Oikawa se percató de mi inmediatamente, sabía que esto podía pasar, ya que, más de una vez en la escuela lo había intentado, teniendo el mismo resultado que ahora.

- ¡iwa-chan! – me llamo cantarinamente. Que molesto. Pensé de inmediato – pensé que hoy podríamos pasar la tarde juntos y comer por ahí – dijo despreocupado. Las chicas que estaban aún paradas cerca de él me miraron, conocía esa mirada, la misma que me dedicaban las de la escuela cuando esta escena se repetía.

- Estoy seguro de que a tus amigas no les gustara la idea – dije rápidamente con intensión de continuar mi camino.

- No son mis amigas. Apenas las conocí recién – se acercó a mí y me siguió caminando – ¿Qué quieres comer? – me fije con especial atención en como ahora me seguía sin siquiera dudar. Hace algunos años él se hubiese quedado un rato más con esas chicas y después hubiese llegado a mi lado con alguna estúpida historia y excusas. Pero ahora me siguió sin siquiera pararse por un segundo.

- Me da igual – dije distraídamente – puedes escoger tu – lo admito. El que haya hecho todo eso con esas chicas y el hecho de que este caminando a mi lado en este minuto me hace sentir confuso.

El día de hoy está particularmente soleado. Lo cual es extraño siendo que hace unos días solamente la temperatura había estado bastante baja. Camino por las calles siguiendo a Oikawa, este se mete por diferentes calles, como un laberinto, y hace que me pierda rápidamente. El conoce la ciudad como la palma de su mano y no es difícil darse cuenta de esto. Se mueve con total naturalidad, sonríe mientras camina e incluso saluda a los vendedores de diferentes tiendas por las cuales pasamos solo por afuera. Por un minuto siento que no es tanto el día o el clima lo que hace que vea el día tan soleado y cálido.

Iridiscencia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora