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Ya íbamos de camino de vuelta a Tokio.

El camino se me hizo bastante corto, Oikawa dormía a mi lado, yo escuchaba música y leía un libro, era un antiguo libro que tenía en mi cuarto, decidí volver a leerlo y traerlo conmigo a Tokio.

Cuando ya debíamos bajarnos comencé a despertar a Oikawa, este una vez que se duerme es algo problemático despertarlo, el despierta de inmediato pero retoma el sueño luego de unos minutos. Así que, logre hacer que recuperara la consciencia de verdad justo a tiempo.

Paseando por la ciudad, con maleta en mano, me fije con especial atención en una tienda donde vendían flores, tal vez decida comprar algunas y pedirle perdón a Abril, lo malo, es que sé que no le gustaría, casi puedo escucharla gritarme "¡idiota! ¿Por qué me regalas flores muertas?" suspire, esta acción no pasó desapercibida para Oikawa a mi lado, siguió el rumbo de mi mirada y entendió de inmediato lo que pasaba por mi mente.

- No, definitivamente no le gustara un ramo de flores – dijo a mi lado – pero sería distinto si le regalas un macetero con flores – claro. Soy estúpido ¿Cómo no se me paso por la mente?

- Creo que ella tiene todos los tipos de plantas del mundo en su departamento y en el café

- No creo que le importe en realidad si le das alguna repetida.

- Cierto – termine por decir

Y Oikawa me ayudo a escoger algunas plantas. La verdad es que no entiendo muy bien que fue lo que termine por comprar, y estoy seguro de que Oikawa tampoco. La única que me preocupe en llevar de verdad era una margarita, claramente sabía que le gustaría, por alguna razón le puso así a su van.

En cuanto llegue a mi departamento, deje las flores en algún rincón. Invite a Oikawa a que se quedara a cenar, y entendí cuando negó mi oferta, después de todo, debía tener cosas que hacer aun. Dejo el macetero que cargaba junto con el resto y lo acompañe hasta la puerta de mi departamento.

- Iwa-chan, veámonos mañana por la tarde

- No sé si mañana este vivo, pienso ir temprano a disculparme con Abril – dije mirando hacia la puerta blanca de al lado, esta estaba decorada con flores pintadas debajo de color amarillo

- Mándame un mensaje para saber cómo termino todo, nos veremos en su café si te arreglas con ella – solo asentí, me cruce de brazos y me apoye contra el marco de la puerta.

Entonces él se acercó y termino por besarme, no fue nada muy profundo, solo un beso de despedida, y sin más, comenzó a caminar por el pasillo, y me fije que el idiota se estaba dejando su maleta en mi departamento.

- ¿Piensas dejar tus cosas aquí? – pregunte lo suficientemente alto como para que me escuchase, de inmediato se miró sus propias manos y volvió hacia mí.

- Iwa-chan, tú me desconcentras – dijo sin más, tomo su maleta, me dio otro beso, que me tomo por sorpresa y se fue antes de que pudiese comenzar a gritarle lo idiota que era.

Termine por entrar a mi departamento, ordenar y cocinar algo rápido para comer, decidí pasar la noche viendo alguna estúpida película o simplemente dormir. Me sentía cansado y no necesariamente de forma física. Mañana debía levantarme más temprano de lo que lo he hecho durante esta última semana y mis horas de sueño se habían invertido por completo.

La temperatura había cambiado. Esta mañana en particular se notaban los grados de más, odio este clima, no tengo idea de cómo vestirme, si me abrigo moriré de calor y si no lo hago me congelare o terminare por resfriarme, aunque, no soy muy propenso al frio. Suspire y termine por ponerme una camiseta sencilla con una camisa a cuadros encima.

Iridiscencia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora