7.

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La mañana estaba fría, los pájaros molestos cantaban en la cima de los árboles que nos rodeaban, el sonido del mar en la lejanía me relajaba, el cabello de Oikawa me molestaba en la nariz pero aun así, me sentía en un sueño placido, hasta que sentí como golpeaban nuestra carpa artesanal.

- ¿están vestidos? – pregunto Abril casi gritando, yo bostece y sentí como Oikawa se movía entre mis brazos

- Estamos vestidos – termine por decir, ella abrió la carpa y se asomó, su melena roja de recién levantada era como la de un león.

- Bien. Levántense, me hice amiga de unos tipos que tienen una cabaña por aquí cerca, ellos nos prestaran el baño y poder ducharnos, bueno, al menos yo, no sé si ustedes quieren hacerlo

- Lo hare – contesto Oikawa mientras estiraba sus brazos.

- Cinco minutos. Arriba – termino por decir ella y desaparecer.

- Si, mamá – termine por contestarle.

Nos levantamos y ordenamos todo. Abril desapareció por unos minutos entre los árboles y cuando volvió notamos que ya se había bañado, su cabello mojado lo dejaba en claro, nos guio hasta la casa de sus supuestos nuevos amigos, yo esperaba a gente joven o algo así, pero en cuanto llegamos vimos a un par de ansíanos.

- Sociabilizar es lo mío – aclaro en modo de respuesta a nuestras reacciones de desconcierto.

- Así veo – dijo Oikawa, estoy seguro de que el esperaba lo mismo, nos miramos entre los dos y reímos.

Luego de que ambos nos ducháramos, agradeciéramos a los ancianos, nos marchamos de vuelta a la van, mire la hora y ya era tarde. Tenía hambre y al ver cómo Abril gruñía y su humor se volvía negro deduje que ella también estaba hambrienta. Pusimos el tocadiscos y comimos el resto de la comida que habíamos comprado el día anterior.

Y nos pasamos el resto del día ahí en el bosque, escuchando música y hablando, luego paseamos por última vez en la playa, la culpa por los actos que cometí la noche anterior aun me perseguía, pero al ver que Oikawa de verdad me perdonaba me ayuda a quitarme un poco el peso de encima.

- Como nos iremos en la noche, ¿Qué tal si vamos a cenar a la ciudad? – dijo Oikawa,

- Me parece bien – dijo Abril mientras buscaba conchas en la orilla de la playa

- Por mi bien – termine por decir, él tomo mi mano y le dio un apretón.

Nos pasamos casi una hora yendo de un lugar a otro, no nos poníamos de acuerdo con lo que comeríamos, la verdad es que desde mi segunda sugerencia dije que comería lo que sea, entonces esto se volvió en una guerra entre Oikawa y Abril. Me harte y termine por decidir yo donde comeríamos, señale el primer restaurant que tenía a la vista y nos dijimos hacia ese lugar. Al llegar me di cuenta de que era un lugar donde solo se servían diferentes tipos de pasta. Solo pastas.

Entramos y nadie reclamo nada por mi elección. De inmediato se nos acercó una chica que nos dirigió hacia una mesa desocupada, las mesas eran redondas, el lugar era bastante agradable habían mesas dispersas por todo el lugar, la mayoría llenas, pero no tanto como para ser desagradable, fue una buena elección.

No hizo falta mucho tiempo luego de sentarnos para que llegase la camarera con los menús, nos dijo que le avisásemos en cuanto supiéramos que ordenar, y se fue rápidamente. Abrí el menú y en efecto eran solo pastas.

Iridiscencia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora