25

76 5 2
                                    


Luego de una larga, muy larga, charla pude llegar a un pequeño acuerdo con Oikawa. Accedió a dejarme ir a Miyagi solo, lo cual, más que nada le ahorro a él una mala experiencia, él se quedaría con Abril, después de lo sucedido con el asalto, ambos estuvimos de acuerdo en que no dejaríamos que ella se quedase sola por las noches, asique, nos turnaríamos junto con Mattsun y Makki, cuando estos dos pudiesen, para ayudarla por las noches.

Ella en un principio se negó, claramente no quería causarnos problemas, pero luego de que los cuatro lo discutiéramos con ella presente, no pudo negarse, y claro, ella termino por llorar y balbucear lo buenos amigos que éramos y terminar por agradecernos.

Entonces, una mañana de un día sábado, decidí viajar a Miyagi, Oikawa fue a dejarme a la estación de tren. Pude notar que él aún mantenía su opinión sobre acompañarme, sin embargo, no menciono nada al respecto.

- Si te encuentras con Tobio-chan, lánzale un balón en la cabeza de mi parte

- No lo hare – dije de inmediato, aunque sabía que él no me lo pedía de verdad, o eso espero.

Termine por besarlo y abordar el tren. Y desee que cuando volviese no me llegase la noticia de que lo sucedido con el ladrón se haya repetido.

En cuanto el tren partió, me senté en un asiento cerca de la ventana, mire la ciudad de la cual me alejaba y se había convertido en mi hogar, mire a lo largo del trayecto los bosques y campos. Comencé a formularme que palabras usaría para contarle a mis padres, bueno no es como si el uso de algunas palabras más bellas que otras fuese a cambiar el resultado de todo, para nada, no con mi padre. Solté un suspiro, intente calmarme pensando en que no podría salir tan mal. Jah, ni yo me creía estas palabras.

Creo que el único viaje más incómodo que este ha sido cuando viaje a Estados Unidos para ver al idiota de Oikawa y su mano hecha polvo, lo digo en serio. Intente dormir más de una vez y no lo logre, todo lo contrario, me movía inquieto en mi asiento y cuando llego la hora de desabordar comencé a sentir verdadera presión. Inhale todo el aire que pude, llene mis pulmones hasta el tope y luego lo exhale de forma lenta.

Cuando abrí la puerta de mi casa, no sin antes echar un largo vistazo a la casa de Oikawa, claro, por si me encontraba con alguna de las personas de su familia, lo cual, no pasó. Resultaba que no había nadie en casa, no era culpa de nadie en realidad, no tengo hermanos, mi padre siempre trabaja y mi madre quien sabe que debe estar haciendo, además, no me tome el tiempo de avisar mi llegada, más que nada por el hecho de que podía arrepentirme de hacer esto.

Recorrí la casa, no había cambiado nada esta vez, entre a mi habitación, tampoco había cambiado nada, mire por la ventana, hacia el cuarto de Oikawa, no me sorprendió ver las cortinas cerradas, entonces, escuche como abrían la puerta de mi casa, ya había llegado alguien.

Sin querer hacerlo, me puse nervioso de inmediato, mentalmente intentaba controlarme y relajarme, vamos, no les contare de inmediato en cuanto los vea, puedo relajarme por ahora, además, sería algo agresivo nada más llegar a casa sin avisar y contarles esta noticia rápidamente. además, sabía que era mi madre solamente, las posibilidades de que mi padre decidiese marcharse temprano del trabajo y venir a casa son casi nulas, ya que, si fuese decisión de él y lo dejasen, viviría en su trabajo.

Bajo las escaleras siendo todo lo silencioso que puedo, busco a mi madre con la mirada desde el pie de las escaleras, no está, de seguro debe estar en la cocina guardando las cosas que compro, me dirijo igual de silencioso y, efectivamente, ahí estaba ella haciendo lo que predije, sonreí con satisfacción.

Iridiscencia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora