Desaparecidos

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Para: Sophia

Cariño eso es asombroso, te dije que tu podías, aprovechare para hacer unas cosas, llámame cuando termines

XOXO

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Y aquí estoy, siendo por primera vez en mi vida niñera, aun cuando no soy muy afecta a los niños, pero esto de ser niñera se me esta haciendo fácil, quiero decir, no hay gran cosa que hacer, al parecer los niños son muy tranquilos – espero así sigan mientras yo estoy -, me he dado la oportunidad de notar cosas que cuando entre no vi, por ejemplo que tienen a un encargado de la cocina, a una señora que limpia la casa – la cual solo la he logrado ver una o máximo dos veces -, en cuanto a los niños no hay mucho que decir, la grandulona Margaret sigue encerrada en su cuarto sin salir para nada "¿A caso tendrá un baño en su cuarto?", Luca estaba en su celular - después de poder quitárselo a Pierth – escuchando música, Pierth estaba jugando o no se que haciendo con unos líquidos azules y rojos "espero no sean toxico", y Suzi jugaba enfrente de mi a la casita de las muñecas junto con un payaso sin un ojo, era realmente espeluznante.

- Sophia, ven a jugar conmigo y el payaso Mircol - dijo Suzi sonriendo mientras me mostraba al payaso "que bajé esa cosa horrible, me pone de nervios, pareciera que en cualquier momento sacara un cuchillo y nos matara a todos" le sonreí fingidamente.

- Lo siento pequeña, pero yo ya no juego con muñecas – le comenté, la sonrisa de Suzi se fue desvaneciendo y a su vez fue llego una cara de enojada, se paró del suelo y se sacudió su ropa, me miro y por primera vez sentí temor de alguien tan pequeño.

- Creo que no has comprendido, he dicho que vengas a jugar ¡¡CONMIGO!!- dijo Suzi enojada y gritando, mi cara debe de ser todo un dilema, una niña de 5 años me grito, ¡¡ME HA GRITADO UNA NIÑA!!

- Está bien, está bien, jugare un rato contigo - dije acercándome poco a poco a su área de juegos, al instante cambio su expresión en la cara a una sonrisa, me senté a su lado y empecé a "jugar".

"Esto no era tan malo como pensé que sería, solo si le quitamos el hecho de que el payaso está mirando directamente hacia mí con su único ojo, hasta podría decir que me podría gustar... pero que estoy diciendo, me está afectando jugar, tengo que pintar una raya con mis emociones y dejarles claro que solo es por el dinero que hago esto, aunque es una ternura cuando está jugando tranquila, claro que cuando no se enoja es otra persona... ¡NO!, olvida eso, tienes que concentrarte, cuando tengas suficiente dinero te iras, no puedes crear lazos emocionales" me regaño mentalmente y seguí jugando.

- Sophia, tengo hambre ¿crees que puedas hacerme algo de comer? - dijo Luca acercándose a mí, asentí y me pare, pero esperen... ¿qué pasa con el encargado de la cocina?, ¿Por qué no va y se lo pide a él?

- Luca, ¿Por qué no les dices al encargado de la cocina que te haga algo de comer? - le pregunte, a lo que él solo sonrió, levante mi ceja esperando una respuesta "y si señoras y señores, puedo levantar una sola ceja".

- Prefiero verte a ti cocinarme algo, que a ese señor- dijo Luca guiñando el ojo, pero si este niño es un precoz.

- Vamos con el encargado - dije empujándolo hacia la cocina – ¡Suzi, ahorita regreso! – grite caminando, al entrar me quede embobada, era una cocina de aceró inoxidable, blanca con negro y en medio del gran cuarto había una gran barra de desayuno, supongo que ahí es donde comen los niños, estaba tan reluciente que hasta sentía que podía ver mi reflejo en todos lados.

- ¿Que se les ofrece? - dijo un señor de unos 40 años sonriéndonos, tenía el pelo chino y corto entre blanco y negro, unos ojos verdes jade, con una tez blanca pero ya con unas pequeñas arrugas en su cara, daba la sensación de paz, como cuando vez a un abuelito y te da ternura y tranquilidad.

-El pequeño...- me interrumpió antes de continuar.

-No soy pequeño, yo ya soy un adulto- dijo Luca enojado haciendo berrinche "claro, un adulto", al señor le dio gracia.

-Shh no interrumpas a los mayores cuando hablan, lo siento, Luca tiene hambre, así que quería saber si usted le podía hacer algo de comer - dije sonriendo, a lo que el señor emocionado asintió.

-Por supuesto, en unos minutos más sale la comida- dijo el señor sonriendo y empezando a sacar todo para empezar a cocinar, me quede un rato hablando con el señor – el cual se llamaba Robert -, era una persona muy simpática y agradable, podría ser la única persona sensata de esta casa.

Después de un rato de estar platicando me fui de la cocina para regresar otra vez al cuarto donde deje a Suzi jugando con su payaso diabólico y note que había mucho silencio como para ser normal, me acerque al cuarto de juegos, no estaba ningún niño ahí, mi cara se puso seria y unos nervios empezaron a recorrer mi cuerpo, he perdido a los niños, no, no, no, tal vez están jugando a las escondidas.

Empecé a recorrer toda la casa y por cada cuarto que revisaba más sentía como un nudo en mi panza me empezaba a molestar hasta tal punto de ser agobiante.

"Debes calmarte Sophia, respira y exhala"

- Niños, este no es para nada un juego divertido, salgan todos – me estaba quedando sin lugares que revisar y seguían sin aparecer - niños, se acabó el juego salgan - me acerque a la pared y me recargue en ella, me empezaba a faltar el aire, seguí gritando, pero después de mis gritos solo había un silencio brutal, el cual se volvía más y más agonizante.

"Por dios, es mi primer día y he perdido a los niños, oh mi dios, oh mi dios, no, no, no, deben de estar escondidos, sí, eso debe ser, debo de encontrarlos y rápido"

- ¡¡Niños!!...- empecé a gritar como desesperada revisando nuevamente todos los cuartos, levantaba cobijas, sabanas, miraba en los armarios, bajo las camas y nada - ¡¡NIÑOS!!! - seguí gritando y nadie respondía, dios mío, ¿Dónde podían estar?, seguí buscando por todos los rincones sin resultado alguno.

"Ahora, ¿qué haré?"

Salí al patio trasero con la ilusión de que estuvieran ahí, pero nada, me topé con la señora de la limpieza.

- Señora, hola, mucho gusto, una pregunta, de casualidad ¿no ha visto a los niños? – la señora abrió los ojos y negó con la cabeza.

- Mija vaya a buscarlos rápido, estará en graves problemas si no los encuentra, los señores, aunque nunca están son muy protectores con sus hijos – dijo la señora para después dejar la escoba que traía y voltear hacia mí – la ayudare mija -.

- Gracias señora, enserio muchas gracias – aunque sus palabras no me habían tranquilizado, al contrario, me habían hecho sentir más nervios de los que ya tenía, se agradecía que me pudiera ayudar a encontrarlos rápido.

Nuevamente revisamos toda la casa sin ningún resultado, estaba a punto de llorar de la desesperación.

- Mija ¿Ya le pregunto a Robert? – negué con la cabeza, y fue ahí donde un rayo de luz me ilumino.

La Nana (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora