Capítulo 4: Jane Austen y sus misterios

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JAMIE

No puedo creerlo, de verdad. No sé cómo sentirme, si estar enojada, triste o eufórica por haberlo visto de nuevo... pero estoy cansada de ser dependiente. Estoy cansada de ser como una dama en apuros, soy una mujer inteligente y él es una muy mala decisión.

            Por otra parte, no puedo negar lo que siento y es casi un infortunio que una parte de mi corazón estará para él probablemente lo que resta de mi corta o larga existencia.

            Lizzie no ha dejado de enviarme miradas asesinas desde anoche, está más claro que el agua que ella no soporta a Blue. Seguro  no podría verlo ni en pintura, yo por otra parte, suelo ser demasiado amable con las personas. —Sigo pensando que no fue una buena idea haberlo traído a tu departamento

Ruedo los ojos y sigo observando la sombra de mis pasos en el concreto de la banqueta. —No empieces, Lizzie

La escucho bufar. — ¿O es que se te ha olvidado lo que te hizo? —me detengo en seco y me pongo de frente a ella. —No solo te rompió el corazón y básicamente te deprime por lo que parece ser una eternidad, sino para el colmo de los colmos ¡Te vomito encima! 

            Hago una mueca con los labios y la mire con exasperación. —Elizabeth Moretz, no tienes que decirme lo obvio. Entiendo perfectamente lo que pasó y créeme que lo he revivido más de una vez en mi mente —comienzo a decir—Pero lo que necesito de ti ahora, no es que me digas lo que yo ya sé..., —ella parpadea incrédula de lo que está escuchando. —quiero que por favor seas mi amiga y me apoyes en esto

Ella reflexiona un segundo y exhala. —Lo siento, Jamie —dice con sinceridad. —Es solo que odio verte tan mal por un patán

Me abrazo a mí misma caminando bajo las hojas de otoño y sigo con mi clase.

            Jamás he estado en éste tipo de dilemas pero de una cosa estoy completamente segura, Blue será sumamente difícil de olvidar.

Me acerco hacia el mapa para ver hacia donde queda la biblioteca, siempre me pierdo.

Hay una equis donde marca donde estoy y me muestran las instalaciones con números, la biblioteca es el número 8 y está casi a la salida del campus. Camino tranquilamente pasando las hojas de otoño y viendo el cálido atardecer, ya no tiene chiste apurarme si ya me perdí mis clases.

— ¡Oye! —grita una voz, más sin embargo no me llamo "Oye" por lo que no volteo— ¡Niña!

Agh, no soy una niña. Si quiere saber algo que venga él a decírmelo, sin previo aviso mis preciosas botas se atoran en el cemento fresco del suelo, miro hacia abajo asqueada e intento alejarme pero se me dificulta

— Te vas a lastimar —dice una voz masculina, giro mi cadera para ver quién es y me sorprendo al verlo— ¿Jamie?

Me tomo un segundo asimilarlo pero los ojos grises de Fitz son inolvidables, en el buen sentido porque es mi primo.

— ¡Fitz! Qué agradable sorpresa —digo sonriendo— Estoy atorada

— Eso veo —sus ojos grises se detienen en mis botas y una pequeña risa sale de sus labios— Si tan solo me hubieras escuchado

— No me llamo "Oye" ni "Niña" —me defiendo observando con dolor hacia mis pies, éstas botas son nuevas y no son nada económicas

— No te reconocí, lo siento —dice riendo, me tiende una mano y la tomo— Te voy a jalar, no te sueltes——me advierte y no tengo ninguna intención en hacerlo

Terrible Error © [TE #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora