No Pude Evitar Enamorarme [Hei/Lee Shen Shun]

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Era una noche fría en las cercanías del muro que rodeaban aquel pueblo. La lluvia caía a cántaros y una joven mujer caminaba bajo la lluvia con un paraguas negro en mano. Su cabello era (C/C) con grandes ojos (C/O), su nombre era (T/N).

A las afueras de su casa pudo ver a dos personas inconscientes y heridas, un muchacho vestido de negro con máscara y una chica de cabellos plata desnuda. Se acercó a ellos corriendo para ver si estaban bien.

(T/N) le colocó su abrigo a la chica y llamó a su vecino para que la ayudara a llevarlos a su casa. La peli (C/C) le puso algo de ropa a la chica y quitó la gabardina del muchacho para ponerla a secar, con cuidado a no retirar su máscara por respeto a su privacidad. Luego trató las heridas de ambos cuidadosamente.

El hombre de cabellos negros se sentó en la cama, despistado y perdido. Vio a la albina a su lado aún inconsciente.

El muchacho de negro decidió explorar el lugar bajando a la primera planta, un agradable olor llegó a sus fosas nasales provenientes de la cocina.

El muchacho observó una larga cabellera (C/C) y un suave tarareo proveniente de aquella persona, esta cortaba unos cuantos vegetales mientras la olla hervía, parecía estar haciendo una deliciosa sopa.

La muchacha se percató de una presencia volteando, encontrando allí al hombre enmascarado que había ayudado.

— Ya despertaste — Sonrió (T/N).

— ¿Quién eres y por qué me trajiste aquí? — Preguntó el enmascarado.

— Ah, bueno... Me llamo Kishio (T/N), te encontré a ti y a la otra chica en las cercanías de mi casa y decidí ayudarles — Contestó apenada la muchacha rascando mejilla.

— Ya veo — Articuló el chico sin decir nada más.

— Cuando esté la comida se las llevaré, por ahora deberías descansar, tu cuerpo está débil y herido — Dijo la chica antes de voltear nuevamente — Pueden quedarse aquí esta noche, imagino que no tienen dónde ir —

— Gracias por su hospitalidad — Agradeció el enmascarado.

— Por cierto ¿Cuál es tu nombre?

— Hei.

— Es un gusto, Hei — Sonrió.

Después de aquello Hei regresó a la habitación para poder cuidar de su compañera.

— Estás despierta, Yin — Dijo Hei entrando.

— ¿Hei? ¿Dónde estamos? — Preguntó la más baja algo perdida.

— Una chica nos ayudó y nos trajo aquí, en seguida nos traen algo para comer — Informó el de negro.

— Entiendo.

Minutos después, (T/N) volvió con una bandeja, con dos tazones de sopa recién hecha. Hei miró su plato, eso no era nada en comparación con lo que solía comer, pero no estaba en posición de quejarse.

La mañana llegó. Hei y Yin se fueron de aquella casa sin decir nada, dejando solo una pequeña nota que decía «Gracias por todo».

Tres días pasaron desde que Yin y Hei se fueron, por lo cual (T/N) siguió con su vida. La chica iba caminando tranquila por la ciudad, dando un paseo. Sin notar que alguien venía de frente, ella y la otra persona habían chocado cayendo ambos al suelo.

— ¡Lo siento mucho! ¿Se encuentra bien? — Exclamó la joven con preocupación.

El muchacho volteó a verla, este aparentaba unos veinticinco años, cabello negro azabache y ojos azul profundo, piel levemente bronceada y expresión tímida.

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