Cap 4.

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- ¿Se puede?

- Sabes que puedes entrar cuando quieras.

Ya que el jefe me había dejado sin nada que hacer, dejándome en la comunidad con la mierda de noticia, decidí ir a ver a Gustav. Georg estaba fuera y además, con Gustav puedo hablar de lo que quiero y sabe escuchar y entenderme. Me hacía falta hablar con él.

La verdad es que el jefe me había dejado con un cabreo de un par de cojones. Se atreve a meter a alguien en mi casa, nuevo y ni si quiera me dice quien es.

- Habla, te noto irritado. ¿Que pasa? y por cierto, ¿que haces aquí? Deberías estar fuera.

- Tu lo has dicho. - cerré la puerta y me tire boca arriba en su cama, a su lado. - Debería, pero hoy el jefe me ha dejado aquí, tenía que hablar conmigo.

- Y eso es lo que te preocupa.

- Sep. Va a meter a alguien en mi casa. Y eso significa adiós privacidad, compartir mis cosas, hasta mi puta cama. Y lo mejor es que no me ha dicho ni quien es. Solo se que es "él"

- ¿Él? ¿Como que él?

- Pues un tío, Gustav. Él. Cuando se ha ido me ha dicho "se amable con él".

- Vaya. Entonces, debe ser alguien importante. Lo primero es que nadie sabe cuando viene alguien nuevo, ni el Cabeza, y si pide que viva contigo... Joder. ¿Quien coño sera? - Gustav miraba al frente, con el ceño fruncido, con ganas de saber quien seria el tipo.

- Pues no lo se. Según el Cabeza uno más. Pero no me lo creo. No cuando me pide que le cuide y sea amable con él, vamos, no me jodas. Tengo que estar al tanto de todo lo que pasa aquí, haciéndome cargo de la mayoría de las cosas, ¿y ahora me carga a "él"?

- Bueno, mira el lado bueno. Podrás quitarte cosas de encima, mandárselas a él.

- Hum... dudo que pueda. Joder, tío. Es una mierda.

- Lo siento. - ambos nos quedemos callados durante unos segundos. - Te a jodido tirarte a Georg en tu casa. - dijo riéndose.

- ¿Eh? - me gire para verlo. - ¿Que pasa? ¿Esa idea te gusta o que? Hijo puta. Eso es lo de menos. Si lo miro así, tendré a alguien a quien tirarme en mi propia cama.

- Si, eso también. ¿Le unirás al club?

- Estaba de coña, rubio. Joder, que poco me conoces. El club está cerrado hace tiempo. Bueno... Sheila si quiere puede entrar, claro.

Aunque si lo pensaba, no era mala idea. Tendría a alguien en mi cama para cuando yo quisiera. No estaría mal. Claro, siempre y cuando no sea un puto viejo. Entonces ni de lejos. Me buscaría un colchón o capaz soy de dormir en el suelo.

- ¿Que haces? - me había sentado y estaba a punto de bajar los pantalones de Gustav, tan solo pensar en...

- Me han entrado ganas de follar. ¿Tienes algún problema o que?

- Pues si. - dijo apartando mis manos. - Que tengo sueño tío. He pasado toda la noche despierto por si no te acuerdas, y esta noche me toca vigilar de nuevo. Además, pensaba que habíamos quedado a las nueve.

- Aburrido. - dije peinándome con mis dedos. - Entonces me voy para que la Bella Durmiente pueda descansar.

- Gracias, Cross.

- Que te jodan.

Me iría yo también a dormir aprovechando el día libre. Iba camino a mi casa paseando por las callejuelas que las casas formaban dentro de la nave. Los hombre estaban limpiando, tal como había pedido el jefe. Lo que me hizo pensar que en realidad si estábamos hablando de alguien importante el que vendría a vivir conmigo. Y también me estaba dando por pensar que lo de construir casas nuevas y decentes era por él. ¿Pero por qué?¿Quién cojones era? Sabía que hasta que no lo tuviera delante no tendría respuesta, y tal vez, ni teniéndolo delante. Si viene aquí, lo mas seguro es que lo haga con un nombre falso y una vida inventada o simplemente no hablaría de ella. Pero yo me encargaría de saber sobre él, si iba a vivir conmigo, quería saberlo porque no iba a vivir con algún asesino o yo que sé, algún desquiciado y que en mitad de la noche me matara. O que resultara ser que fuera conocido de mi padre, inventando algo para entrar aquí y matarme. No, pero no podía ser eso, el Cabeza lo conocía bien, eso estaba más que claro.

Cross.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora