Cap 15.

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Terminaron de comer, ellos, porque yo no me lleve ni un bocado mas de hamburguesa a la boca y eso que estaba buenísima. De las mejores que había probado, pero no podía. Tenía un nudo ahí que no me dejaba ni comer ni beber nada más.

Después de comer, me hicieron echarme en el sofá, yo no quería pero bueno, una cabezadita no me sentaría mal, así que dormí como por tres horas con Sara. Ella solía dormir siesta así que se acurrucó conmigo en el sofá. Pero cuando desperté no estaba.

Me incorporé sentándome, parecía que me encontraba algo mejor.

- ¿Mejor? - me giré y era el Cabeza.

- Si, eso creo.

- Ten. Tienes que comer algo así que te preparé un caldo para que no te siente pesado.

- No me apetece, Cabeza. - negué con cara de asco.

- No te he preguntado. Te lo vas a tomar. - me lo dio y lo cogí. No había comido apenas así que tenia hambre aunque no me apeteciera nada comer aquello.

Me lleve el tazón a los labios y le di un sorbo. Estaba calentito y estaba bueno. Muy bueno. Como los caldos que me preparaba mi madre cuando estaba enfermo de pequeño. Casi podía saborear ese mismo sabor en mi boca.

No podía escuchar a Sara ni a Tom, la casa estaba en silencio. No se escuchaba nada más que nuestras respiraciones. Lo que me puso algo nervioso por no saber dónde estaba Sara, pero me tranquilice al recordar que Tom no le haría daño.

Seguí bebiendo de ese caldo, no me apetecía hablar ni preguntar nada. No quería saber más, por hoy tenía suficiente. Saber de Sara, la historia de Tom, lo que paso con su madre, la vida del Cabeza, era demasiada información en pocas horas cuando normalmente mi cabeza no pensaba más allá del trabajo. Y luego estaba lo que me había vuelto a decir Tom, que lejos de acojonarme o hacerme reaccionar como lo hice con Gustav, con él me quedé sin palabras. Sin saber si estaba jugando conmigo, creérmelo o no. Después de eso, salimos a fuera de nuevo como si no tuviera ninguna importancia cuando la tenía. Mucha, a decir verdad.

- Después de todo, parece que tu y mi hijo os lleváis bien. - dijo mirando su móvil.

- ¿Qué quieres decir?

- Pues que, anoche casi os matáis y ahora os lleváis mejor, ¿no? Os oí hablar mientras cocinaba. Escuche lo que te dijo.

- ¿Todo? - pregunte mirándole de reojo.

- Si. Todo. No me importa. Quiero decir, al fin y al cabo yo mismo empecé a hablarte de mi. Y eres tu. No me importa si te lo contó.

- Cabeza, ¿por qué yo? ¿Por qué a mí sí y a otros no? ¿Por qué a mi me traes aquí y haces todo esto?

- Humm. Tom y Sara ya vienen en camino. -miró su móvil y de nuevo esquivaba mis preguntar y eso me tenia ya harto.

- Respondeme. Deja de cambiarme de tema cada vez que te pregunto por mi.

- Bill, a veces no hay un porqué, ni una explicación a por qué alguien te trata diferente. Déjame ser así contigo, deberías agradecerme y no tomarlo a mal como parece que lo haces. Tómalo como un agradecimiento por cuidar a Sara todos estos años. - Sara...

- ¿En verdad es tu hija? - pregunte tan rápido que casi ni se me entiende. Si había oído todo, no importaba preguntarle directamente, y si Tom dudaba de que fuera su hermana aunque casi estaba seguro de eso, el Cabeza me lo podría confirmar. Tan fácil como decir sí o no.

- Si. Si es hija mía. Es medio hermana de Tom. Él es más listo de lo que creía y ha sabido seguirme la pista muy bien.

- ¿Y la que está en el hospital es su madre? - me miró frunciendo el ceño.

Cross.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora