Cap 36.

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Ayudé a mi madre con la silla de ruedas y la fui empujando. Tom iba delante, pero a nuestro lado. Ella saludaba a todas las enfermeras con las que se cruzó en los pasillos, como si estuvieras caminando en el barrio en el que vives y saludas a tus vecinos. Todas me miraban y cuchicheaban que yo era ese hijo que nunca había venido a verla.

Bajamos a la primera planta, donde estaba Fabián y Tom abrió la puerta, dejándome pasar primero con mi madre.

- Simone. - dijo en cuanto giró a vernos. Estaba tranquilo mirando por la ventana. - ¿Que haces aquí?

- Los chicos me han contado lo que pasó y que estabas ingresado. - bajó ambas manos a las ruedas y se acercó a él. Yo me quedé un poco retirado con Tom, que me abrazó por detrás.

- ¿Estas bien? - asentí sonriéndole y me dio un beso en la mejilla.

Vi como mi madre se acercó a él tanto como pudo y cogió su mano besándola y acariciándola con toda la dulzura del mundo. Nunca vi ese gesto hacia mi padre. Nunca la vi hablando tan tranquila como ahora. No se si es porque, yo también he crecido y veo las cosas con más atención, o en realidad es él con el que tenía que haber compartido toda la vida. 

- ¿Vamos a comer algo y los dejamos un rato solos? - me susurró Tom.

Dudé por un momento. Quería preguntarle tantas cosas a mi madre, al Cabeza, quería saber todo. Pero también tenían derecho a hablar tranquilos ellos e imagino que el Cabeza querría saber como fue nuestro reencuentro.

- Mama. - me acerque a ella. - Vamos a comer algo, ¿te apetece que te traiga algo de comer o beber?

- No, cariño. Yo he desayunado ya en mi habitación. Ir tranquilos.

- Bien. A ti no te pregunto porque tienes que estar ayunas. - le dije al Cabeza tocando su brazo.

- La verdad es que me comería un buen bocadillo ahora. - dijo riendo.

- Eso es buena señal. - dijo mi madre. Le di un beso a mi madre y fui hacia Tom para salir. - Veras como sales de esta. Ahora todo cambiará, Fabián. Tienes que ser fuerte.

Alcance a escuchar esa última frase de mi madre. Y qué razón tenía.

Todo había cambiado. Ahora si estaba seguro de que no quería volver a la comunidad. Ni mirarla de lejos. Solo quería coger a mi madre, a Tom, a Fabián y a Sara y marcharme de aquí, irme lo más lejos posible y olvidar toda esta mierda. Comenzar de nuevo. Tener un vida tranquila con mí... familia.

Compramos un bocadillo para los dos y un par de refrescos y en vez de quedarnos en el bar, decidimos salir un poco a la calle y respirar aire fresco.

El Hospital tenía como una pequeña entrada con bancos y árboles, así que allí nos sentamos, en el primero que vimos nada más salir.

Tom partió el bocadillo en dos y empezó a comérselo. Yo bebí de mi refresco, de momento no tenía hambre. Seguía teniendo ese pequeño nudo por todo en el estómago y si comía algo lo vomitaría. 

Me fumé un cigarro mientras Tom devoraba el bocadillo, tenía hambre de verdad.

- ¿Ya habrán llevado nuestras cosas a casa? - me preguntó.

- Pues no lo sé. Supongo que estarán en camino. Dijeron que vendrían pronto. 

- Bill. No quiero hacerte sentir mal pero... perdona por ocultarte lo tu madre. Ella me lo pidió y sentí que no era quién para meterme en su decisión.

- Lo entiendo, no pasa nada.

- ¿Hablas en serio o... luego explotaras y me llamaras de todo menos bonito? - reí y le di un beso acomodándome entre sus brazos.

Cross.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora