Cap 33.

1.2K 134 41
                                    

- Buenos días.

- Hummm... - cerré los ojos de nuevo y abracé a Tom en la cama. - No me quiero levantar. - dije sin ganas. 

- Vamos, hoy es Navidad. - por eso mismo no quería despertarme.

 Le abracé más fuerte y me pegué más a él. No es que fuera que no quisiera que llegara hoy, lo que pasaba es que me daba miedo lo que pudiera pasar esta noche. A Tom no le había contado todavía mis planes, y en cuanto lo hiciera, sabía que me diría que estaba loco y que sería arriesgar mi vida directamente. Y era así. Pero ya no podía más, ya no quería más juegos de mi padre, no aguantaría que le hiciese algo a Tom o a Sara. No.

Apreté los ojos. No quería preocupar a Tom, no era momento de llorar. Pero no podía hacerlo al pensar que tal vez, hoy seria el ultimo día que estuviera con él.

- Bill...

- No digas nada, por favor. Solo... solo abrazame. - lo hizo sin preguntarme nada.

Como siempre hacía. Si le pedía que callase, callaba, si le pedía que me abrazase, me abrazaba... Tom sabía comprenderme mejor que nadie y ha logrado entender cada gesto y cada uno de mis movimientos. Así como yo de él. Y sabía que ahora se estaba mordiendo la lengua para no decir nada.

Amaba su forma de ser conmigo. Era tan cariñoso, atento, real. Lo tenía todo, no podía pedir más con él.

Tuve miedo cuando me di cuenta que en realidad, todas esas cosas que me removía cuando estaba cerca de mí, era amor. Miedo de ese sentimiento, miedo de querer a alguien y perderle de nuevo. Miedo a que yo no le gustara, a que solo fuera un juego. Pero me demostró que no era así y lo sigue haciendo cada día.

Por las mañanas con sus besos y sus caricias, y su manera de despertarme. Cuando cocino, sus besos en mi cuello o simplemente cuando me abraza por detrás. Cuando creé que estoy dormido y acaricia mi brazo. Sus palabras siempre apoyándome, haciéndome ver que no estoy solo, siempre en el momento justo y cuando las necesito. Su comprensión.

Él me ha hecho ver que el amor no solo es de cuentos de niños, que no solo es cosa de Príncipes y Princesas que tienen una vida de fantasía. El amor también es para mí, aunque no sea en un mundo maravilloso y repleto de luces de colores. Pero él me hace sentir así. Y sobretodo me ha enseñado a ver que el amor no es malo cuando de verdad es amor.

Si tuviera que hablar sobre el amor ahora mismo, diría que es algo que todo el mundo debe sentir. Dejarse llevar y probar. Olvidar los miedos.

No todo es como creemos.

Tenía miedo de que fuera un amor enfermizo, como el que tuvo mi padre con mi madre. Pero ahora entiendo que mi padre en realidad nunca la quiso. Ni a mi madre, ni a mí. Mi padre ni siquiera tenía corazón, menos podía sentir. Y ahora sabia, y me alegraba, que no tenía nada que ver con ese hombre que, aunque tenga su misma sangre, ni siquiera me parezco a él físicamente. Me alegro de que no esté tan podrido como él y que yo sí sepa amar. Amar y respetar a Tom.

Si antes no quería salir de aquí y no podía imaginar una vida que no fuera está, ahora, hacía días que solo pensaba en salir de aquí, vivir, disfrutar de la ciudad, de los parques, de las noches, de las personas. Poder pasear por los centros comerciales sin estar pendiente que me sigan. Y sobretodo poder estar junto a él. Darle un lugar a mi madre aunque su cuerpo no esté ahí, poderle ir a visitar y hablarle y... Quería tener una puta vida, una vida normal como cualquier persona. Solo una vida normal.

- Bill...

- Dime. - dije volviendo a la realidad.

- Tienes una personita detrás. - fruncí el ceño y alcé mi cara para verle. Estaba mirando tras de mí, riendo. Me giré y ahí estaba Sara mordiéndose el dedo.

Cross.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora