Cap 31.

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Nunca pensé que en mi vida volvería a sentir miedo por lo que le podría pasar alguien. Y ahora no tenía miedo por solo una persona, sino por dos. Obviamente por Tom, pero el Cabeza también me preocupaba, por ser su padre y por todo lo que ha hecho por mí.

La verdad es que no pensaba en nada más que ir, presentarme allí y matar a mi padre. Pero no podía hacer eso porque seria una masacre.

Al final Georg se vino conmigo en la moto.  Llamemos a los chicos y les expliquemos lo que pasaba y ninguno se lo pensó dos veces. La fábrica no quedaba lejos de la comunidad. Casi teníamos el mismo camino hasta llegar, ellos y nosotros. Así que como no tenía idea del plan del Cabeza y no quería llamarle para no cagarla, pensaría mi propio plan. Pero primero tenía que saber cuántos eran y cómo era la fábrica.

Salimos de la ciudad y cogimos el camino que nos llevaba a ella. Sabía que un poco antes había una casa abandonada así que allí quedamos con los chicos.

Dejé la moto en la parte de atrás por si pasaba algún coche que no la vieran y no sospecharan. Los chicos también venían en ellas. Era lo más cómodo para salir corriendo si lo necesitábamos.

- Todo saldrá bien. - me dijo Georg entrando dentro.

- Eso espero. A ver. Tenemos que pensar cómo hacerlo. No serán ni tres ni cuatro. Si en el Paraíso eran ocho contando a los dos de la puerta, no me extrañaría que tenga a toda su gente ahí.

- Marcus me ha dicho que se conocía la fábrica, así que tenemos un punto a favor. Y el Chino sabe manejar eso de los Gps.

- ¿Y piensas que el Cabeza lo tiene activado? No seas estúpido, por dios. Piensa las cosas Georg.

- Tienes razón.

-Sssshhh. ¿Escuchas? Un motor. - me acerqué a la ventana que daba al camino y vi pasar un coche. - Tom... - lo vi en la parte de atrás.

- ¿Lo has visto?

- Si. Iba atrás pero no me he dado cuenta quien iba en el coche.

- El Cabeza debe estar ya allí entonces.

- Mierda. ¿Cuanto más van a tardar? - me puse nervioso esperando a los demás.

- Ya vienen. Mira a allí. - dijo señalando. Si, ya venían. Se podían ver diez o doce motos a lo lejos. Bien. Cuantos más fuéramos mejor. - ¿En serio vas a... matar a tu...

- Si. - le corte. - No voy a esperar más. Lo he alargado demasiado. No pienso dejar que me joda una vez más.

- Vale. Pero primero nos ocupamos de Tom y el Cabeza. Después... haces lo que quieras.

Sabía que lo decía por no verlo.

Los chicos entraron en la casa dejando las motos junto a la mía. No tardemos en trazar un plan. Marcus se sabía cada rincón de la fábrica y se imaginaba donde podían estar. Solo quedaba esperar que fuera así. Y que Tom estuviera allí.

La idea era deshacerse de la gente de mi padre de uno en uno y después, ir a por él cuando fueran menos. Lo que me extrañaba era que no habían pasado más coches. Solo uno, en el que iba Tom. Y eso era demasiado raro.


Salimos de allí y fuimos a la fábrica. Cuando paré la moto mi móvil empezó a sonar. Era un número que no tenía, de seguro otro de los putos juegos de mi padre.

- Cross. - Marcus se acercó a mí. - ¿Pasa algo?

- No sé quien me esta llamando.

- Dejalo. De seguro no es importante, al menos ahora no.

Cross.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora