Cap 14.

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La casa no era muy grande, era como un pequeño chalet en el campo, en medio de la nada. La enorme verja rodeaba todo el terreno, la verdad es que casi tenia mas terreno que casa. La casa era blanca con chorretones marrones, vieja, se notaban los pasos de los años en ella, pero aun así, no se veía mal. En la fachada principal, se podía ver la puerta de la casa y un par de ventanas, arriba, en la segunda planta, dos ventanas más. Así era, daba la sensación de que iba a ser pequeña por dentro.

Sara entró delante cogida de la mano del Cabeza, yo lo seguía detrás observando cada rincón y Tom, Tom se había quedado mas atrás y fue obligado a entrar por un empujón de esos dos. Tenía cara de repartir leches en cualquier momento, la misma cara con la que apareció en casa anoche.

- Bien, no es muy grande pero espero que os sintáis bien en ella. - dijo el Cabeza. Esperó a que entráramos y cerró la puerta en cuando la cruzo Tom. Los dos gorilas se quedaron fuera. Nada más entrar en la casa ya estaban en una especie de salita, había dos sofás y una tele pequeña. Los muebles se veían viejos, hasta mi casa ahora mismo era mejor que esta.

- ¿Por qué aquí? ¿Por qué a tu casa? - pregunte curioso.

- Veras, pensé que sería buena idea ya que, bueno, la charla que tuve contigo me hizo pensar que lo mejor seria que comprobarás con tus propios ojos que no vivo en ninguna mansión.

- Podrías tener dos y esta haberla conseguido para engañarme, que no digo que sea el caso, pero...

- No lo es. - me corto Tom sentándose en el sofá. - Solo tiene esta, créeme. - bueno, yo lo decía en plan broma. Pero vale, si lo decía Tom... pero qué digo, si él también podría estar mintiéndome.

- De igual manera, no me interesa. Pensé que saldríamos a comer en la ciudad.

- Solo quería pasar mas tiempo con vosotros, bueno, con mi... hijo.

- Pero yo no lo soy así que... ¿me puedo ir con Sara a comerme una buena hamburguesa?

- ¡¡Si!! - grito ella.

- No. No, Bill. Quiero hablar con vosotros y por eso estáis aquí, los dos. Y si es por comer una hamburguesa, yo mismo las preparare. - a cuadros. ¿El Cabeza cocinando para mi? - Podéis ver la casa o salir a la parte de atrás si queréis con Sara, hay algún columpio. Yo preparare la comida y en cuanto la tenga comeremos ahí mismo, en la terraza.

Le seguimos a la cocina y de ahí salimos a la terraza. Terraza, no es que fuera una. Un trozo de suelo encementado con una lona para tapar el sol, que por cierto se agradecía porque hoy calentaba de cojones. Tenía varios columpios para que la pequeña pasara el tiempo allí, que nada más que los vio, salió corriendo a ellos. Tom y yo salimos con un par de cervezas cada uno y nos sentamos en unas sillas y mesa de plástico que tenía allí.

Fue un poco incómodo. Sara jugaba sola, pasándoselo pipa ella sola. El Cabeza en la cocina. Yo sentado con las piernas cruzadas y casi empezando la segunda cerveza por no saber ni que hacer ni qué decir. Tom seguía serio, parecía estar en un puto funeral en vez de en la casa de su padre. No se llevaban tan mal después de todo. Es como si ambos supieran que el otro supiera de él y por eso no tenían nada más que hablar o echarse en cara. Igual me equivocaba y en vez de comer tranquilos terminan tirándosen la comida a la cara del contrario.

Miré a Tom por unos segundos sin que él se diera cuenta. Parecía más relajado por momentos y hasta tenía una medio sonrisa mirando a Sara. Siempre tenía esa expresión cuando estaba con ella. ¿Por qué?

- ¿Me vas a contar lo que pasa con ella? - le pregunté girándome hacia él.

- ¿Sara? - ni siquiera me miró, ni tampoco cambiar esa expresión a pesar de que le estaba mirando. Asentí con la cabeza, aunque no me mirara sabía que me veía. - Tu no me has contado nada de tu vida. - giró para mirarme y sonrió más todavía. - ¿Por que tendría que hacerlo yo? - rodé los ojos. Tenía razón, pero me jodía porque quería saberlo sin tener que decirle nada de mi.

Cross.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora