Cap 32.

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No sabia que hacer sobre lo que había escuchado en el pasillo decir a esas dos enfermeras. Ahora no era el momento de discutir, de sacar trapos sucios. Supongo que si Tom supiera eso de que el Cabeza tiene otro hijo, me lo hubiera dicho. O al menos eso quería pensar. Cuando se calmaran las cosas se lo diría, si. Ahora no es el momento.

Entré de nuevo con él en la habitación.

- ¿Me ayudas? - me dijo sentándose de nuevo en la cama.

- Claro. -  le respondí sonriendo.

Le quite la camiseta, le habían puesto alguna clase de crema para el dolor y le habían vendado por completo.

- ¿Te sigue doliendo?

- No mucho. Pero si me agacho o me giro si.

- Ya. Excusas para que yo sea el que te tenga que desnudar, ¿no?

- Te lo digo enserio. Pero también en parte por eso.

- Lo sé. - le di un beso y se levantó un poco de la cama para que pudiera desvestirle por completo. - No entiendo porque tanta regla, ni siquiera vas a estar una noche. Solo unas horas.

- Ya sabes como son. No sé ni como te han dejado quedarte.

- Y que se hubieran atrevido a no dejarme. - dije frunciendo el ceño sin darme cuenta y Tom rió.

- Ya, relaja. Vamos a dormir un poco al menos. Lo necesito. - se metió en la cama y yo me fui al sofá. - ¿Que haces?

- ¿Dormir?

- Ven aquí. No vas a dormir en ese sofá de mierda.

- Pero la cama es pequeña, y estamos en un hos...

- ¿Venga ya? ¿Vas a decirme que te vas a cortar por eso? Bill, ¿Hablas en serio? - me quede callado por un segundo.

- A la mierda. - me levanté y me metí con él. Enseguida me abrazó. Era tan pequeña que los dos teníamos que dormir de costado. - Te hará daño.

- No. Me hace daño no tenerte a mi lado. - me respondió con los ojos cerrados ya.

- Te quiero tanto... He pasado miedo. - dije en voz más baja y acurrucándome en él.

- ¿Tu, miedo? No me hagas reír. - le di un golpe en el hombro.

- Hablo en serio, idiota. No sabia que iban a hacerte.

- No hablemos más de eso. Y mañana en casa te curo esas manos. Que no te he preguntado qué ha pasado pero me lo puedo imaginar.

- Hum... Los ladrillos de la pared de tu casa tienen la culpa.

- Burro.

- Gracias por el piropo. Descansa. - le dije acomodándome de nuevo.

- Y tu, mi vida. - me beso la frente y nos quedemos dormidos a los pocos segundos.


Al rato me desperté. Tom seguía durmiendo como si nada, supongo que por los calmantes o por lo que le dieran, pero a mí esa mierda de cama me estaba jodiendo la espalda.

Fui al baño a mear, no aguantaba más. Me quite las vendas que tenia en las manos, tampoco me había hecho tanto. Solo algunos rasguños, eso se, tenia los nudillos hinchados. Me las lavé y me refresque la cara y mojé un poco mi pelo. Me miré al espejo, pocas veces, por no decir ninguna, iba sin maquillaje.

Cuando salí del baño me quedé mirando a Tom. Dormido se había puesto boca arriba y ahora ocupaba toda la cama. Así que me senté en el sofá y miré mi móvil. No tenía llamadas ni mensajes así que eso significaba que de momento las cosas estaban tranquilas.

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