Capítulo XXI: Taza

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Es un nuevo día para el curso que ahora se encontraban en la casa-castillo de la familia Agreste.

Sin embargo, había cosas que aun mantenían como la organización en grupos para preparar las comidas. Dentro de los alumnos que tenían que hacer el desayuno esta Marinette.

- Estas de mejor ánimo – comentó Tikki, mientras bajaban las escaleras.

- Si, el chocolate me ayudó mucho – contestó animada. Tomando con las dos manos la taza, mientras se preguntaba, quien lo hizo.

En mitad de camino a la cocina, Marinette se encontró con un somnoliento Víctor.

- Hola Marinette, te vez mucho mejor – saludó.

- Gracias, creo que necesitaba dormir en una cama normal – dijo avergonzada, tapándose la cara con una de sus manos.

Ante ese gesto, Víctor notó la taza que sujetaba con la otra mano ¿tenía chocolate?

- Parece que no solo fue la siesta – bromeó, señalando la taza. La chica rió inocente – Ese chocolate es mágico – comentó.

- ¿Eh? – exclamó sorprendida – como sabes...

Víctor le guiñó el ojo, mientras le daba unas palmaditas en el hombro, alejándose unos pasos.

- Porque lo sé – dijo misterioso, alejándose.

Marinette y Tikki lo miraron desconcertadas ¿Víctor fue quien le preparó el chocolate?

- Marinette ¡Aquí estas! Vamos, te necesitamos – exclamó Alix, sorprendiendo a la azabache.

- Si, ya voy – respondió, acercándose a su compañera.

- Tú eres la única que va lograr darle sabor a esa cosa – comentó la chica de pelo rosa, cuando entraron a la cocina.

- No es para tanto – comentó avergonzada, poniéndose a trabajar.

Gran parte de los alimentos que trajeron los puso el colegio, pero los alumnos podían traer otras cosas y a los papas de Max se le paso la mano con los sacos de avena que enviaron, por lo que tenían que agregarla a casi todas las comidas para consumirla por completo.

Y como era de esperarse, todos estaban aburridos de la dichosa avena, en especial porque nadie sabía cómo prepararla sin calentarla. Sin embargo, había alguien que si sabía y todos mantenían la esperanza de que sea lo que sea que hiciera fuera mucho mejor que el engrudo que comían.

Marinette, al ser hija de panaderos sabía varias preparaciones con avena, pero para ese día tenía una muy especial.

¿Qué será?


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