Capítulo XLIII: Secuestro

611 67 15
                                    

Tras cenar, Marinette y Alya se dirigieron a la cocina a ayudar a sus amigas, mientras terminaban una tarea impuesta por la profesora de ciencias.

- Pensar que mañana tenemos que volver a la ciudad – comentó Alya.

- Yo no quiero volver, es muy bonito – alegó Roses.

- Te apoyo – asintió Alix.

Nadie quería volver a París, no lo solo por la rutina diaria de ir al colegio a estudiar, preferían las "clases" que tuvieron acá, sino por la tranquilidad que la campiña francesa tenía.

Después de dejar la cocina ordenada, las chicas se dispersaron rumbo a sus habitaciones. Marinette y Alya se estaban acercando a la escalera principal, cuando Víctor las detuvo. Quería conversar con la ojiazul.

- Nos vemos en la habitación – dijo Alya, alejándose antes de que su amiga pudiera responder.

- Vamos a la biblioteca, no quiero que nos molesten – dijo tranquila. Marinette asintió con la cabeza y lo siguió.

Durante su estadía, la biblioteca fue el lugar donde los alumnos iban a consultar sus dudas, la mayoría relacionadas con ciencias, no solo relacionadas con las actividades de las profesoras, sino del edificio mismo donde se encontraban.

Parecía que alguien había estado antes, ya que la chimenea estaba encendida. Víctor se sentó en el sofá más cercano a esta y le hizo señas a su amiga para que sentara junto a él.

- Quería pedirte disculpas... por todo lo ocurrido hoy – dijo bajando la mirada.

- Pero... quedamos que no había nada que disculpar – aclaró tranquila.

- No me refiero lo que pasó afuera... lo digo por lo que ocurrió en tu pieza – aclaró.

- Aps – dijo sin ánimo.

Víctor había herido a su amiga, sin querer, más de lo que pensaba, ya que dejo a Adrien como un chico que solo veía a Marinette como algo menos que una amiga, sino que provocó que Chat noir delatara su identidad.

- Fui un bruto, no debí contarte lo que había ocurrido de esa forma – dijo Víctor angustiado – no sé qué tan amigos sean, pero se nota que te afecto mucho – continuó, sorprendiendo a su amiga ¿tanto se le notaba? – me ganaron los celos.

- ¿Celos? – preguntó sin poder creer lo que escuchaba.

- Creo que debo ser más directo... Me gustas Marinette y desde hace mucho tiempo – dijo ruborizándose, mirándola directo a sus ojos.

- ¡Víctor! – exclamó sorprendida. No sabía que decir, no esperaba que fuera a decir algo asi – yo... yo...

- No digas nada, solo quería que lo supieras... sé que sientes algo por Adrien, pero ya vez de lo que es capaz. No quiero compararme con él, pero tenemos cosas en común, como que nuestros papas son diseñadores. Sin embargo, tenemos diferencias, quiero que te concentres en eso... solo piénsalo – dijo colocando una de sus manos, sobre la mano de su amiga.

- De acuerdo – logró decir la chica.

La confusión invadió a Marinette, quería darle una respuesta en ese momento, pero lo que había ocurrido antes del almuerzo, no ayudaba.

Al cabo de unos minutos, ambos chicos salieron de la habitación. Marinette se encontraba a metros de su habitación, cuando Tikki salió de su escondite.

- ¿Cómo estás? – preguntó preocupada.

- No lo sé Tikki, Víctor tiene razón debo pensar en lo ocurrido – dijo seria.

- Es cierto, pero también... - Marinette interrumpió a la kwami.

- Debo hablar con Adrien ¿verdad? – adivinó. Tikki asintió con la cabeza.

Antes de que las descubrieran, la kwami volvió a su escondite y Marinette continuó su camino.

No solo quería hablar con él para saber su versión de lo que había dicho Víctor, sino para aclarar lo de Chat Noir. Ella sabía muy bien que el héroe estaba loco por Ladybug... pero ¿Marinette?

Entre tanto, Alya conversaba con un visitante muy peculiar.

Minutos antes, Alya se había llevado el susto al ver aparecer una silueta oscura en el balcón. Se acercó para ver quién era y grande fue su sorpresa al ver que era Chat Noir.

El héroe le explico que volvió para conversar con su amiga y agradecerle por cuidarlo. Mientras la esperaban, Alya aprovecho de hacerle una pequeña entrevista. Iban por la décima pregunta, cuando apareció.

- ¡Marinette, aquí estas! No vas a creer quien te ha estado esperando – exclamó su amiga, tirándola del brazo para que fuera al balcón.

- Espera Alya, no me siento... - no alcanzó a terminar la frase, cuando lo vio.

Se encontraba de pie, mirándola expectante de que lo iba a decir. Al ver que no se decían nada, Alya le explico a su amiga, el motivo por el que estaba Chat.

- Eee... bueno... no fue nada. Cualquiera ayudaría a uno de los héroes de París – dijo moviendo sus manos "nerviosa".

- Es lo más seguro, pero también quería conversar contigo de otra cosa – dijo "tranquilo" - ... a solas – agregó al ver que Alya no se movía.

- O lo siento, ya me voy – dijo alejándose. Marinette la iba a parar, en respuesta su amiga la empujó hacia Chat – no todos los días aparece Chat noir, para conversar – dijo guiñándole un ojo, dejando en shock a su amiga.

- Solo son unos minutos – aclaró el felino. Marinette lo miró dubitativa - ... Alya no se va a alejar más ¿cierto?

Marinette se giró para ver que su amiga se había "alejado", se escondió detrás de la pared del balcón.

- Creo que no... ¡¿Qué haces?! – exclamó. Sin pensarlo dos veces, Chat la tomó entre sus brazos, levantándola.

- Cuando dije que quiero conversar contigo a solas, es solo nosotros... cuatro – susurró, guiñándole el ojo ante la última palabra - ¡Vamos!

- ¡¿A dónde?! – exclamó, mientras Chat se paraba en el respaldo del balcón.

- Es una sorpresa – dijo, tomando impulso para saltar.

Ante los gritos de su amiga, Alya no pudo evitar salir al balcón. No pudo evitar abrir la boca sorprendida, al ver como Chat noir saltaba por las torres del castillo, junto con Marinette.

- ¿Qué pasa? ¿Alya? – preguntó Nino, acercándose a su novia.

- Algo que me cuesta creer. 

Un viaje InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora