Capítulo V: Deja Vu

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- ¿Qué onda el clima? – exclamó Alix al ver por la ventana.

- Mientras mañana no este así – contestó Kim.

- Según la aplicación que tengo en la Tablet, no debería, de hecho va a estar soleado – continuó Max.

El cielo en la ciudad de Paris se había ennegrecido de nubes llenas de agua. Y no de cualquiera, de esa finita que te moja hasta el alma.

- Bueno alumnos, eso ha sido todo por hoy. Que les vaya bien en el viaje, nos vemos en dos semanas – despidió el profesor a sus alumnos.

Casi como si les hubieran dado una descarga eléctrica, el curso salió corriendo de la sala.

- ¿Tan raro es que allá un viaje? – preguntó Alya a Nino y Marinette.

- La verdad no – admitió la chica – lo que sí, es la primera vez que dura tanto.

- Además quien no se va a alegrar de no tener clases – dijo Nino.

- Eso es cierto – afirmó Adrien.

Al llegar a la entrada del instituto, el cuarteto se dio cuenta que la lluvia había empeorado.

- Espérenme unos minutos, tengo una idea – exclamó Marinette, volviendo a entrar, en dirección a los casilleros.

Alya y Nino se miraron cómplices, era la oportunidad ideal para no aprovecharla.

- Adrien, sé que te tienes que ir, pero ¿podrías esperar a Marinette? Me tengo ir ahora – dijo suplicante Alya – quede en... cuidar a mis hermanos.

- Ahmm... no, no hay problema – dijo confundido Adrien. Justo ese día no lo venían a buscar.

- Gracias, nos vemos mañana – exclamó alegre, tomando del brazo a Nino.

- Qué raro ¿Por qué se lo llevó? – pensó, al ver a su amigo siendo arrastrado por la chica de lentes.

No pasó mucho tiempo para que Marinette volviera. Aunque le extraño ver al chico de ojos verdes solo.

- ¿Qué pasó? – preguntó confundida.

- Alya me dijo que tenía que cuidar a sus hermanos – contestó tan confundido como ella.

- Qué raro – musitó la chica. Por lo general, Alya le hubiera dicho antes.

- Un poco – admitió el chico.

Se quedaron en silencio observando la lluvia, hasta que la chica recordó el motivo de que la esperaban.

- Lo siento – exclamó nerviosa, tratando de abrir el paraguas que tenía guardado en su casillero. Sorprendiendo a Adrien – solo te estoy demorando.

- Tranquila tengo tiempo – contestó amable, acercándose a la chica – déjame ayudarte – ofreció tomando el paraguas y abriéndolo.

- Gracias, pero ¿no tenías una sesión de fotos ahora? – preguntó extrañada la joven.

- Eh – se le había olvidado por completo la mentira – si... pero, pero... tengo tiempo no te preocupes – contestó tan nervioso que se le cerró el paraguas, tapándolo de la cintura para arriba.

A pesar que era el amor de su vida, Marinette no pudo evitar el ataque de risa al verlo. El chico tampoco pudo evitar reír ante lo irónico de la situación.

- ¿No te parece familiar? – preguntó aun riendo, mientras se aseguraba que el paraguas no se fuera a cerrar otra vez.

- ¿Eh? – lo miró confundida, salvo por el paraguas...

Un viaje InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora