Capítulo XXII: Concurso.

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Mientras se preparaba el desayuno y se colocaba el servicio en el comedor, había una chica de cabello ondulado castaño con las puntas anaranjadas, estirándose.

- Muy bien, si lo quieren así – comentó, antes de tomar las frazadas que cubrían a sus amigos dormidos.

Llevaba varios minutos tratando de despertarlos, primero los sacudió suavemente, después más fuerte, ni siquiera la alarma del rubio los despertó, colmando la paciencia de Alya.

Sujeto firmemente las mantas y de un solo tirón las levantó, provocando una brisa lo suficientemente helada para despertarlos.

- ¡¡HEY!! – alegaron al unísono - ¿estas loca? – continuó Nino, sentándose, mientras Adrien se rascaba los parpados, aun soñoliento.

- No es mi culpa que tengan el sueño pesado – respondió seria, tratando de aguantar la risa que le daba ver aquella escena.

- ¿Qué hora es? – preguntó entre bostezos Adrien, levantándose.

- Las nueve – respondió Alya.

- Es muy temprano – alegó Nino, volviéndose a acostar.

- Nino no seas flojo – alegó Alya tomándolo de los hombros, sacudiéndolo – ni siquiera a Marinette le costó tanto despertar.

- ¿Por cierto, dónde está? – preguntó Adrien, que a diferencia de su amigo ya estaba buscando sus cosas para levantarse.

- ¿No te acuerdas? Le tocaba el desayuno – respondió desconcertada Alya.

- Cierto y ¿cómo está? – preguntó, recordando el resfriado del día anterior.

- Mucho mejor, lo que sea que le haya preparado Víctor, la ayudo – respondió alegre.

Cuando se fueron a acostar, la noche anterior, los tres notaron la taza que había en el mueble al lado de Marinette.

- ¿Víctor? – preguntó extrañado.

- Si, cuando baje a ducharme lo escuché decirle a Marinette que fue él quien le hizo el chocolate... a que no es lindo – comentó alegre.

- Supongo – dijo el chico sin emoción, saliendo de la habitación.

Alya y Nino se quedaron mirando, extrañados ¿Qué le ocurre?

Media hora más tarde, alumnos y profesoras se encontraban sentados en el comedor, desayunando. Estaban terminado, cuando la profesora Bustier pidió silencio a sus alumnos para comunicarles algo.

- Tengo el agrado de informarles que ayer se comunicó con nosotras el señor Carlier, que para los que no saben es importante diseñador de modas, para informarnos de un concurso que está realizando junto con el señor Agreste...

Adrien no pudo evitar atorarse con su té ¿otro concurso de su padre?

- ¿Estás bien? – susurró Nino.

- Sí, estoy bien – respondió, aguantándose la tos.

La profesora al ver que no era nada grave, continuó.

- Los interesados, deben realizar un conjunto completo, de ser necesario también deben diseñar los accesorios, inspirados en algún animal, solo uno. Tienen hasta las seis de la tarde.

- Ni un minuto más – agregó la profesora de ciencias, seria – yo se los entregaré personalmente – agregó.

- ¿Eso quiere decir que se acabaron las tareas de ciencias? – preguntó esperanzado Kim.

- No se ilusione, tengo asuntos personales que me obligan a volver a Paris, pero mañana en la tarde estoy de vuelta – aclaró, borrando varias sonrisas de alivio.

Tras terminar de desayunar, varios de los alumnos se levantaron para retirar el servicio sucio.

- Marinette, tengo que reconocer que nunca había comido algo tan rico y que tuviera avena – comentó Alix.

- Gracias – dijo avergonzada, la chica.

- ¿Vas a participar en el concurso? – preguntó alegre Rose a la azabache.

- Rose eso ni se pregunta – comentó Alya, a lo que su amiga continuó riendo.

Era más que obvio que la chica iba a participar y para que decir quién iba ser su inspiración. La chica miró hacia apenas unos segundos estaba su príncipe de ojos verdes.

¿A dónde habrá ido?

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Un viaje InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora