Capítulo VIII: Viernes

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Y llegó el gran día.

Un bus estaba esperando en la entrada del colegio a que los estudiantes y las profesoras llegaran, para que a las ocho de la mañana partir rumbo a los campos cercanos de la ciudad.

- ¿Llevas todo cariño? – preguntó la mamá de Marinette, al verla bajar de su pieza.

- Si, llevó todo – contestó dejando sus cosas al lado de la escalera, para tomar desayuno.

- Llevas poleras, pantalones, algo para abrigarte, calcetines... - comenzó a pasar lista de las cosas que iba a necesitar su hija, mientras ella asentía con la cabeza – saco de dormir y la carpa.

- Si mamá ya guarde el saco de dormir y la la... voy y vuelvo – susurró bajando su mirada y subiendo a su pieza en búsqueda de la única cosa que Alya no le perdonaría olvidar.

La mamá de Marinette la miró tratando de aguantar la risa (sin mucho éxito). La memoria de ella era lo único que la preocupaba de dejarla sola, pero al saber que Alya también iría y que compartirían carpa, quedó más tranquila.

Minutos más tarde, la azabache tomó su equipaje y tras despedirse de sus padres, se fue de su casa rumbo al instituto.

Ya habían llegado varios de sus compañeros cuando llegó y por supuesto las profesoras también. Una de ellas se acercó para saber cómo estaba su mano, a lo que Marinette le respondió que mucho mejor que ayer.

- Me alegro mucho – dijo alegre la profesora Curie – así no te vas a perder de las actividades.

- Si – respondió alegre.

- Disculpa, tengo que contestar – dijo alejándose de la chica, para contestar su celular.

No había tenido muchas clases con la nueva profesora, pero sentía que era una muy buena persona.

- Aquí estas – exclamó una voz femenina detrás de Marinette.

- Alya – exclamó al ver a su amiga – ya me estaba preocupando.

- Lo siento, uno de mis hermanos había escondido mi saco de dormir – aclaró aun molesta por la broma de su hermano – pero no quiero pensar en eso, ven, déjame ayudarte – dijo tomando la carpa.

- ¿Sera su forma de decir de que no te fueras? – sugirió mientras subían sus cosas al bus.

- No lo sé, pero mi mamá le dio un buen "tirón de orejas" por el susto, casi no llego por culpa de él.

- Mmm... bueno menos mal que yo traje la carpa – comentó para calmarla. Aunque debía añadir que si no es por su mamá, la historia sería muy diferente.

A los minutos, aparecieron los estudiantes que faltaban, incluyendo a Nino, que miraba en todas direcciones buscando a su amigo que aún no llegaba y un chico de cabello café, que apenas llegó, se acercó a las profesoras.

Los tres conversaron un poco y tras aclarado la presencia del chico (el director lo mencionó vagamente), subieron al bus, que a los segundos partió rumbo al campo.

- Espera profesora, falta uno de nosotros – exclamó Nino.

- Estamos al tanto de ello – dijo la profesora Bustier – tuvo un problema y llegara más tarde – continuó tratando de tranquilizar al chico, el cual asintió con la cabeza, extrañado ¿Qué le habrá pasado?

- Disculpa ¿puedo sentarme? – preguntó el chico de cabello castaño a Nino.

- ¿Eh? Si claro – contestó, corriéndose al asiento de la ventana - ¿eres nuevo?

Un viaje InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora