Capítulo XXXI: Historia

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Hace siglos, cuando los títulos tenían gran importancia, vivía un noble y misterioso Lord, el cual era el dueño original del castillo. No tenía familia y poseía pocos sirvientes, prácticamente vivía solo.

Por ese motivo la gente de los alrededores le tenía pánico, ya que no era normal que alguien de su estirpe viviera así. Hay comenzaron los rumores, de que era un amante del ocultismo o artes oscuras, al punto que se creía que había encontrado la forma de convertirse en inmortal. Y su aspecto demacrado y piel pálida, no le ayudaban mucho.

Al cabo de los años, falleció, y como estipulaba su testamento fue sepultado en la parte más profunda del edificio...

- Espera, ¿estás diciendo que su ataúd está aquí? – preguntó Marinette sin poder creer lo que decía su amigo.

- Así es, te imaginaras cual es la parte más profunda – respondió, misterioso.

- ¿El sótano? – preguntó extrañada. Víctor asintió – perdona la honestidad, pero...

- ¿Qué tiene de aterrador? – interrumpió. La chica asintió con la cabeza – pues... nada. Era solo la introducción a la historia – admitió.

Marinette se colocó en frente de su amigo para detener sus pasos, para que continuara con el relato. Víctor suspiró resignado, por un lado se alegraba de que le pusiera atención y por otro, que su amiga no supiera el efecto que producía sus ojos azules en él. Hacía que cumpliera todos sus deseos.

- Como ya te diste cuenta, en vida el lord fue culpado de practicar artes oscuras, hasta el día de su muerte...

Pasaron los meses y las personas olvidaron al caballero. Sin embargo, extraños sucesos comenzaron a ocurrir. Primero apareció una densa neblina que en las noches cegaba a los lugareños. Al poco tiempo, iniciaron las desapariciones.

Al principio creyeron que eran aislados, ya que entre los desaparecidos no había relación, hasta que empezaron a desaparecer familiares de las familias más antiguas de la zona, los que curiosamente habían conocido al Lord.

Y no desaparecían así como así. Algunos eran tragados por la neblina, sin dejar rastro alguna de su presencia, en cambio otros eran más violentas y sangrientas, al punto de que la gente no salía por las noches, por el miedo que tenían a ser la próxima víctima...

- Pero... ¿Qué tiene que ver el Lord con las desapariciones? – preguntó extrañada, Marinette.

- Ahora iba a explicar eso – aclaró. La chica lo miró impaciente.

- Resulta que a medida que las desapariciones se volvían más violentas, en las... escenas del crimen aparecieron mensajes que indicaban que quien lo estaba haciendo era por venganza de algo ocurrido tiempo atrás.

"Además, en las noches aparecieran personas que no eran del lugar. Los lugareños pensando que eran los culpables, los siguieron. En ese momento se dieron cuenta que no era varias, sino una que podía cambiar su apariencia y no solo a otro humano, también animales. Hasta que una noche se dieron cuenta que a pesar de todas las formar que podía tomar, siempre volvía a una, a la de un caballero de mediana edad, piel pálida y demacrada, ojos oscuros casi negros y pelo de igual tono, nadie tuvo duda, era el Lord.

Después de casi un año de pánico, un grupo de personas se juntó con el claro objetivo de, como fuera, detener a la criatura.

Había pasado tanto tiempo, que el castillo estaba en completo abandono. El grupo, aprovecho la oportunidad y minutos antes del atardecer, se adentraron en el lugar. Entre ellos, se encontraba el sobrino de Lord, quien había venido en representación de su padre, que a pesar que en vida se había alejado de su hermano, se convirtió en el dueño del castillo. El joven que no tenía más de veinticinco años traía consigo un mapa del edificio, lo que les ayudó llegar más rápido a lo más profundo del edificio.

Al llegar, se dieron cuenta que todos los rumores acerca del Lord eran ciertos, ya que el lugar donde descansaba la tumba, estaba rodeada de estanterías con libros de magia oscura y objetos varios que el grupo reconoció como elementos que los brujos usaban para sus hechizos y maldiciones.

Sin mucho esfuerzo lograron levantar la tapa de la tumba y con pesar descubrieron que el rumor más grande se había cumplido. El Lord había logrado convertirse en inmortal.

Sin perder más tiempo, dos personas del grupo comenzaron a hacer los rituales para que el Lord volviera al mundo de los muertos y los dejara tranquilos. Tras realizarlos, el grupo se dispuso a abandonar la habitación y sellarla.

El último que debía salir era el sobrino del Lord, ya que tenía la llave de la habitación. Sin embargo, cuando estaba a punto de cruzar el umbral, unos brazos lo detuvieron, tirándolo hacía el interior. El joven al darse cuenta de su destino y que el Lord aún estaba vivo, lanzó la llave al grupo y con mucho esfuerzo pateó la puerta, cerrándola para que los demás la sellaran y el Lord no saliera más."

Tras terminar de contar la historia del castillo, los chicos se quedaron en silencio. Marinette fue la primera en romperlo.

- Que... trágico – soltó en susurros.

- Si – afirmó seco.

- Hay algo que no entiendo – dijo extrañada. Víctor la miró confundido – sé que debe incomodar saber que el lugar donde te encuentras tiene un origen oscuro, pero ¿sabes por qué a Adrien le molesta tanto? – preguntó recordando la reacción que tuvo el chico, minutos antes.

- Es simple – susurró – nosotros no nos enteramos de la historia por sus padres, sino por niños de la zona... y digamos... que no fueron muy amables con él – Marinette asintió con la cabeza, entendiendo a lo que se refería – y no solo porque su familia sean los actuales dueños, sino el cómo la obtuvo – dijo serio.

- ¿A qué te refieres?

- Su padre la recibió como herencia de su padre, el abuelo de Adrien, quien es descendiente de los primeros dueños.

- Espera Víctor, eso quiere decir que...

- Si – la interrumpió.

Adrien es descendiente del Lord. 

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