Prólogo

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Siempre he estado sumida en un caos mental que ni siquiera yo misma era capaz de resolver ni arreglar. He estado en mi humilde morada tanto tiempo...Nunca salía de mi habitación, ahí podía ser yo misma, podía expresar mis emociones sin preocuparme de lo que pensarán los demás, porque estaba sola. La soledad también se convirtió en otro hogar para mí, me sentía a gusto conmigo misma. Hasta que mis peores pesadillas se hicieron reales, mi mundo se volvió patas arriba y no pude salvar ni rescatar a nadie. Quería abandonar mi casa, siempre lo he querido. Me siento fuera de lugar: es algo a lo que estoy acostumbrada. Sin embargo, pensaba hacerlo por mi cuenta, sin que nadie me obligara a abandonar a mi familia. Vaya que todo se fue al traste. Todos mis años de preparación, toda la fuerza que había depositado en ello y las ganas, todo, se redujo a la nada.
No he dejado a nadie sentir compasión por mí, es algo innecesario, dado que estoy acostumbrada a sobrar en todos los sitios. Todas las personas a las que conocía me dijeron que veía el mundo de forma distinta. Algunas incluso me dijeron que estaba loca. Las imágenes de los libros cobraban vida delante de mis ojos, como las antiguas películas. No era capaz de leer, las letras bailaban y se movían de una forma muy extraña cuando señalaba el renglón que me tocaba leer.
Desde que empecé a tener estos síntomas, me encerré en mi mente y no salí de ella. No volví a hacer amigos nuevos, perdí incluso el contacto con mi familia. Estuve durante dos semanas sin habla. Reflexionando si debería ir a que me viera un profesional.
Hace poco tiempo, quería ser psicóloga y ayudar a niños con problemas, estuve mirando un poco cómo era el tema, pero en ninguno de esos artículos que conseguí leer ponía nada de lo que me sucedía a mí. Por lo tanto, estuve debatiendome entre pedir ayuda y contárselo a alguien, o pasar del tema. Dejar que mis hobbies favoritos desapareciesen para dar paso a algo que a mí me parecía letal. Los encerré en una cajita con llave en un hueco de mi ser y no me atreví a desenterrarlos hasta que ocurrió lo inesperado. No sólo desapareció eso, mis aficiones, sino también gente real. ¿Qué estaba pasando? ¿Sería capaz de afrontar la verdad cuando me la contasen? ¿Debía confiar en alguien? ¿Podría salvar a los que más quiero? ¿Superaría el dolor de la muerte? ¿Supondría un riesgo para mis seres más queridos que yo siguiese con vida? ¿Qué significaba todo esto?

Clara oscuridad©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora