Las personas comenzaron a entrar al teatro donde una de las bailarinas más importante en Francia bailarina esta noche.
Se trataba de nada más y nada menos que de Vanessa, ella había ganado la fama no deseada a costa de dolor de cuerpo y un entrenamiento intenso. Era reconocida en toda Francia como la "Bailarina gringa con toque francés" a ella no le molestaba en lo absoluto, ya que era un apodo de cariño.
Tras bambalinas las bailarinas se estaban preparando, todas se veían exactamente iguales, pero una de ellas resaltaba en medio de todas. Era Vanessa.
—¡Los asientos están todos llenos! — comento con alegría Madame Zolta. — ¡Hora de el show!
Vanessa se acomodo y su mente quedó en blanco, todas las bailarinas se acomodaron y cuando el telón se abrió y la música comenzó, todas ellas comenzaron a salir, una tras otra.
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La última en salir era Vanessa, ella comenzó a bailar como si estuviera sola y eso era lo que la hacía tan reconocida, su arte al bailar. Se sabía tan bien los pasos que casi no abría los ojos, concentrada en su mundo.
Entre la multitud, en primera fila se encontraban dos chicos con sus respectivas novias. Aquellos miraron a la joven bailarina que se movía al compás de la música. Ellos se miraron y no lo creyeron posible
Aquella chica que estudio en el internado con ellos y que había hecho que su corazón diera vueltas, no podía ser la misma que ahora estaba conmoviendo a todo el público presente con sus dulces y precisos pasos de baile.
El solo de Vanessa había llegado, su cuerpo estilizado se movía de un lado a otro, pero cada movimiento emanaba gracia y encanto. El baile terminó y todos los presentes se levantaron para agradecer a las bailarinas con sus aplausos y rosas que caían en el escenario.
Madame Zolta camino con gracia y todas las bailarinas hicieron una reverencia. Cuando Vanessa abrió los ojos vio a los dos chicos que desde que ella había salido no le habían quitado la vista de encima, eran ellos. Martijn y Julian.
Los dos jóvenes comprobaron su teoría cuando ella abrió los ojos y la sonrisa que tenia en el rostro se borro instantáneamente al verlos.
—Es ella. — dijo Julian mirando a su mejor amigo.
Martijn lo miro, no lo podía creer.
Madame Zolta le entregó a Vanessa una corona que puso en su cabeza y un ramo de rosas rojas, Madame Zolta quería mucho a Vanessa y sin contar que ella era la prometida de su hijo, Christopher.
El último nombrado salió al escenario y abrazo a Vanessa, alzandola por los aires y luego la bajo para besarla.
Los dos neerlandeses se miraron, sin poder creerlo aún. La audiencia enloqueció y el telón se cerro.
—Tenemos que verla. — dijeron casi en un susurro, para evitar que sus novias los escucharan.
—Chicas. — hablo Julian. — les gustaría ir a conocer al elenco? — Pregunto.
