Capítulo 27: Devuelta en casa.

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Al día siguiente Saulo me levanta y me dice.

-¿Quien mierda eran esos?.

-No lo sé, pero ya me avían atacado y según mi compañero son otra rebelión pero más agresiva.

-Y ¿tú no eres como ellos?.

-No, ellos se les reporta matar a sus víctimas.

-Y ¿Tú que haces con las tuyas?.

-Yo noqueó a.-

-Así no lograrás nada, debes de incapacitar a tus rivales.- soy interrumpido por el

-Si, pero.

-Romperles los brazos piernas, pero no mates si no quieres.

-Esta bien.

-Y ¿ahora que haremos?.

-Pues deberías de preparar tus maletas para salir a entrenar una última vez juntos y luego irte.

-¿Te molesto que te golpearan?.

-Me molesta que seas tan suave con la gente.

-¿Por qué?.

-Porque así no lograrás ganarle a nadie.

-Aquí tienes 2 opciones, o matar a tus rivales para que no sigan sufriendo o incapacitarlos para que no sigan molestando.

-Pero, ambas son crueles.

-Pero debes de elegir una.

Después de eso Saulo me golpeó en el cuello y me llevo a una colina.

-¿Despertaste?.

-Si.

-Creí que tardarías más.

-¿Por qué lo hiciste? Y ¿Donde estamos?.

-No sé si recuerdes que yo no entrenaba ni hacia nada.

-Si.

-A pues cuando llegamos, mis padres al trabajar tanto, me mandaron a una escuela de karate, a la cual era el único alumno o bueno el único alumno que se quedó tanto tiempo. Mi maestro controlaba con excelencia la espada y se movía como el viento muy ágil. Un día que está entrenando con el ya después de las clases unos soldados de la luz entraron y amenazaron a mi maestro de que debía pagar el lugar que estaba usando sino sería encargado y cosas así, mi maestro permaneció calmado y les saco del lugar, luego me dijo.

-Saulo, te necesito y quiero que me primeras algo.

-Si sensei.

-Mañana quiero que vengas temprano para una caminata, y prometeme que nunca dejarás de entrenar.

-Si sensei.

Después de eso al día siguiente por la mañana unos soldados estaban escondidos y los noquee. Mi sensei no me dejó decirle nada hasta regresando del viaje, fuimos a la cueva a la que te lleve y me enseñó los pasadizos y como abrirlos sin hacer mucha fuerza al regresar el me dejó en mi casa y se fue a el dojo. Al día siguiente que estaba llendo hacia allá vi a muchos soldados tirados en el piso y corrí hací el dojo a ver a mi sensei, estaba tirado en el suelo y sangrando.

-Saulo.

-Sensei.- le dije con lágrimas en los ojos.
-¿Qué fue lo que le hicieron?.

-No te preocupes Saulo, sólo fue una distracción mía que no me percaté de que los soldados que estaban en las escaleras estaban dormidos y no muertos.- se ríe un poco y luego toce por la gravedad de sus heridas.

-Sensei no se muera.

-Descuida Saulo ya te enseñe todo lo que sabía.

-Pero Sensei.

-Tenía un regalo para ti debido a tus esfuerzos y dedicación, tomalo esta hay en la repisa.

-Si sensei.

Era la espada de mi maestro y tenis una nota la cual decía: "Querido Saulo, espero que cuando uses esta katana sea para el bien tuyo y de los demás y recuerda hay dos cosas que debes de saber es tu decisión elegir la que prefieras, ya sea matar a tu rival o quebrarle los huesos son las dos opciones que tienes para evitar accidentes, te quiere y aprecia tu sensei.

Lo volteo a ver y yacía un cuerpo sin vida tirado en el piso del dojo en el que alguna vez entrene, lo levanté y lo lleve a el jardín luego hice un agujero y lo enterré en su lugar favorito de la montaña.

-Ya veo porque entonces lo de.

-Si.- me interrumpe.

-Y ¿Donde estaba el dojo?.

-Justo arriba de nosotros.

Volteo a ver y vi una dojo arrumbado y descuidado.

-Lamento no hacerte caso a la primera.

-No te preocupes.

-Y ¿Donde está esas espada?.

-En donde está enterrado el...

-¿Oye vamos a otro lugar?.

-No aquí quiero entrenar.

-Okey.

Después de entrenar Saulo me mostró donde esta enterrado su maestro y me dice.
-Oye quiero que tengas esto.

-¿Qué cosa?.- me entrega una navaja suiza y me dice.

-Tomalo como regalo de cumpleaños.

-Gracias.

-Y que no se te olvide mi reloj.

Me río un poco y le digo.
-Claro, pero ¿tú también lo tomarás como regalo de cumpleaños?.

-Pues si tu lo dices si.

Nos reímos y vamos a casa. Le expliqué a Saulo como usar el reloj y después de eso me lleva a el aeropuerto y nos despedimos.

-Adiós.

-Adiós.

Nos abrazamos y nos despedimos.

-Bueno te veré pronto.

-Si, supongo que cuando me necesites para una misión grande hay estaré.

-Si Saulo, hasta luego.

-Hasta luego.

Me voy a la sala de espera y después de un rato la azafata llamó a todos para abordar el avión e irnos.

Fue un viaje bastante aburrido, hasta llegar a él aeropuerto.

-¡Alexis!.

-¿Que pasa?.

-¿Estas bien?.

-Si, ¿Por qué? ¿Qué sucedió?.

-No, es que... ¿Fuiste atacado por los mismos sujetos? ¿no es así?.

-Si, pero los derrote.

-Bien ya estamos de camino a el aeropuerto por ti para ir a el cuartel.

-Okey pero que pasó te digo en el cuartel aquí no es seguro.

-Esta bien.

Llegaron por mi Juan y Alex y me dice.
-Ya están todos en el cuartel tenemos problemas.

-¿Que pasó?.

-No creo que te agrade la noticia.

-¿Pero que pasó?.

-Espera a llegar a él cuartel y verlo.

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Gracias por leer.

 The Four Horsemen Of DoomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora