12. Dolores

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Aly

Mi cuerpo se siente pesado y adolorido en tantas maneras, trato de mover mis pies, pero algo me lo impide. Parpadeo un par de veces y trato de tocar mi rostro, pero tampoco puedo mover mis brazos.

''¿Qué sucede aquí?''

Recuerdos de la noche anterior me llenan la cabeza como golpes al cerebro; Recuerdo el humo rosa, la forma en la que me hicieron bajar la escalera, las puertas de mis habitaciones rotas, mi pequeño momento de valentía y como una mano muy estirada me tomaba de los pies y me dejaba caer contra el césped sin una pizca de tacto.

Abro mis ojos de golpe y lo primero que tengo a la vista es una pared de madera. Giro la cabeza y me doy cuenta de que no hay nada. Solo una pequeña manta blanca que me cubre los muslos. Estoy encerrada en una habitación -o eso creo-. EL piso está hecho de pequeñas piedras incrustadas y hay una ventana arriba de la pared en la que estoy recostada, es tan diminuta que apuesto a que ni mi pierna cabe por ahí.

Veo mis manos, están atadas a unas cadenas manteniendo mis brazos extendidos a mis costados. Lo mismo con mis pies.

—¡¿HOLA?! —grito a la nada —Estarán en serios problemas si no me liberan —muevo mis manos con fuerzas solo lastimándome en el proceso —¡Auxilio!

Silencio.

—Maldita sea... —murmuro viendo mi atuendo, aún estoy en pijama y toda sucia.

''¿Hace cuánto estoy aquí?''

—¡SÁQUENME DE AQUÍ! —grito con fuerzas, pero parece que estuviera hablándole a la nada misma.

O eso creí, pero de repente escucho como mueven unas cadenas del otro lado de la puerta de madera. Veo sombras por debajo de la misma y entonces la figura de Teressa y el líder del clan entran.

—Bueno, bueno... La bella durmiente decidió despertar —murmura el tipo viéndome de reojo.

—Creí que estaba muerta —prosigue a decir la rubia.

—Para tu desgracia sigo viva, estúpida —respondo llevándome unas miradas sorprendidas por ambos —Ya libérenme.

—¿Acaso crees que estas en posición de pedirme algo? —la voz de Teressa es veneno puro.

—Pues si me tienen aquí en contra de mi voluntad, aunque sea llévenme a un baño.

El tipo chasquea la lengua y se acerca a mí poniéndose de cuclillas para luego sacar una pequeña llave de su bolsillo trasero y comienza a liberarme de las cadenas de las manos y los pies.

—Por cierto, soy David, no nos habíamos presentado.

Subo mis hombros restándole importancia y me levanto del suelo masajeándome las muñecas. —Me vale un pepino como te llames.

David se ríe —Ya sé porque eres la novia de Leving, son tal para cual... —dice y yo me contengo de rodar los ojos ante ese comentario. —Ven te llevaré al baño —me toma por las muñecas y le paso a Teressa al lado mientras ella frunce más su frente.

Al salir la claridad del día me golpea tanto que me tengo que zafar mi mano del agarre de David para llevármela a los ojos, miro a mi alrededor y noto que el lugar donde me tenían encerrada es un tipo de bodega atrás de su enorme casa de dos pisos hecha de ladrillos y ventanas francesas.

No hay una montaña, simplemente es un terreno plano con algunos árboles a su alrededor y algunas cuantas rosas sembradas en el patio.

Entramos a su casa, es algo anticuada para mi gusto, pero eso no le quita lo lujosa.

Atracción Elemental [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora