10. Fue el libro

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Aly

Despierto por la gran presión que siento en mi cadera, el dolor es soportable, pero raya en lo molesto, parpadeo un par de veces intentando acostumbrarme a la claridad de la habitación, pero me doy cuenta de que ni siquiera me encuentro en mi cuarto, ya que una luz ciega todo completamente.

Observo a mi alrededor y veo las paredes azules del cuarto de Sarah, la gran luz proviene del ventanal atrás de la cabecera de la cama. Levanto las sábanas y veo que la castaña tiene su pierna enredada en mi cadera y su cabello todo alborotado justo a un lado de mi cabeza.

Ruedo los ojos y me aparto de su agarre, una vez afuera me adentro al baño para atar bien mi cabello y lavar mi rostro, hago mis necesidades y salgo. Sarah sigue dormida, miro el pequeño reloj sobre su escritorio y me doy cuenta de que ya son pasadas las nueve de la mañana, salgo de la habitación y subo al ascensor.

''Hora de atacar el refrigerador...''

Al salir todo se encuentra en silencio, seguro deben estar dormidos. Arrastro mis pies vestidos por los calcetines sobre el piso de madera hasta la cocina, pero en un mini segundo pierdo el balance y me tambaleo hacia atrás.

Cuando creí que caería brutalmente al piso unas manos me sostienen por la cadera impidiendo mi horrible caída

—Ten cuidado —dice su voz, de manera suave y arrastrada, pero al sentir mi cabeza estrellarse contra el suelo reacciono —¿Aly? ¡¿Qué mierda haces en mi casa?!

''¡Maldito estúpido! ¿Me salvas de caerme para luego estrellarme al suelo?''

—Serás idiota —masajeo mi cabeza y me levanto del suelo mientras masajeo mi trasero con la otra mano libre —¿Así tratas a los invitados?

—¿Dormiste aquí? —cuestiona sin poder creerlo.

Lo miro con cara de pocos amigos y me adentro a la cocina.

''¿Acaso verme aquí en pijama no es suficiente respuesta?''

—Aly, ¿qué haces en mi casa? —repite detrás de mí, pero lo ignoro abriendo el refrigerador —¿Ahora no vas a hablarme? —silencio. —Bien, tú lo pediste —dice y en seguida comienzo a sentir un agudo dolor en mi cabeza. Me giro a verlo y tiene los ojos amarillos mientras me mira con superioridad —¿Me dirás o también quieres que te haga llorar?

Le saco el dedo del medio y me siento en una de las sillas altas de la isla, apenas y puedo moverme.

—¡Jason, ya basta, le harás daño! —escucho a lo lejos la voz del que parece ser Nate y solo entonces dejo de sentir dolor. Suspiro mirando a mi salvador y me levanto de la silla para abrazarlo. —¡Estás demente! ¿Por qué le hacías eso?

—¿Demente yo? ¿Cómo pudieron pensar en meterla al portal? ¡Eso está prohibido, Nate!

—Tranquilo, Leving, nada pasará y creo que le debes una disculpa a Aly, ¿no crees?

Salgo de mi escondite y miro a Jason rodar los ojos, ya son grises nuevamente.

—Lamento casi haberte hecho tener un derrame cerebral —murmura por lo bajo y lo miro con miedo —¿Qué? No querías decirme, así que usé otros métodos.

—Tú lo que estás es chiflado —lo señalo y el mueve su mano restándole importancia a mi comentario.

—Buenos días —Jonni entra por la cocina directo al refrigerador. —Jason, ¿cuándo llegaste?

—Hace veinte minutos. —responde seriamente —Estaba sentado en la terraza y cuando entre a la cocina esta piernas de gelatina cayó a mis brazos rendida —me señala y yo solo lo miro mal.

Atracción Elemental [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora