02. Escúpelo de una vez

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Aly

—Buenos días, disculpen la tardanza, al parecer hay una nueva estudiante y el director me estaba dando sus papeles.

Siento la mirada de todos escaneándome con curiosidad, odio cuando esto pasa.

—¿Aly Martinez? Podría ponerse de pie y decirnos tres simples cosas —muevo mi cabello nerviosa y me levanto del asiento —¿Del uno al diez cómo describiría su rendimiento en las matemáticas? —el profesor se cruza de brazos y todos voltean a verme -otra vez-.

—Soy muy mala, del uno al diez me daría un tres —todos me miran como si lo que acabara de decir fuera la cosa más horrible del universo. El profesor frunce el ceño.

—Aprecio su honestidad, señorita Martinez, pero no me agrada su actitud —la atención vuelve al profesor y suspiro para tranquilizarme.

—Soy así, ¿qué puedo decir? —la clase me vuelve a mirar como bicho raro y hasta los veo negar —¿Segunda pregunta?

—¿Cuáles fueron los motivos que la trajeron Green Gold, señorita Martinez?

—Mis tíos son gerentes de hotelería, y cada cierto tiempo los trasladan a las diferentes cadenas que tiene el hotel en varios estados del país —muevo mi mano restándole importancia, ya estoy aburrida de contar una y otra vez lo mismo.

—Supongo que deben ser muy buenos si los trasladan a cada rato —sonríe con ironía.

—Los mejores, sin duda —frunzo el ceño —¿Última pregunta?

—¿Qué le pasó a su cabello y ropa? —pregunta con tono curioso y no tan arrogante como segundos atrás.

—Hace unos minutos mí tía me arrastró por los pasillos —me siento nuevamente en mi lugar y todos estallan en risas.

''¿Qué es lo gracioso? No es broma...''

—Graciosa, señorita Martinez, graciosa. —murmura el profesor mientras borra el atisbo de sonrisa de su rostro —Y para que se rían más —señala a la clase —Saquen el libro, página sesenta y cuatro, empezamos con los logaritmos.

Un « Ahh» es dicho en coro y saco el libro que mi tía compró hace una semana.

Fue la hora más tortuosa, el profesor Marshall es muy serio, en su clase nadie, pero absolutamente nadie aparte de él habla. No sé si era miedo o simplemente no entendían nada al igual que yo y se callaban para intentar que algo les entrara en la cabeza. Cosa que jamás funciona. Odio matemáticas.

La campana, fue el indicador de que éramos libres por hoy.

—No se olviden de hacer los quince problemas, hasta mañana —es lo último que dice el profesor Marshall.

Acaba de explicar tema y ya dejó quince problemas, genial. Saco el horario de mi bolsillo. Geografía, es el piso de arriba, salgo del salón y el pasillo es un mar de personas, tardaría en acostumbrarme a esto. Subo las escaleras y visualizo el salón a lo lejos, entro en silencio detrás de unos chicos de la misma clase y me siento al final de la segunda fila.

—Hey, chica de la maleta, estás aquí —escucho y seguidamente me tocan el hombro. Es el muchacho que vi hace una hora —Genial —me sonríe.

—Hola —lo saludo, se ha sentado a mi izquierda —Muchas gracias, de nuevo, te debo una.

—No es nada, si nos presentamos formalmente quedamos a mano, soy Samuel —estira su mano y la estrecho brevemente —Puedes decirme Sam, si quieres.

—Yo soy Aly y dime Aly, si quieres.

—Bueno, Aly, sé lo duro que debe ser ser la chica nueva, así que te presentaré amigos hoy en el almuerzo —Sam sonríe, pero yo hago una mueca, no soy muy sociable —Bueno, solo si quieres... —revuelve su cabello nervioso.

Atracción Elemental [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora