Dudas

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De vuelta a casa, a la realidad, me adentre a mi habitación y abrí mi caja de rocas y tome una piedra pequeña bastante pequeña y hermosa, escribí en ella ''Ack'' para luego la guardarla en el espacio secreto de mi caja de libros, luego sujete otra y anote algo en lo que había reflexionado mucho y siempre me decía a mí misma: ''Y decidí mirar más arriba y no seguir reglas, rompí las hechas y cree nuevas''. le leí luego de escrito en serio amo mis letras las había perfeccionada escribiendo en superficies como rocas, tal-vez algún día estén en un museo y puedan admirarla, pero volviendo a las reglas si sé que algunas deben cumplirse pero no debemos estar bajo un régimen donde clanes temamos a otros o tengamos que crear estrategias para sobrevivir debemos de vivir en un mundo donde a lo único que debemos temer es a la muerte en la vejez pero no ya no puede ni surgir una madre-selva sin el riesgo de que sea perseguida.

—Neviah, por Dios santo ven a almorzar. —vociferó mi madre desde la cocina.

—Mama disculpa, me quede dormida. —respondí.

Ni cuenta me di cuando me dormí, me levante de mi cama y se fue al suelo la roca, volví a leer mi mensaje y sonreí, la levante y la puse en mi colección de rocas con mensajes, tome mi celular, encontré once llamadas perdidas y seis mensaje de textos, de las once llamadas ocho eran de números desconocidos y tres de Alanna también había un mensaje de ella corto ''iré hoy a visitarte''. Alanna ha sido mi amiga desde que tengo memoria, a la verdad ella ha puesto mucho empeño en nuestra amistad a veces me pone un tanto loca pero ella hace mejor mi vida, los otros dos mensajes eran desconocidos también y solo símbolos extraños, los obvie y baje a almorzar.

No me sorprendió ver que ya Alanna estaba sentada en la mesa parloteando con todos, mi padre le miraba con desagrado, él era muy a la antigua y odiaba conversaciones en la mesa, note que aparte del plato de mi amiga había otro más ósea alguien más había sido invitado, mi padre confirmo mis sospechas.

—Toma asiento Neviah, tenemos un invitado del clan seis, nos tiene algunas novedades, Esteban por favor toma asiento. —pidió.

No, no mi mente decía no no no no puede ser el Esteban que escuche hablar el día del encuentro, de seguro querría secuestrarme o peor aún matar mi familia para que yo admita ser una madre-selva, aunque no era un hecho que yo lo fuera, alguien toco mi espalda y un escalofríos subió por mi nuca no solo por el toque sino también porque paso una brisa helada a través de mí que al parecer solo yo podía sentir porque todos los demás estaban como si nada hubiera pasada, me gire y le vi, era el mismo Esteban de ojos sombríos.

—Si me permiten presentarme soy Esteban Llabres, el hijo bastardo de Sebastián y hermano del nuevo líder Ackley, tenemos la misma edad solo que soy un mes mayor. —explicó.

— ¿Y porque no fuiste tú el líder? —preguntó Eyden.

—Mi querida Eyden porque como ya dije soy un hijo bastardo, a penas me fue dado el apellido, pues mi madre era una recluida que sedujo a mi padre y el error de ambos tuvo consecuencias y este soy yo, pero bien no he venido para contar mi historia, vine a que hablemos sobre Madre-Selva. —dijo.

—Perdón Esteban, pero aunque seamos de clanes aliados no podemos hablar de estos temas, nos concierne a nuestro clan saber si la profecía es cierta o no o de quien será la próxima madre selva. —comentó mi madre.

Me sorprendió ver a mi madre responder así y además lo hizo con bastante cautela.

—Tomen asiento por favor y di todo lo que tengas que decir Esteban, lo que no entiendo es porque no trataste esto en el encuentro. —razonó mi padre.

—Bien por la razón de que creo que parte clan número seis está dispuesto a entregar la madre-selva a cualquier costo e hice mi pacto de protegerla y cuidarla, además vine porque quiero comprometerme con una de sus hijas. —concluyó.

No podía asimilar nada de lo que Esteban estaba diciendo si más bien él es quien hablo de traición, además que rayos pedía, sé que mi padre no toleraría eso, pero aproveche el momento y hable sobre lo que escuche.

—Podría tomar el atrevimiento de decir, que alguien te escucho a ti y alguien más hablar sobre entregar la posible madre-selva, y más bien les escuche dudar sobre si Ack podría estar de acuerdo o no así que aclárame esto. —pedí con altura.

Pude notar como sujetaba el cuello de su camisa al igual que lo hizo el día que le escuche hablando, lo hizo justo en el momento que el otro chico dijo que Ack no estaría de acuerdo en traicionar, observando bien había hecho este gesto cuando era puesto en cuestión, entonces mi padre hablo.

—Estaría bien hacer una alianza mayor con su clan, nosotros somos portadores de lo natural y los elementos son parte de la naturaleza, pero tendríamos que hacer el ritual del humo de incienso y mirra para ver cuál de nuestras hijas será la elegida, además debe del líder de su clan aceptar y autorizar dicha petición. —puntualizó.

—Sera para mí un honor desposar una de sus hijas, hoy mismo haré la petición a Ackley dudo mi hermanito este en contra de una tan gran alianza si el mismo ya lo autorizo pues él me envió a tomar como esposa una de sus hijas, si me disculpan me tengo que ir y en cuanto a lo que escuchaste querida posible futura esposa no fue sin más probando a los guardias de mi hermano quienes tengan como propósito tan si quiera traicionado tendrá una muerte lenta y dolorosa, yo me encargare de ello, por eso Neviah estoy solicitando la alianza mayor de los clanes, y esto esta aceptado por mi hermano, Señor y señora Llabres me disculpo por tener que irme. —Se levantó de su asiento arreglando su corbata.

Yo necesitaba tiempo porque no entendía nada, y si, como que estaba odiando a Ackley, prometió decirme la verdad y estaba actuando a mis espalda, había una posibilidad muy grande de que el humo de incienso y mirra me seleccionara y no quiero ser esposa de este tipo, pero aproveche que como costumbre se debía acompañar el invitado hasta la puerta use mis encantos.

—Esteban, si me permites te acompaño a la puerta. —anuncié

—Si hija llévale, un gusto tenerle aquí. —insistió mi padre.

Le tome del brazo y caminamos por el salón, mis manos estaban sudadas, este tipo se traía algo entre manos era como si no tuviera sentimientos, de repente se detuvo me miró levanto mi rostro y dijo.

—Me creas o no solo queremos protegerles o no piensas que no me di cuenta mentiste cuando dijiste que alguien dijo nos escuchó, sé que ese alguien eras tú, te sentí detrás del reloj no es muy fácil esconderse de mí y cuando quiero algo lo logro y nadie se mete en mi camino, espero te quede claro, y me sé el camino la última vez que vine con Ack me lo aprendí bastante bien.

Salió caminando y yo tarde en asimilar, Ack estuvo aquí y no me dijo.

— ¿Ack estuvo aquí? Pero ¿Cuándo? —inquirí.

—Deberías preguntarle, por algo como el presume son tan amigos, aunque se me hace difícil creerlo, oculta tantas cosas. —se burló.

Abrió la puerta y salió pero pude notar que ya delante de mi hogar estaba una limusina, esperaba a este, pude tener una vista de quien iba dentro, entonces le vi, Ack estaba allí y no se detuvo a hablar conmigo, sabía que necesitaba respuestas y aun así no le importo lo más mínimo venir el mismo, un viento cerró la puerta detrás de mi antes de poder salir e insultarle, abrí la puerta y salí pero cuando lo hice la limusina ya no estaba ni si quiera rastro de ella.

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NeviahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora