Mente nublada

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No he vuelto a volver a ver a Gabriel, no quiero verlo, ni saber nada de él. Ya iba empezando a rendirme con Adrien y ahora que sé que me dirá que me gusta me siento tan mal. Debí marcharme, debí dejarlo, alejarme de él cuando podía y no caer en la tentación en la que me ha puesto.

Nunca debí besarlo en primer lugar.

Incluso le devolví el vestido que usé en el evento, no quiero nada de él.


Me distraía en clases, saliendo con amigos, haciendo lo posible por olvidarme de Ga...del señor Agreste. 

Quiero olvidarlo.

 Las clases eran pesadas, las tareas igual, yo deseo recuperarme del dolor que tengo en mi interior y volver a mi normalidad.


Al día siguiente, después de clases, Alya y yo planeamos salir de compras, ambas lo necesitábamos, yo lo necesitaba para poder despejar mi mente de las experiencias que tuve aquella terrible noche. Alya siempre insistía en que le diera todos los detalles y lo único que pude decirle era que todo estuvo bien y...y perfecto ¿Qué más podía decirle? No era capaz de contarle lo que pasó entre el señor Agreste y yo, no quiero que nadie se entere de lo ocurrido.

Tras unas horas de espera en la plaza nos encontramos con Nino y Adrien, ella me quiso dar una sorpresa e invitó a ambos chicos sin que lo supiera, podríamos tener una posible doble cita, me pregunto si a Adrien le dieron permiso de salir o simplemente usó alguna excusa para volver a escapar. 

El Boulevard Saint-Germain era un lugar perfecto para los cuatro y pasear. Incluso nos detuvimos a tomar un smoothie con helado en el Café de Flore, era muy delicioso y muy agradable, me estaba ayudando mucho salir con ellos por el buen ambiente que estábamos teniendo. Reímos, charlamos, me divertía paseando, esto era lo que necesitaba para curarme de mi pena, olvidar mi dolor por un rato y no pensar más en ello.

Me sentía resurgir de la oscuridad de la tristeza para volver a ver la luz de la felicidad.

Y todo esos momentos de felicidad cambiaron de un momento a otro cuando se escucharon explosiones cerca. Toda la gente comenzó a correr espantada, incluyéndonos, los escombros de los edificios fueron cayendo hacia nosotros que tratamos en los posible de poder esquivar corriendo con el pánico que estábamos teniendo. Había otras explosiones que continuaron y más pedazos de edificios iban cayendo y derrumbándose por todas partes, hasta incluso sobre nosotros, estaba demasiado cerca de una pila que caía sobre mí.

Entonces...para mí...vino la oscuridad...

Gritos....Gritos...Oscuridad...No veo nada...Solo oigo gritos...Los gritos se apagan...No puedo...No puedo respirar....Aire...Mis amigos...¿Dónde están?

Oscuridad...

Silencio.

No había nada, era un abismo profundo.

Signos vitales.

Rápido se nos va.

Están volviendo.

Sigan con el oxígeno.

Necesita una operación enseguida.

Oscuridad. 

Penumbras.

Dolor.

Silencio.

Oscuridad.


Adrien está bien. Tiene algunas fracturas pero está bien. Pregunta siempre por ti así como yo siempre estoy preocupado por ti.

La nínfula de GabrielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora