Querer

1.3K 137 87
                                    


A pesar de ir a la mansión de Adrien, nunca encontraba la oportunidad de poder sacarle conversación al señor Agreste para que fuera capaz de decirme lo que ocurrió cuando sólo estábamos los dos juntos, que habremos dicho cuando le iba mostrando mis diseños, que charlas tuvimos, nada, no logré conseguir que me lo dijera. Lo único que lograba era verlo cuando iba a almorzar con Adrien y luego se desaparecía en su oficina mientras me iba a hacer la tarea con su hijo.

Y, por alguna razón, me agradaba que nos fuera a acompañar durante el almuerzo.

—¿Ahora, me dirás por qué mencionas el nombre de Gabriel Agreste?

—No lo recuerdo, no sé por qué lo mencioné—le mentí a mi madre mientras me bajaba de mi cama hacia las escaleras—Ni siquiera recuerdo lo que soñé.

Todos los sueños con el señor Agreste eran siempre iguales, siempre me besaba y no comprendía el por qué.

Mientras comía unas galletas, mis padres me miraban con preocupación.

—Creo estar recordando algo que hice.

—¿Y qué has recordado?—me preguntó mi padre.

—¡Imbécil! ¡Imbécil! ...

—Nada importante. Creo que sólo estaba molesta con alguien.

Adrien y yo estábamos caminando por la Torre Eiffel, me tomaba de la mano dándome una gran alegría, nunca creí que por fin Adrien me estaba dando su mano. Estoy tan feliz que al fin suceda, más cerca de Adrien. Hasta que nos detuvimos y me miró fijamente a los ojos.

—Marinette, he querido decirte algo muy importante.

Podía sentir como temblaba a través de su mano sobre la mía.

—Marinette...tú...tú...me gustas mucho.

Casi caigo de la sorpresa, le gusto a Adrien, finalmente me ha dicho que me gusta. Mi corazón saltaba de alegría, luego de tanto tiempo al fin se ha fijado en mí, ya no soy más una amiga para él.

En ese instante en que le sonreía, él me besó.

Solo un beso Marinette, un beso que pueda guardar en mis recuerdos para poder dejarte ir.

Un beso, me toqué mis labios distraía cuando Adrien se separó de mí ¿Qué fue todo eso? ¿Dónde escuché aquellas palabras?

  —¿Qué te sucede?— Me preguntó Adrien viendo la cara que tenía—¿No estás feliz con lo que te dije? ¿Hice algo mal?

—No hiciste nada mal, en verdad estoy feliz, lo he estado esperando desde siempre, Adrien, pero...— hice una pausa pensando en las palabras adecuada— No me siento bien con esta amnesia leve.

—Ya no te preocupes más por eso, en lugar de preocuparte por viejos recuerdos, piensas en los buenos recuerdos que haremos los dos, y esta vez, no habrá nada que impida que los olvides.

Escucharlo decir eso me hacía sentir mejor, tanto que le sonreí y lo abracé con euforia.  

Pero me estaba engañando, no puedo vivir sin mis recuerdos, algo me oprime en mi cabeza.

A partir de ese momento, no me importaba no poder recuperar todos mis recuerdos, finalmente Adrien y yo estábamos juntos y eso era lo que importaba. Sin embargo, el médico me recomendaba seguir con mi tratamiento debido a que podría empeorar mi situación mental si me detenía con las terapias.

Cuando mi salón supo que ahora Adrien y yo estábamos juntos, muchos se sorprendieron, incluso Chloé estaba que se moría de un infarto.

Incluso mis padres se alegraron al saberlo cuando Adrien y yo fuimos a mi casa a hacer la tarea juntos. Cuando nos dimos un beso de despedida lo sentí insípido, me gustaba, pero por alguna razón que desconozco la sensación que tenía era diferente, no lo siento tan dulce como esperaba.

La nínfula de GabrielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora