Temores de Marinette

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La abuela no dejaba de ver las calles de París en nuestro paseo, muchas de las calles habían cambiado desde su partida a China, me explicó, me imagino como hubieran sido en su época el París, debió ser tan distinto a como es ahora.

—Solía vivir en un pequeño departamento con tu madre hace mucho tiempo atrás aquí en París en una calle que han cambiado por locales comerciales. Primero vivía en China y después me quedé a vivir en París hasta que tu madre se volvió adulta.

—Dime abuela ¿Por qué tuviste que dejar China para vivir en París?

Ella se rió cuando le hice aquella pregunta y luego se detuvo en un semi muro a mirar el cielo cubierto de nubes blancas.

—Todo empezó con mi boda, tu abuelo y yo habíamos venido a tomarnos nuestras fotos de boda antes de la ceremonia como se era la tradición, que mejor escena que la ciudad más romántica de Francia. Durante las sesiones de fotos nos enamoramos tanto de París que decidimos formar una vida aquí juntos. 

Podía notar como una sonrisa nostálgica se dibujaba en el rostro de mi abuela.

—Bien, ya conté suficiente, vamos a comprar algunos ingredientes para la cena de esta noche.

Sería grandioso probar un platillo hecho por mi abuela. No puedo esperar a probarlo, de sólo pensarlo ya me está dando hambre. Además que quisiera saber más de mi abuelo, me pregunto cómo es que era él.


—Tu abuela es genial —comentaba Alya que había venido de visita a mi casa.

Después de una charla que había tenido con mi abuela, Alya y yo nos encontramos en mi habitación revisando nuestras tareas.

—Yo al principio pensé que no le entendería nada, pero me quedé sorprendida al ver como hablaba perfectamente el francés.

—Vivió mucho tiempo en Francia, Alya —le expliqué. —Antes de vivir en China.

—¿Sabías que mañana es la fiesta de Chloé? No sigue dejando de presumir en las redes sociales lo grandiosa que será.

—¿Tenías ganas de ir?

—Para nada —replicaba. —No quiero estar rodeada de ese tipo de personas, a menos que algún día me vuelva periodista y tenga que hacer un artículo sobre una fiesta elegante.

—Serías una grandiosa periodista.

—Obviamente, nada me detiene en descubrir la verdad y exponerla al mundo.

—Irónico, y fui yo quien descubrió que Lila era mentirosa.

Demasiado irónico, a pesar de que el sueño de Alya es volverse periodista, no ha hecho mucho como para investigar a fondo si la historia puede ser autentica o simple mentira.

—Tuviste suerte, Marinette, además, tienes que darle un punto a su favor, ella sabía como engatusarnos. Es como si tuviera un don natural para mentir.

Seguimos charlando una de la otra hasta que Alya tuvo que irse, me alegraba poder charlar con ella, excepto cuando me quería seguir insistiendo en la razón por la cual ya no me sentía loca de amor por Adrien. Ya deseo que termine de centrarse de ese tema de una buena vez, ya no me está gustando su insistencia y temo que al final termine cediendo a su  petición.

Si supiera que es por Gabriel.

«Gabriel, me pregunto como se la pasará en aquella fiesta». 

Y yo como quisiera tenerlo a mi lado como aquella vez que estuvimos en mi sofá haciendo nuestro acto sexual y de amor que sólo nosotros podemos hacer el uno del otro.

La nínfula de GabrielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora