Corazón sin dueño

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Debido al efecto de las pastillas me quedé dormida en el pecho desnudo de Gabriel, sentirlo me resultaba cómodo y placentero, pero mientras dormía no existía el tiempo, simplemente soñaba, sintiéndome bien por aquella calidez de su cuerpo .

Al despertar me encontraba en mi cama vestida preguntándome cómo había llegado hasta allí. Hasta que pensé...Gabriel debió haberme traído...y...y...Él me vistió. 

Debí ponerme roja de la vergüenza en ese momento, no por el hecho de quedarme dormida sino por el hecho de que él me haya vestido dormida. Un hombre me ha vestido, es tan embarazoso.


Al día siguiente, logré sentir la ira de Chloé, no le daba gusto la idea de que estuviera con Adrien, como la humillación no le iba a funcionar esta vez, ni las amenazas, trató de golpearme, lo hubiera hecho si no fuera porque Adrien vino a mi rescate.

—Esto es lo más bajo que has hecho, Chloé, no puedo creer que hayas intentado hacer esto.

No importa el regaño que había sufrido ella, desde ese día nunca dejaba de mirarme de manera amenazante en todo el día.

Por otro lado, estaba  pensando cómo voy a hacer para que no sienta que estoy traicionando a Adrien estando con su padre. No puedo sentirme así, tengo que esperar a que Gabriel lo solucione.


Hasta que un día, no lo aguanté más, ya no pude esperar, tal vez fuera a lastimarlo, pero era la mejor opción, eso creo.

—Adrien, tenemos que hablar.

Y ambos salimos hacia el parque, donde fuéramos a estar solos.

—Esto es muy complicado para mí—empecé a decir—Te quiero, pero no es como yo esperaba.

Hice una pausa, no era sencillo, casi sollozo cuando estaba por decirlo.

—Eres un buen chico, Adrien, al que toda chica desearía tener, pero no puedo seguir contigo.

—¿Qué?—exclamó Adrien—¿Por qué?

—Es complicado.

—Por favor, dímelo.

—¡No puedo!—sollocé.

—No te entiendo, sé que te gusto desde el día en que vine a la escuela, y ahora que estoy contigo ya no quieres nada ¿Es por haberme tardado en darme cuenta de ti? Es por siempre verte como amiga, por favor, dímelo—me suplicaba.

—Es que todo fue tan rápido.

—Me estás mintiendo—murmuró.

—No te lo quiero decir y ya, no me digas más, quiero que seamos sólo amigos.

—¡Sólo amigos!—repitió Adrien con un tono de molestia en su voz.

No era sencillo explicárselo, al final todo acabó entre nosotros y yo me fui a mi hogar, soltando lágrimas.

«Cuanto lo siento, Adrien, pero mi corazón ya tiene dueño y no eres tú».


No sé como, pero todos los del salón se habían enterado, incluso Chloé que estaba por organizar una fiesta para celebrar, por su puesto yo no estaría invitada.

Alya insistía en saber mis razones de mi rompimiento con Adrien, yo me negaba a decírselo, hasta que de alguna manera reflexionaba que podía ser que me gustaba alguien más y yo lo negué, lo único que le dije era que todo fue tan acelerado que no era lo que yo quería.

La nínfula de GabrielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora