El llanto de un ángel

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 Al menos tenía los fines de semana para descansar, casi me estreso por las elecciones de mis diseños y pensar que tenía que trabajar junto con Gabriel, pero él se iba a encargar del resto de la organización. Nunca pensé que sería demasiado difícil.

Claro está, que le tuve que dar algunos detalles personales, como cuando le comenté que no quería que el evento fuera en el hotel Le Grand París, es el hotel del alcalde y por su puesto, Chloé Bourgeois no perderá la oportunidad de asistir e intentar humillarme de alguna manera o hacer que el evento salga mal igual a cuando casi arruina la presentación de mi tío con su legendaria sopa celestial, si Adrien y yo no hubiéramos intervenido él no hubiera sido reconocido como el mejor chef del mundo. Pero no le comenté ese detalle a Gabriel, sólo le dije que no quería que fuera allí y él aceptó.

«Me pregunto cuál hotel habrá escogido».

Sin embargo, no fue sencillo explicarle a mis padres ciertas partes por el evento que organizaría Gabriel Agreste con mis diseños, estaban muy entusiasmados con la idea de lo que haría el famoso diseñador de modas de París que no pensaron dos veces en celebrarlo. Sé que el evento podría terminar un poco tarde, pero confío en que sin importar la hora, ellos no se iban a preocupar.

Gabriel les aseguró que todo iba a estar bien, que me cuidaría y se aseguraría que volvería a casa sana y salva, para ellos no fue dificil confiar en él, si no les hubiera asegurado que todo iría bien, tiene más experiencia en estos eventos que yo. Así le dieron la confianza que necesitaba para poder ir al evento sola.


Me fue complicado, pero al final, logré diseñar el traje para Adrien en casa de Gabriel, estaba orgullosa de ese trabajo. Él se vería apuesto con éste traje elegante y de color oscuro, no podía evitar sentirme feliz que finalmente Adrien podrá usar algo mío nuevamente.

—Ya casi todo esta listo, te sugiero que te lleves al hotel un par de cambios de ropa —mencionó Gabriel.

Asentí con la cabeza ante su petición y me levanté de la silla para retirarme a mi casa.

—Espera — y me detuvo justamente en la puerta —.Tu vestido esta casi listo, quiero ver como te queda en caso de que necesite detalles que cambiar.

Obediente lo seguí hasta su habitación, el vestido estaba colocado en un maniquí, me quedé sin palabras al verlo; era más hermoso verlo ya creado que verlo dibujado en papel. Era azul, y justo como el largo que le había pedido, todos los detalles del vestido tenían mariposas, como se ve en los diseños que la marca Gabriel.

Luego, como me lo indicaba me coloqué detrás del biombo que estaba justo allí, debió colocarlo para cambiarme, me parecía adecuado para poder hacerlo, yo tengo unos parecidos en mi habitación, pero los míos son mas gruesos y no tan finos. 

Tuve que ponérmelo con mucho cuidado para no hacerle ningún daño, cuando me terminé de ponérmelo me gustó como me quedaba. Era perfecto, no había ningún detalle que cambiar, al menos a mí me lo pareció mientras me observaba.

—Estás excelente, Marinette.

—Me encanta el vestido, es maravilloso.

Cuando me tomó de los hombros me sonrojé por como me miraba, una mirada que transmitía una dulzura que era increíble de ver en un hombre que a simple vista no se veía capaz de mostrar emociones ante nadie. Había visto tantas facetas de Gabriel Agreste y cada vez me volvía a sorprender, sobre todo por que actuaba distinto ante Adrien o su asistente a diferencia de como se portaba conmigo.

—No puedo esperar a que sea el día del evento.

Y me besó apasionadamente mientras que le correspondía a sus besos.

La nínfula de GabrielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora