Reflejo de verdad

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—No puedo creer que esa Lila haya conseguido eso  comentaba Chloé hacia Sabrina.

Tenía mucha curiosidad cual sería la nueva mentira de Lila. Pero no me agradaba tener que preguntarle a Chloé.

Por suerte, Alya lo sabía igual que Chloé, era algo que casi toda la escuela estaba hablando. Ella se acercó hacia mí brincando de la emoción y me dio la exclusiva: Lila estaba recibiendo vestidos de diseño único hechos por Gabriel Agreste ya que está saliendo con Adrien, quiere que su nuera vista lo mejor. Eso me había dejado sorprendida por el hecho de que sabía de que Gabriel no sería capaz de hacer eso, así que inmediatamente supe que era una mentira, con lo poco que lo he visto y conozco, no haría tal acción.

«Si ella esta recibiendo vestidos de Gabriel Agreste, yo soy una amante de los gatos».

No puedo creer que haya comenzado a decir una nueva mentira esa Lila ¿Hasta dónde llegarán esas mentiras para impresionar a la gente? Ojalá que algún día descubran que es una mentirosa y no es la chica que todos piensan que es. Fabulosa y genial, es más bien una arpía disfrazada de chica buena.

—Lila es fabulosa, Marinette, no sé por qué no te le quieres acercar, podríamos volvernos amigas las tres, incluso podría ayudarte a ser famosa diseñadora en Italia.

No necesito estar cerca de ella ni tampoco quiero tener una relación con ella, lo que más odio son las mentiras.


Nunca creí que algún día terminaría por ver trabajar a Gabriel Agreste en la costura de los vestidos que diseñaba, no conmigo ayudandole en algunos detalles en el antro, que es así como suele llamarlo. Eran bastantes hermosos y complicados, algo más que veía del estilo Gabriel. Creí que tenía toda una agencia trabajando en las costuras de sus diseños, pero él me dijo que, a veces debe trabajar él mismo en sus propios diseños, como yo, que siempre me la paso cosiendo y creando ropa y accesorios.

—Ten cuidado con los bordes, Marinette, el tocado es delicado sobre todo en el busto.

A veces temí arruinarlo cuando lo ayudaba a coser algunos vestidos, era bastante estricto con esto, sobre todo en las puntadas, un simple error y podría enfadarse. No quería enfadarse conmigo y por eso me guiaba en el proceso, enseñándome a como hacerlo de la manera adecuada, aprendiendo a coser de tal forma que el tocado quedaba perfecto, aunque esto fuera un trabajo de varias horas.

—Son hermosos.

—Todo para satisfacer al cliente.

Cada vez que lo veo me sorprende con nuevas cosas, eso pensaba hasta que en mi distracción me pinché el dedo con la aguja, me estaba saliendo sangre y antes de que pudiera hacer algo con mi dedo pinchado, Gabriel me tomó de la mano mientras sacaba de su chaqueta un pañuelo poniéndomelo encima para detener el goteo de sangre. Me sonrojé ante el tacto, me parecía tan considerado su preocupación aunque sólo fuera un pequeño piquete de aguja, sostuvo mi mano hasta que la sangre de la herida se coaguló.

—¿Para quien es este dorado con blanco?

—Para la hija del alcalde.

—Chloé Burgeois.

Que molesto era, no puedo creer que sea para Chloé, ella no se merece un vestido de Gabriel, tanto era mi molestia que no me di cuenta que estaba haciendo algo mal, hasta que Gabriel me detuvo enseguida, creo que le hice una mala puntada al vestido.

—Será mejor que yo continúe solo a partir de aquí.

—Lo lamento, Gabriel. Nunca me ha caído bien Chloé.

La nínfula de GabrielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora